lunes, 19 de diciembre de 2016

Capítulo 21. Shinra Headquarters

Era de noche. Aquel edificio estaba justo en el centro de la ciudad y se podía ver perfectamente la distribución de los ocho reactores de mako que proporcionaban energía a Midgar y que rodeaban aquella enorme construcción. Realmente parecía el epicentro de todo y brillaba como una estrella en el firmamento, ya que el resto del paisaje era oscuro y ni siquiera se veían los suburbios que se extendían más allá de dónde llegaban las farolas. Las vistas eran realmente impresionantes, aunque no pudieron pararse a contemplarlas durante mucho rato, ya que los Turcos se apresuraron a llevarles al interior del edificio. Bajaron por las escaleras de emergencia un par de pisos y después entraron en un ascensor. Ninguno de los prisioneros pudo ver a qué piso se dirigían. Cuando se abrieron las puertas entraron directamente a una gran sala enmoquetada llena de lujos y detalles en dorado. También había algunas filas de soldados rasos, con sus uniformes azules y su casco integral, que formaban a ambos lados dibujando un pasillo central por el que previsiblemente pasarían los recién llegados. Al final de éste había unas cuantas personas esperándoles.

Algo grave está pasando. Musitó Cloud mentalmente.

¿Por qué lo dices?

Rufus no está sólo y el gordo que le acompaña es Heidegger, el jefe de la artillería.

¿Artillería?

Sí, es otra manera de llamar a los soldados rasos, aquellos que aspiran a ser soldados, aquellos que algún día serán expuestos a la energía mako, pero que aún están haciendo ejercicios de infantería.

Los viajeros del helicóptero fueron avanzando por la enorme sala hasta llegar ante lo que parecía el comité de bienvenida.

— Señor. — Tseng hizo una especie de reverencia mostrando sus respetos a un joven apuesto. — Tras varias semanas, hemos conseguido al fin traer a las personas que nos encomendó, sanas y salvas, tal y como se nos ordenó.

— Excelente. — Dijo el joven, rubio y de pelo corto, vestido con un traje totalmente blanco. Tseng se apartó para mostrar sus trofeos con orgullo.

— Elena acompaña a la joven Cetra. Su nombre es Aerith. Rude está junto al ex-soldado que se dio a la fuga, Cloud. Y finalmente, Reno está con la chica que usa la magia blanca sin tener la marca. Ella es Kanha.

¿Cómo puede saber nuestros nombres sin preguntarlos? Se preguntó la joven extranjera sin tener en cuenta que esos pensamientos eran compartidos.

Tseng es muchas cosas desagradables, pero también es una persona que hace su trabajo y que lo hace a la perfección. Por eso está en la posición que está y por eso los Turcos son tan eficaces y temidos. Contestó Cloud con cierta admiración.

Rufus los miró a los tres por unos instantes. Poco después susurró algo al señor regordete que Cloud había dicho que se encargaba de la artillería y éste abandonó rápidamente la sala por una puerta lateral que había al fondo de la sala. Entonces el joven se acercó a los visitantes.

— Os doy la bienvenida a mi casa. Me apena que nos conozcamos en estas circunstancias, pero ya veis que no me ha quedado más remedio. Como os podréis imaginar, al ser una persona tan importante y conocida en esta ciudad, no me queda más remedio que ser precavido, así que he invitado a los Turcos y a algunos de los soldados que tenemos en el edificio para que nos acompañen. Aprovecho para deciros que estamos en el edificio Shinra, es el más alto de Midgar. Y para concertar más, nos encontramos en la parte superior de éste, en mi despacho personal, por lo que si queréis escapar tendréis que pasar por muchas plantas llenas de gente a mis órdenes antes de poder respirar aire fresco. Así que, como imagino que sois conscientes de vuestra situación, creo que no será necesario que continuéis esposados, ¿no os parece? Por favor, quitádselas. — Tseng asintió mirando a sus subordinados y enseguida se las retiraron. — Me encanta recibir visitas, aunque debo admitir que no es lo habitual y, personalmente, estaba muy impaciente por hablar usted, señorita Aerith. Llevamos décadas estudiando a los Cetra, intentando heredar su sabiduría y cuál fue mi sorpresa cuando me enteré de que aún quedaba alguno vivo. — La chica sonrió casi por compromiso. — ¡Vaya! La última Cetra viva… De verdad que es todo un placer conocerla. Considérese mi invitada, por favor.

