domingo, 3 de septiembre de 2017

Capítulo 35. Planning the next step

Los forzudos mecánicos se las apañaron para sacar al Highwind al exterior y llevarlo hasta la pradera. Estaba sobre unas pequeñas plataformas con ruedas bajo sus soportes principales, pero aun así era un vehículo era grande y pesado. Los que estaban entrenando ya se encontraban en la tercera y última fase, meditando bajo unos árboles, pero las maniobras llamaron su atención y enseguida dejaron el ejercicio a medias para ayudarles con el avión. Cloud el primero.

— ¡Listo! Aquí será perfecto. — Concluyó Cid para dar un descanso al grupo. — Yo me subo y lo probamos. — Dijo mirando a la joven maga al tiempo que le guiñaba un ojo.

— Está bien. Será mejor que os apartéis un poco. — Advirtió Tifa al tiempo que hacía aspavientos con los brazos y caminaba hacia atrás. — Recuerda lo que hemos hablado. — Kanha asintió.

Básicamente habían quedado en hacer la prueba incrementando poco a poco la intensidad del viento. Aun así, Kanha se calzó sus guantes de combate y se los ajustó bien para concentrarse a tope. Esta es nuestra gran oportunidad para acabar con todo esto. Alzó los brazos al aire y éste comenzó a moverse dulcemente generando una brisa que al principio era agradable, pero que enseguida pasó de mover las hojas de los árboles a mover las ramas enteras. Las hélices del Highwind empezaron a girar, pero el avión no hacía ningún gesto que les hiciera pensar que fuese a despegar. Entonces la muchacha intensificó el hechizo y sus compañeros tuvieron que agacharse para no perder el equilibrio y caer. Algunas piezas de los tejados más cercanos empezaron a despegarse y a salir volando. La melena de la hechicera se soltó y se puso en vertical. Ella abrió los brazos y los puso en cruz para conseguir mayor control sobre la energía.  Fue entonces cuando la nave se despegó unos casi imperceptibles centímetros del suelo, distancia que Cid enseguida notó y que le hizo gritar de emoción.

— ¡Mantente así, chica! — Pidió por los altavoces externos. — Sólo un poco más.

Kanha le obedeció y en menos de lo que se pensaban el Highwind tomó altura y se alejó de ellos cómo una flecha. Entonces la chica bajó los brazos y se relajó; el viento desapareció al instante. La energía se calmó y fue en aquel preciso momento que notó una vibración extraña en el cráter que generó el rayo del día anterior, pero enseguida se distrajo por los comentarios de asombro de sus compañeros y, como ellos, alzó la mirada. Todos se habían quedado literalmente con la boca abierta al ver cómo aquel avión surcaba el cielo sin hacer ningún tipo de ruido y a una velocidad increíble.

— ¡Lo hemos conseguido! — Gritó Tifa abrazándose a Barret y este la elevó por los aires como si fuese una niña pequeña al tiempo que reían juntos. Kanha nunca los había visto tan contentos. En contrapartida Cloud parecía consternado, pero no hubo tiempo para preguntas, ni siquiera para las telepáticas. — Si ya tenemos transporte debemos prepararnos para partir lo antes posible. Cuando Cid vuelva estableceremos el momento idóneo para marchar. De momento, tenemos que comprar todo lo necesario para el viaje y la exploración en el Continente Norte, además de abastecernos de todo lo necesario para que los chocobos nos acompañen. El Highwind no precisa combustible, por lo que el mantenimiento de nuestro transporte estará totalmente en manos de Cid que no piensa dejar que nos lo llevemos si él no nos acompaña. La verdad es que no se lo hemos pedido, pero nos ha insistido encarecidamente. — Barret asintió a sus palabras. — Estamos convencidos de que será un gran activo para el grupo. — Enseguida el avión volvió y tomó tierra casi en vertical, como si fuese un helicóptero. Cid bajó de un salto sin poder dejar de reír.

— ¡Esto es una maravilla! — Exclamó al resto del grupo. — ¿Cuándo nos vamos?

— Cuando tú digas. — Respondió Tifa igual de eufórica.

— Llegar a nuestro destino nos tomará alrededor de dos horas, por lo que si salimos de aquí ahora mismo estaríamos allí justo después de comer. — Afirmó el piloto.

