Cloud le
había dicho que procurara mantenerse a salvo y Reno que una vez entrara en el
laboratorio no habría marcha atrás. Sin embargo, no podía abandonarle cuando
más la necesitaba. “Tal vez un día seas tú quién me salve”, le dijo una vez
antes de entrar en batalla. Quizás ese momento hubiera llegado…
— ¡Vamos,
te estoy dando la oportunidad de elegir! Tienes suerte de que sea yo quien te
custodie porque Elena es bastante antisocial, Rude no suele hablar demasiado y
Tseng… bueno, el jefe es alguien agradable aunque está claro que el más majo
soy yo. Además, las órdenes de Rufus fueron que te acompañara al laboratorio,
así que no tendría que tener este tipo de concesión contigo pero estás de
suerte porque yo también quiero preguntarte cosas y el presidente también
insistió en que fuese amable contigo, así que no creo que me gane una
reprimenda por invitarte a un café antes de acceder al laboratorio. Vamos.
Reno puso
la mano sobre un lector palmar y un rayo verde salió de una rendija de la pared
para hacerle un reconocimiento facial. Segundos después se abrió la puerta,
gruesa, pesada y de alta seguridad. Haciendo un gesto con la mano la invitó a
que le siguiera al interior. Tal vez sea
verdad, que he tenido suerte de que me acompañe él y no otro de los Turcos… pensó
la joven que enseguida empezó a caminar tras él. Cuando se cerró la puerta a
sus espaldas la iluminación aumentó y vio que estaban en un lugar totalmente
metálico y blanquecino, como si fuese una nave espacial.
— Primer
nivel de seguridad. Aquí tienen acceso todos los Soldados que han pasado por la
exposición. El dispositivo de fuera mide los niveles de mako en el organismo y
se basa en los dos puntos fuertes de la energía vital en el cuerpo humano: las
manos, que es donde concentramos la energía cuando queremos lanzar un hechizo,
y en los ojos, que es la puerta más directa a nuestra alma.
— Pero eso
del alma es algo que no está científicamente demostrado… — Las palabras
salieron solas de la boca de la chica y Reno la miró muy sorprendido. Parecía
increíble, pero por un momento se quedó sin palabras.
— Eres muy
divertida, ¿sabes? No sé de dónde sacas esos argumentos, pero lo que dices es
absurdo porque precisamente es el alma lo que mueve la energía vital de este
planeta. Todos tenemos una y por eso estamos vivos. Incluso Gaia lo está.
— Pues si
es así, por esa regla de tres, cualquiera puede tener una relación directa con
el Lifestream, ¿no? La exposición es un proceso innecesario que simplemente
mata a jóvenes aspirantes que realmente no saben a lo que se enfrentan cuando
acuden a Soldado en busca de un futuro. — Reno volvió a quedarse mudo por unos
momentos.
— ¡Qué
interesante! ¿Lifestream dices? Vaya… creo que el profesor estará muy contento
de hablar contigo. — De pronto dejó de caminar y puso la mano en un detector
para abrir una puerta lateral. — Pasa tú primero, por favor. — Dijo moviéndose
como si fuese un bufón que invita a la princesa del castillo a pasar al comedor
real. Eso le hacía sentir incómoda, pero tampoco es que tuviera opción. Al otro
lado sólo había una habitación pequeña con una enorme máquina de bebidas, otra
de artículos para picar, una pequeña papelera y una mesa rectangular con
algunas sillas a su alrededor. — ¿Qué te apetece tomar? — No supo qué decir. —
Vamos, que te invito. ¡Cuando salgas de aquí podrás ir contando a tus amigas
que te invitó un Turco!
— ¿Pero no
dices que no saldré nunca de aquí?
— Es un
decir, chica. — Contestó esbozando una sonrisa insana.
— ¡Me das
asco! — Dijo mientras arrugaba el gesto.