— Me alegro de complacerle con mi presencia.

—Es mucho más que eso. Tenemos pendiente una larga charla. Tengo miles de cosas que preguntarle y que enseñarle. Toda nuestra organización gira en torno a la energía vital y cómo manipularla para mejorar la calidad de vida de los humanos. Quiero mostrarle lo que hacemos para que nos ayude a hacerlo mejor. Al fin y al cabo, todos saldremos beneficiados.

— ¡Tendrás cara! — Dijo finalmente Cloud cortando el hilo de la conversación de Rufus. — Sólo buscas la manera más eficaz de lucrarte y sabes que el planeta está en peligro por tus temerarias acciones. — Rufus, visiblemente molesto por la intrusión dio la espalda a Aerith para dirigirse a él.

— Cloud Strife… Soldado raso venido arriba tras su fuga de la Mansión Shinra en Nibelheim. No estoy interesado en ti en absoluto. No me importan los detalles de tu fuga, ni tu relación con Zack Fair, ni nada que pueda estar relacionado contigo. Y tú… ¿Kanha? Es cierto que eso de que puedas usar magia sin la marca es bastante interesante, pero creo que Aerith me lo podrá explicar mucho mejor que tú misma. De hecho, creo que debo ser sincero con vosotros y deciros que estáis aquí porque quería conoceros personalmente antes de entregaros al profesor Hojo, pero mi interés en vosotros dos es completamente nulo.

— Sin embargo, yo sí estoy interesado en ellos. — Dijo una voz áspera que provenía del fondo de la sala. Se trataba de un hombre más envejecido de lo que seguramente era en realidad, ataviado con una bata blanca que le llegaba hasta las rodillas y con unas gafas redondas que no le favorecían en absoluto. Era el doctor Hojo. Kanha lo reconoció enseguida de haberlo visto antes, en sus visiones. Rufus se giró y le sonrió mientras que Cloud se tensó ante su presencia y Rude, que aún lo custodiaba aunque mantenía cierta distancia, se puso en guardia por si acaso.

— ¡Exacto! Os he hecho venir aquí porque casualmente el doctor Hojo estaba en su laboratorio de Midgar y estaba totalmente emocionado con la idea de empezar a trabajar con vosotros lo antes posible, así que no tenía demasiado sentido llevaros hasta Nibelheim para que le tuvierais que esperarle allí.

— Veamos que tenemos aquí… — Hojo no escuchó la verborrea de Rufus y prefirió ir directo al grano: se acercó a los recién llegados y los examinó. Primero fue Cloud. Lo miró de arriba abajo mientras el chico se puso recto e intentó relajar su musculatura para no mostrarse tan amenazante aunque la expresión de su cara no podía disimular lo desagradable que era ese hombre para él. — Parece que puedes seguir una vida normal después de todo… Has notado un incremento de tus habilidades de combate, ¿verdad? — No contestó. — Se te ve la marca perfectamente y según las grabaciones de tus intrusiones a nuestras instalaciones sé que tengo razón. No necesito que me lo confirmes. — Acto seguido se giró hacia Aerith. — ¡Esto sí que es una sorpresa! Nunca pensé que volvería a ver una Cetra y mucho menos viva…— ¿Qué ha querido decir con eso? Se preguntó Kanha y esta vez nadie le respondió. — Si quieres venir a mi laboratorio eres bienvenida. Te aseguro que despiertas un inmenso interés en mí y que…

— Profesor, —intervino Rufus— céntrese en sus sujetos de estudio y déjela tranquila. ¡No olvide que la señorita Aerith es mi invitada de honor!

— ¡Por supuesto! — Se apresuró a decir Hojo dando un paso atrás. Y con cierto enojo se giró para mirar a la más joven de los presentes. Se quedó erguido ante ella con los brazos cruzados sobre el pecho, después se acarició el mentón como si estuviera decidiendo alguna cosa y poco después miró a Reno que estaba a unos pasos tras ella. — ¿Y realmente puede hacer todo eso que dijiste?