— Lo cierto es que no creíamos que fuese a ser tan inminente por lo que aún no estamos preparados para partir. Debemos abastecernos y acomodar las cosas de los chocobos para poderlos subir y que viajen con nosotros. Eso nos tomará tiempo…

— Podemos hacerlo nosotros y que ellos continúen con el entrenamiento. — Propuso Barret.

— Eso mismo iba a decir yo. — Aclaró su compañera. — Nosotros tres nos ocuparemos de todos los preparativos mientras que vosotros aprovecháis hasta el último momento para entrenar. Saldremos mañana al alba.

— Pero primero vamos a guardar el Highwind en el taller y vayamos a comer para reponer fuerzas. — Concluyó el piloto que rebosaba orgullo y felicidad por cada uno de sus poros.

De hecho, la alegría y la ilusión se palpaban en el aire y todos se habían dejado contagiar por ello. Todos excepto Cloud. Kanha se dio cuenta, pero al mismo tiempo también se percató de que no sería buena idea preguntarle. Sabía que era un chico reservado, que sería mejor dejar que fuese él quien diese el primer paso, aunque se podía hacer una idea de a qué venía esa actitud tan negativa. Al fin y al cabo, no hacía mucho que le había confesado el miedo que le daba que llegara ante Sephiroth, que éste le utilizara como si fuese una marioneta y que se volviese peligroso para sus compañeros. Seguro que es eso… Pensó la muchacha.

Enseguida se pusieron manos a la obra: volvieron a calzar las plataformas con ruedas bajo los soportes principales de la nave y la guardaron entre todos para poder ir a comer y a celebrar que podían partir. Era una alegría un tanto amarga porque nadie celebra el ir a una guerra, pero todos lo veían como la única manera de salvar el mundo y que peor sería no poder llegar hasta allí para, por lo menos, intentarlo. Por ese mismo motivo la alegría se fue diluyendo paulatinamente para dar paso al silencio. La comida familiar no fue para nada una celebración, exceptuando a Cid que no podía disimular su orgullo, pero el resto apenas se dirigieron la palabra y evitaban mirarse a los ojos. Cada uno de ellos se enfrentaba secretamente como podía a sus miedos y todos lo sabían. Una vez más, Kanha hacía frente a la situación de una manera distinta. No sentía miedo sino euforia, pero no por la alegría de ver volar al Highwind como Cid, sino porque tenía ganas de acabar con ese temor a la destrucción, ansiaba ver a sus seres queridos sin tener que cargar con el peso de la misión, quería tener la opción de pensar en qué haría después; y para eso debían destruir a Sephiroth y a Jénova y restaurar el equilibrio de la energía vital del planeta. Todo estaba muy cerca y eso la ponía en un estado anímico muy distinto al de sus compañeros.

Después de comer no hubo descanso y los que debían entrenar se fueron directamente a la pradera. Kanha estuvo de pareja con Yuffie toda la sesión: al principio fue la jovencita la que le dio clases de artes marciales y de cómo usar un arma blanca si se diese el caso, más tarde fue la hechicera la que le dio las directrices básicas para usar la magia negra, ya que a todos les parecía más fácil. Lo cierto es que esta segunda parte fue un tanto desesperante porque la muchacha era bastante negada con el uso de la energía y además tenía muy poca paciencia. Sin un mínimo de concentración es imposible… Pensó Kanha consternada. Por suerte o por desgracia la tarde dio paso al ocaso y Cloud dio por finalizada la segunda fase del entrenamiento para empezar con la meditación. Cuando la noche cubrió el paisaje de un manto azul índigo Tifa apareció arropada con un haz de luz proveniente del interior de la casa de Cid y les llamó al tiempo que hacía gestos con las manos para que entraran a cenar. Se les había hecho tarde, pero lo cierto era que tenían que aprovechar hasta el último minuto.

— La nave ya está lista. — Tifa, como líder del grupo, creyó conveniente romper el hielo y al mismo tiempo también acabar con ese silencio tan incómodo que les acompañó durante casi todo el día. Debían hablar y decidir cómo iban a proceder en adelante. — Los chocobos ya descansan en el establo que hemos adaptado en el Highwind para ellos y así mañana no habrá que cargarlos ni generarles un estrés innecesario. Hemos comprado víveres para todos, además de pociones, ungüentos y otros objetos que hemos creído que nos serían útiles. Todo eso ya está listo y colocado en su sitio. Los únicos que faltan por subir somos nosotros y los objetos personales de cada uno. Esta noche, antes de iros a dormir, deberíais preparar lo que os queráis llevar. No hay problemas de espacio; aunque no lo parezca, es un transporte muy grande con cabida para todos, así que sentiros libres de llevaros lo que queráis. Mañana al alba nos iremos. — La chica hizo una pausa para mirarlos a todos, uno a uno, a los ojos. — Si alguien no está seguro de querer seguir adelante con la misión no tiene por qué hacerlo. Sabéis a lo que nos vamos a enfrentar y no os lo reprocharé si decidís no subir a la nave.