— ¡Gran
elección! — Exclamó volviéndose a la máquina y apretando algunos botones. Kanha
empezó a entender por qué Cloud le había dicho que Reno estaba muy lejos de lo
que aparentaba y que era alguien a quién temer. ¡Está loco! Poco después se sentaron a la mesa, uno frente al otro,
y él le ofreció un vaso de papel con algo que olía a café en su interior. La
verdad era que ella no iba a beber ni una gota de lo que allí hubiera, pero eso
no era algo que a él pareciese importarle lo más mínimo. — Está bien, te
contaré lo que sé del Proyecto Jénova. — La chica se centró en lo que iba a
explicar. — Cuando Zack y Cloud se volvieron locos y se enfrentaron a Sephiroth
yo estaba en Nibelheim salvando civiles del incendio, pero cuando oí que llegaba
el helicóptero de los Turcos me apresuré a ir al reactor. Allí fue dónde conocí
a los que son hoy mis compañeros. Simplemente me dirigí a ellos y les expliqué
todo lo que sabía. Tseng enseguida se fijó en mí y me preguntó si estaba
preparado para pasar por la exposición. ¡Por supuesto que lo estaba! Había
ingresado en Soldado básicamente para eso, para hacerme más fuerte. Así que no
lo dudé e ingresé en un proyecto que ya tenían en marcha. Tras la exposición me
hicieron una evaluación en la que obtuve unos resultados excelentes y eso me
llevó a formar parte de los Turcos. Sin embargo, el profesor selecciona
personalmente a los integrantes de esta élite y me quiso poner a prueba. Para
ello estuve trabajando con él durante un año entero: primero haciendo trabajo
de campo, es decir, recogiendo material y haciéndome hacer misiones de todo
tipo. Poco después quiso que le asistiera en su laboratorio de la Mansión
Shinra. Allí fue dónde me reencontré con Cloud y Zack y debo admitir que fue
toda una sorpresa ya que después del incidente de Nibelheim nunca más se supo
de ellos y nadie hablaba del tema; como si aquello nunca hubiese tenido lugar.
Creí que todos les dábamos por muertos, que simplemente se pasó página, sin
embargo, allí estaban: metidos en unas probetas gigantescas como si fuesen
fetos embalsamados, aunque monitorizaban sus constantes vitales por lo que
enseguida me di cuenta de que seguían vivos. Y, si te soy sincero, lo que
estaban haciendo con ellos no me importó lo más mínimo porque me pareció justo,
ya que habían excedido el límite y aquello era su castigo.
— ¿Cómo
puedes decir eso?
— ¿Qué? Era
lo mejor que les podía pasar. Piensa que el profesor los protegió porque Rufus
los quería matar por haber eliminado a Sephiroth, pero él creía que podrían
sacar más beneficio de ellos si los mantenía con vida. Y allí estaban:
sumergidos en mako puro bajo un coma inducido que les imposibilitaba despertar
y escapar. Sin embargo, Cloud tenía las constantes vitales muy débiles y cada
día debíamos comprobar que seguía con vida porque todos estábamos convencidos
de que no lo superaría. De hecho, estaba allí porque fue él quién abatió a
Sephiroth pero sus estadísticas no le hacían destacar como un soldado que
pudiese pasar de la infantería, por lo que nunca le habrían expuesto a la
energía vital en un proceso normal de selección. Así que parecía condenado a
morir, pero pasaban los días y él iba resistiendo. Ya te digo, estuve allí
varios meses y cada día parecía el último. Durante ese tiempo, les estuvimos
inyectando regularmente un suero que el doctor llamaba “células G”, la cual
cosa no ayudaba a que aquella exposición tan prolongada fuese más llevadera ya
que les provocaba una especie de reacción. Debo añadir que para Zack era todo
bien distinto porque él ya era un soldado de Primera Clase, ya había pasado por
una exposición y su cuerpo podía soportar más fácilmente esos niveles de mako,
por lo que parecía que en su caso el experimento iba a ser un éxito. Al cabo de
unos meses, Hojo me dijo que estaba preparado para ser un Turco, así que volví
a Midgar. Tseng se encargó de instruirme y de darme un compañero. Por lo que
salí de la Mansión Shinra para entrar en un programa de entrenamiento especial
y enseguida me encomendaron aprender a pilotar. Desde entonces soy el encargado
del transporte del grupo más destacado de los Turcos. — El chico sopló el
líquido de su vaso y bebió un sorbo de café. — ¿Me preguntas que qué es el
Proyecto Jénova? Pues no lo sé, chica. Lo único que te puedo decir es que es
algo en lo que el doctor lleva trabajando muchos años y que después de que Zack
y Cloud escaparan de la Mansión Shinra creyó que había perdido algo muy
importante, como si tuviera que volver a empezar de cero. Si te soy sincero,
creo que todo empezó con Génesis y Sephiroth. Por comentarios que le he oído
decir diría que ellos fueron los primeros sujetos de prueba, pero no te lo
podría confirmar.
— ¿Y no
tienes ni idea de lo que era aquel suero?
— Células
de Jénova, pero no me preguntes qué es eso porque no tengo ni idea.
— ¿¡De
Jénova!? ¿Y de dónde las saca?
— Cuando
estuve en el laboratorio se rumoreaba que años atrás habían encontrado un
cadáver en el continente del norte durante una expedición de búsqueda para
nuevos pozos naturales de mako. El doctor pareció maravillado con el tema y se
llevó ese cuerpo a su laboratorio de Nibelheim. De hecho, decían que aquel
reactor se construyó para tener unas instalaciones seguras para custodiarlo.
Creo recordar que dijeron que ese cadáver estaba en el centro del reactor
porque reaccionaba a la energía vital que emanaba de él.
— ¿Pudieron
recuperarlo después de la intrusión de Sephiroth?
— Pues es
curioso que lo preguntes porque ahora que lo mencionas recuerdo que estaba
mutilado, pero sí, lo recuperaron y ahora está aquí, en el laboratorio del
edificio Shinra. Estoy seguro de que el profesor te lo enseñará si se lo pides,
aunque no dudo que tengas que pagar un precio por ello. No es un hombre que
facilite información sobre su investigación con demasiada facilidad.
Aerith dijo que sellaron el cuerpo de Jénova en
el continente del norte y el cadáver que rescataron estaba allí. ¡Tiene que ser
ella! Entonces es verdad que sigue viva… y además Sephiroth era parte del
Proyecto Jénova que, por lo que he entendido, se centraba en inyectar células a
soldados de alto nivel, seguramente para hacerlos más fuertes. Es posible que
él fuese el primer resultado positivo de este proyecto. Por eso era tan
poderoso, por eso trabajaba para la corporación Shinra. Jénova dijo que era su
hijo y Aerith me aseguró que su línea genética acabó con ella cuando la
sellaron porque no tuvo descendencia, pero si lo contemplamos desde esta nueva
perspectiva la cosa cambia y ciertamente se podría decir que sí que es su hijo,
ya que lleva sus genes dentro de él. Sin embargo, algo pasó con él para que de
repente decidiese ir al reactor a destruir el cadáver. Entiendo que de alguna
manera se rebeló contra la corporación Shinra e intentó actuar por su cuenta.
¿Fue Jénova? Tal vez, al igual que conmigo, ¿pudo ponerse en contacto con él?
Pero es raro porque no pasa lo mismo con Cloud, que supuestamente también lleva
sus células. Sin embargo, Génesis también se rebeló contra Shinra y tuvo que
enfrentarse a sus amigos. ¿Podría ser que se enterase de algo y eso lo
trastornó, o que hicieran algo con él que lo enloqueció? ¿Tal vez eso mismo fue
lo que le pasó a Sephiroth en Nibelheim? Lo que no acabo de entender es qué
pintan Zack y Cloud en todo esto. También les inyectaron esas células. Posiblemente
con Zack, que ya había sido expuesto al mako, funcionase, pero ¿y Cloud? ¿Es
que acaso sólo le querían procurar una muerte agónica por haber matado a
Sephiroth? Él no había estado expuesto a la energía vital anteriormente y era
muy posible que no lo superara, pero la verdad es que finalmente lo hizo.
Además, Jénova dijo que Cloud era su transporte para llegar hasta su hijo, que
seguía vivo, por lo que posiblemente ella colaborara en su supervivencia y su
resistencia al exceso de mako en su cuerpo. Aunque si Sephiroth es su hijo
porque lleva su carga genética, ¿por qué no considera que Cloud también lo sea?
De todas maneras Jénova no era una Cetra, aunque podía usar magia… ¡como yo!
¿Quiere eso decir que ella también venía de otro planeta? Eso me hace recordar
que me ha llamado terrícola, por lo que sabe que vengo de la Tierra, cuando mis
compañeros ni siquiera sabían de su existencia. Entonces, ¿ella también es
terrícola? Pero no puede ser… Otra cosa que no me cuadra es que también dijo
que el dolor que le infringía a Cloud aceleraba las cosas… ¿Qué cosas? Si
quiere encontrarse con su hijo y llegar a la Tierra Prometida creo que va por
mal camino... A no ser que…
— No quiero
más café. — Dijo la joven de repente.
— Pero si
no has bebido ni una gota…
— Si estoy
condenada a ir al laboratorio no quiero darle más vueltas. Además, por mucha
información que me des no me es útil, así que prefiero estar junto a Cloud.
— Aunque
estés con él, no podrás hacer nada por protegerle. Para Hojo sois dos sujetos
de estudios distintos, dos investigaciones independientes que no tienen ningún
tipo de relación, por lo que seguramente os mantendrá separados. Además, nunca
recordará tu nombre y le importará tres pepinos lo que sintáis el uno por el
otro.
— ¿Y qué
otra cosa se supone que debo hacer? — Dijo gritando desesperada dando un golpe
con el puño cerrado sobre la mesa y con los ojos cargados de lágrimas. Reno no
se esperaba esa reacción y casi se tiró el café encima. ¡Date prisa pirado y llévame allí!
— De
acuerdo, vamos.