— Nadie ha venido obligado hasta aquí. — Dijo Vincent con un tono ascendente, incluso amenazante, aunque sin mostrarse agresivo.

— Cierto, pero entiendo que a algunos nos pueda dar miedo seguir adelante ahora que ya tenemos transporte y que el enfrentamiento parece inminente. — Justificó la chica.

— Como dice Vincent, todos estamos aquí voluntariamente. — Continuó Barret. — Si alguien decide irse también estará en su derecho. — Nadie contestó.

— En todo caso, Barret, Cid y yo hemos estado pensando en cómo actuar una vez lleguemos al continente Norte. — Quiso aclarar Tifa. Entonces Cid se levantó de su silla y apartó una cortina que había en un lateral del comedor para mostrar un mapa de Gaia.

— Nosotros estamos aquí. — Dijo el piloto apuntando un lugar al suroeste del Continente Norte. — Cuando salgamos nos dirigiremos en línea recta hasta la costa. Eso nos llevará un par de horas aproximadamente. En principio, debemos dirigirnos al cráter así que no tomaremos tierra hasta que no estemos bastante cerca. Traducido a tiempo podríamos estar hablando de una hora más de trayecto. La pena es que no puedo aterrizar dentro, os aseguro que si pudiera lo haría...

— Y por eso mismo nos llevamos a los chocobos con nosotros, porque no sabemos lo que nos espera. — Aportó Barret.

— Desde el aire buscaré la zona más cercana al cráter que nos permita tomar tierra y desembarcar. — Continuó el piloto. Por su expresión parecía que esperaba algún tipo de réplica, porque parecía decepcionado con el silencio reinando en la sala, así que Tifa continuó y él se sentó en su silla.

— No tenemos la materia oscura, Jénova es un ente sobrenatural que no tenemos demasiado claro que es pero que debe de ser muy poderosa por el interés que despertaba en el Doctor Hojo y además nos vamos a enfrentar a la leyenda de Soldado. Parece que lo tenemos todo en nuestra contra, ¿verdad? Pues no es así, porque precisamente este escenario es nuestra gran ventaja.

— No entiendo nada. — Dijo finalmente Yuffie con cara de póker.

— Para empezar no se esperan que vayamos a enfrentarlos porque no tenemos nada que les pueda parecer una amenaza.

— ¿Nos estás diciendo que es una misión suicida? — Preguntó la benjamina en un tono que bailaba entre la sorpresa y la indignación. Si su intención es animarnos no lo está haciendo muy bien… Pensó Kanha.

— Os estoy diciendo lo que ellos creen, pero no es así y todos lo sabéis. Jénova creía que Aerith era su verdadera amenaza, que era la única capaz de invocar a Sagrado para echar a perder su plan. Ellos la mataron y ahora están convencidos de que nada les puede hacer sombra y la prueba está en que nos permitieron conservar la materia blanca. Pero nosotros tenemos un as en la manga. — En ese momento todos miraron a la joven hechicera. — Ella también es capaz de llevar a cabo esa hazaña. Tenemos el fragmento y la tenemos a ella, no debemos temer por Meteorito.

— Está claro que esa es la clave, pero no creo que sea tan sencillo. — La interrumpió Vincent que se había vuelto repentinamente activo en la conversación. — Conociendo la mentalidad de los Soldados y teniendo en cuenta que Jénova yace en su interior, estoy seguro que deberemos batallar. Y os aseguro que será duro. Cloud ya ha luchado contra él. — El joven rubio, que había intentado pasar desapercibido, no pudo disimular un escalofrío al sentir su nombre. — ¿Recuerdas algo que nos pueda ayudar cuando tengamos que enfrentarlo? — El chico tragó saliva y levantó la cara para mirarlos a todos e intentar esconder esos sentimientos que le mostraban débil ante el resto.