Ambos se
levantaron de la mesa y salieron del cuartucho para seguir caminando por aquel
largo pasillo metálico. Atravesaron otras tres puertas más con sistemas de
seguridad similares a la primera y finalmente llegaron a una sala totalmente
blanca que parecía un almacén de productos sanitarios. No había substancias
sino más bien herramientas como vías, gasas, probetas, tubos y cosas de estas.
Después pasaron por otra con largas mesas y llena de gente vestida con sus
batas blancas que trabajaban con pequeños fogones, microscopios y de más
utensilios propios de un laboratorio. Nadie les prestó atención. A continuación
llegaron a una gran cristalera que separaba esa estancia de un espacio más
oscuro e iluminado con luces más rojizas que contenía cápsulas parecidas a las
que había visto en su visión de la Mansión Shinra además de contenedores como
los que había en el reactor de Nibelheim. Se pararon a contemplar aquello hasta
que Kanha vio que allí también estaban Tseng y Reno, junto al cuerpo de Cloud
que reposaba inerte sobre una camilla o mesa de trabajo. Estaba quieto y no
parecía estar sufriendo aquellos horribles dolores, cosa que la alivió y la
sobrecogió al mismo tiempo.
— ¿Qué le
están haciendo? — Preguntó intentando mantener la compostura.
— Ni idea.
— Enseguida apareció el doctor Hojo de detrás de uno de sus armatostes del
cuarto rojo con una gran inyección cargada con una substancia que parecía mako,
ya que relucía bajo esa luz, parecida a la del primer pasillo, aquel en el que
vio el resplandor en los ojos de Reno.
— ¿Eso son
células G?
— Eso
parece… — Entonces Kanha se movió rápidamente a lo largo de la cristalera
buscando un posible acceso para entrar y detenerlos. Reno, seguro de su
posición, se mantuvo inmóvil, con los brazos cruzados sobre el pecho mientras
observaba los movimientos inútiles y desesperados de su protegida.
— ¡No! —
Gritó ella mientras golpeaba repetidamente el cristal fruto de la impotencia
que sentía por no poder hacer nada para impedir lo que estaba pasando a tan
solo unos metros de ella. Sin embargo, todo fue inútil ya que todo continuó
como si ella no existiera. Ni siquiera los científicos que estaban en el mismo
lado del vidrio que ella dejaron de hacer lo que se supone que estuvieran
haciendo.
— Es
inútil. No te oyen ni tampoco te ven. Este no es un cristal cualquiera y dudo
mucho que lo puedas romper a base de golpes. — El doctor terminó de poner esa
inyección y la retiró con sumo cuidado. Por
lo menos no le tratan mal… Intentó autoconsolarse la joven. — Vamos. — Dijo
Reno con una expresión de compasión que no había visto nunca en él y que
tampoco creyó que algún día vería. — El profesor pronto habrá acabado y querrá
conocerte mejor. Sígueme, por favor. — Y empezó a caminar hacia una puerta
blanca que estaba cerca del cristal.
Kanha se
quedó unos segundos allí mirando a su amigo con la cara pegada al cristal. Cloud… Intentó comunicarse, pero él no
le respondió.
¿Tan poco te importa este chico que no haces
caso de mis advertencias? Era la escalofriante voz de Jénova otra vez. De
pronto el cuerpo del chico empezó a convulsionar sobre la camilla y los dos
Turcos que le habían acompañado hasta allí se apresuraron a sujetarlo. El
doctor Hojo empezó a correr para monitorizar lo que estaba ocurriendo e
intentar paliar la crisis. No estoy
bromeando: ¡o te alejas de nosotros o acabaré con su cerebro! Entonces
Kanha se puso a llorar y corrió a donde Reno la estaba esperando con la puerta
ya abierta.
— ¡Vámonos
de aquí! — Le exclamó cuando pasó por su lado.
Entraron a
otra sala pobremente decorada y con el blanco hospital predominando de nuevo.
Reno cerró la puerta tras de sí quedando aislados de lo que ocurría en el
exterior. Kanha ignoró el mobiliario que había allí. Se sentó en un rincón del
suelo para acurrucarse y conseguir un mínimo de espacio de intimidad para
llorar desconsoladamente, aterrada por la situación.
¿Qué puedo hacer? Pensó. Cloud está al borde de la muerte o puede
que de algo peor. Aerith cree que yo soy la clave para vencer a Jénova y salvar
Gaia. Tifa también tenía puestas sus esperanzas en mí. Sin embargo, aquí estoy:
presa del pánico, impotente ante una situación que se me escapa totalmente de
las manos e incapaz de tomar una decisión que no empeore aún más las cosas. ¿Es
esto el fin?
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