— Sephiroth es el más grande Soldado que Shinra ha tenido jamás entre sus filas. Ahora sabemos por qué; nació para eso, pero precisamente eso es algo que no podemos cambiar. Sin embargo, lo que os quiero decir es que no se tratan solo de habladurías. Las pocas veces que he visto magia realmente poderosa ha sido de su mano. Lo que hemos estado haciendo estos últimos días no se puede ni comparar con lo que él es capaz de hacer y si su objetivo es generar daño sin limitación no puedo imaginar…

— Pero él está solo. — Le cortó Kanha. — No hay nadie indestructible ni tampoco existe la perfección. Seguro que tiene un punto débil y lo encontraremos.

— Entiendo a lo que te refieres, Cloud. — Prosiguió Tifa. — Yo también estuve allí y le vi luchar contra ti y contra Zack. Sé que es un gran guerrero, pero como dice nuestra amiga él está solo y nosotros somos más.

— ¡Entre todos lo aplastaremos y no será necesario invocar a Sagrado! — Gritó Yuffie golpeando su palma izquierda con el puño derecho.

— En ese caso será necesario pensar en una estrategia. — Sentenció Nanaki.

— Pues tú dirás…

— Aparte de entrenar, estos días he estado observándoos a todos y en base a ello he estado pensando en cómo podríamos actuar, cuáles serían las mejores opciones para conseguir la victoria. Es cierto que yo no sé mucho acerca de Sephiroth, pero a partir de lo que me habéis contado creo que algo podremos hacer. — Todos le escuchaban atentamente. — En primer lugar, debemos detenerles. Si no lo hacemos tal vez no lleven a cabo su plan desde allí, pero sí desde otro lugar en otro momento que ahora mismo desconocemos y sin esa información sería mucho más complicado detenerlos. Ahora sabemos el cuándo y el dónde y precisamente por eso esta es nuestra mejor oportunidad. Para conseguirlo tenemos que empezar por bloquear o destruir a Jénova, que es el cerebro del plan. Pero eso va a ser un tanto complicado teniendo en cuenta que no está viva y que no es algo físico que podamos manipular o dañar.

— No creo que sea tanto problema. — Interrumpió Kanha. — Ya la bloqueé una vez y creo que podría volver a hacerlo. No se espera que yo venga con vosotros, me da por muerta, seguro.

— ¡Fantástico! — Exclamó Tifa cogiéndose al voluminoso brazo negro de Barret.

— En ese caso, una vez bloqueada será cuestión de neutralizar a la leyenda y creo que eso será lo más complicado…

— Somos una ninja, una hechicera blanca, un mago negro, un ex Soldado y un ex Turco. Cinco guerreros bien entrenados contra uno. Creo que por muy fuerte que sea tenemos ventaja…— Aportó Vincent.

— ¡Cierto! — Recalcó Nanaki. — Y aun así estamos todos muy tensos. — La decepción se palpó en el aire.

— Supongo que hasta que no lo superemos no podremos recuperar la sonrisa y la calma…— Reflexionó la joven líder.

— Así es. Y hay más: tenemos que pensar en la posibilidad de que Kanha no pueda bloquear a Jénova o que el proceso para lograrlo le lleve más tiempo del que creía. En ese intervalo de tiempo seguirá comiéndole el coco a su hijo, dándole información que pueda sernos perjudicial.

— Sephiroth no necesita que le susurren al oído para ser un buen estratega. — Dijo Cloud con un cierto aire de admiración. — Ya era una leyenda en Soldado incluso antes de salir de la instrucción. Pasó directamente a la categoría Primera Clase, que es el rango más alto. Sus habilidades y su técnica eran insuperables, despuntaba en todas las disciplinas y además tenía la mente siempre en calma por lo que era un as dirigiendo su destacamento y nunca fallaron en una misión.

— Sí, sí… bla bla bla… una leyenda, claro. — Le interrumpió Yuffie con un tono burlón para quitarle importancia a esas palabras cargadas de preocupación.

— Creo que a estas alturas nadie cree que sea una marioneta a la que una vez le corten los hilos se quede inmóvil. Sephiroth es peligroso por sí mismo y por eso debemos trazar nuestra estrategia desde antes de partir. — Intervino Barret.

— Exacto. — Quiso continuar el guepardo rojo. — Por otro lado, estamos dando por hecho que les vamos a pillar por sorpresa, pero ¿y si cuando lleguemos nos están esperando?

— Eso sería horripilante…— Se estremeció Yuffie.

— Tal vez creamos que nos subestiman y los que les estamos subestimando somos nosotros…— Continuó.

— Y tal vez el creerse tan perfecto y un guerrero tan completo le haga pecar de soberbia. — Quiso decir Kanha. — Tal vez ese sea su punto débil y ahora mismo esté convencido de que la victoria es suya. Tal vez, después de todo, contemos con el factor sorpresa…

— En cualquier caso, tendremos que luchar contra Sephiroth. — Quiso sentenciar Vincent. — Ahí necesitaremos la estrategia.

— Bien. En la lucha contra él nos colocaremos en dos filas: en la delantera estarán los luchadores y en la posterior los hechiceros. Kanha usará magia blanca para proteger a todo el grupo y sanarlo. Yo usaré magia negra para atacar junto a vosotros tres que podréis combinar magia y destreza física para enfrentaros a él. Cloud tú podrías invocar a Ifrit para calentar un poco el ambiente.

— No lo veo claro. — Interrumpió Kanha inesperadamente. Nanaki se quedó sorprendido y la miró esperando una explicación. — Precisamente tú no parabas de decirme en los entrenamientos que era muy importante tener en cuenta los contrahechizos. ¿Quién te dice a ti que Sephiroth no sea resistente al fuego? Cloud le conoce bien, pero él también conoce a Cloud y sabe que puede invocar a Ifrit. ¿De verdad crees que no habrá tomado precauciones en todo este tiempo y que no llevará ningún accesorio que minimice los daños causados por la magia ígnea? — El silencio volvió a imponerse. — Está claro que el espíritu del fuego es una gran baza, pero no me parece apropiado empezar la lucha usándolo cuando no sabemos muy bien lo que nos vamos a encontrar.

— Tienes razón…— Sucumbió el animal. — En ese caso, será mejor que ataquéis físicamente hasta que el enemigo empiece a mostrar sus armas. Le debilitaremos con nuestra lucha conjunta. Recordad que somos cinco y él es sólo uno.

— En cualquier caso, nuestra prioridad es que no invoquen a Meteorito. — Quiso recalcar Tifa. — Lo ideal sería acabar con ellos, pero si nos vemos superados debemos recordar que la prioridad es esa.

— ¿Quieres decir que si conseguimos la materia negra sería suficiente para conseguir la victoria? — Preguntó Kanha.

— Al menos de momento, sí. — Hablaba muy en serio. — Está claro que si somos capaces de acabar con el problema de raíz podremos dar por finalizada nuestra misión y volver a casa. Si alguno de ellos escapa con la materia negra la pesadilla continuará indefinidamente, por lo que ante la imposibilidad de ganar la lucha por lo menos debemos hacer todo lo posible para arrebatársela. — Todos asintieron. — Se está haciendo tarde y es importante descansar. No sabemos si mañana nos enfrentaremos a Sephiroth o si nos llevará varios días dar con él. Está bien hablar del tema, pero no tengo la certeza de que haya ningún adivino en el grupo, por lo que nos falta muchísima información para poder concretar más. No podremos decidir qué vamos a hacer hasta que no lleguemos allí y sepamos a qué nos enfrentamos con más detalles. Así que lo mejor que podemos hacer ahora es descansar y zarpar bien temprano para no alargar más de lo necesario esta agonía.

— Se hará lo que se pueda…— Dijo un cínico Cid después de oír todo lo que había oído y que no se había atrevido a abrir más la boca desde que se había sentado de nuevo en su silla.

— No te preocupes Cid. Tú eres el piloto y tu prioridad será la Highwind, no la lucha. — Quiso tranquilizarle la muchacha.

— ¡Por supuesto! No pienso abandonar mi nave ni tampoco echarme atrás, pero después de oír todo esto será complicado dormir. En fin, al menos descansaremos. Mañana al alba os quiero a todos listos en el taller. Sacaremos la nave y zarparemos antes de que se haga de día. — Los comensales asintieron y empezaron a abandonar la sala.

— ¿Damos una vuelta, Cloud? — Preguntó Kanha cuando ya estaban todos más dispersos.

— Quiero ir a ducharme.

— Sí, yo también, pero antes quisiera hablar contigo.


— Está bien… — La pareja ignoró las miradas indiscretas, sobre todo las femeninas, y se fueron juntos al exterior, hacia la pradera. Kanha volvió a notar aquella vibración extraña, que no cuadraba con la harmonía del resto de energía del lugar, y que provenía del cráter que se había formado con el rayo del día anterior. Me pregunto qué será…

Mapa de Gaia