— Sin duda alguna, doctor. — Contestó con gran entusiasmo contenido.

— Veamos… — El susodicho doctor acercó su cara a la de la chica para observarla de más cerca. Desprendía un olor a rancio que hizo que le repugnara, lo que provocó que arrugara la nariz, pero a él no le importó en lo más mínimo. Incluso se acercó lo suficiente como para rozar la nariz con su pelo castaño e inhalar su aroma.

— ¿Realmente esto es necesario? — Intervino Cloud que ya no podía más, pero no hubo respuesta para él y Hojo continuó con lo suyo.

— Parece increíble que alguien que no tiene conexión con la energía vital pueda usar magia, y mucho menos de alto nivel. — No tienen ni idea… ¿No pueden entender que cualquier ser vivo está conectado con el Lifestream en mayor o menor medida? A mí me parece algo básico… Murmuró Aerith mentalmente mientras esbozaba una sonrisa de satisfacción.

Kanha, recuerda que debes agradar a Rufus. Tienes que conseguir despertar su interés. Le recordó Cloud.

Entonces nos separarán…

¡Eso no importa! No debes ponerte en manos de este demente. No debes ir a la Mansión Shinra.

¿Y tú?

Yo estaré bien. Ya he estado allí, ¿no? No me pasará nada.

¡No me trates como a una niña! Hubo un silencio en sus mentes y también en la sala. Kanha miró al doctor Hojo y éste se había separado de ella para observar con perspectiva. Tanto ella como Cloud no habían podido evitar mirarse intensamente durante esos segundos tensos y el profesor se había percatado, cosa que los Turcos no hicieron en todo el trayecto hasta Midgar.

— Parece una humana normal. — Concluyó mirando a Cloud. — Si es así, no despierta mi interés en absoluto. — El ex soldado suspiró aliviado. — Sin embargo, Reno asegura que la vio lanzar un hechizo de cura desde una distancia de más de cien metros, que es mucho. Elena, por ejemplo, todavía no es capaz de hacerlo y eso que está en la división de élite. Teniendo en cuenta que no tiene la marca, que la magia blanca es más difícil de dominar y que además lanzó ese hechizo desde tan lejos sin fallar el blanco creo que este sujeto es digno de estudio. Además, — continuó mirándolos a ambos alternamente — veo que vosotros dos tenéis un punto de conexión especial. — Añadió señalando a la pareja. — Esto me parece tremendamente interesante porque puede ser consecuencia de tu tratamiento, chico.

— ¿Tratamiento? — Quiso saber el interesado.

— ¿No lo recuerdas? — Preguntó Hojo un tanto sorprendido. — Bueno, la verdad es que creí que no lo superarías. De hecho, estaba esperando a que murieras para poder dar de baja tu historial y seguir exclusivamente con el otro sujeto.

— ¿El otro sujeto? — Volvió a preguntar.

— Zack. — Aclaró Tseng.

— No me importan los nombres, sino los resultados, y mi proyecto se vio truncado por culpa de unos ineptos…— Rugió mirando a Heidegger, el jefe de la infantería, quien carraspeó como si se quisiera aclarar la garganta. — Tus inútiles soldaditos de plomo acabaron no sólo con mi sujeto de pruebas más importante sino que además dejaron escapar al segundo, que, aunque resultó ser un fracaso, no dejaba de ser importante para mi proyecto. — Continuó subiendo el tono y acercándose con un dedo índice amenazante que no paraba de incriminar al más entrado en carnes del grupo. — Y debes saber que se trataba del proyecto más importante en el que he trabajado en toda mi vida. ¡Será la culminación de mi carrera!

— Entonces que Cloud esté aquí son buenas noticias para usted, profesor. — Apuntó Rufus, intentando calmar un poco los ánimos.

— ¿Quién? ¿El sujeto 67?

— ¡Él es Cloud! — Explotó Kanha ante la pedantería del doctor. — Es un Soldado de Primera Clase, experto en magia negra y una excelente persona. Será mejor que recuerde su nombre, profesor, porque también es muchas más cosas, pero le puedo asegurar que en ningún caso es un fracaso. — El chico relajó un poco su semblante dedicándole una diminuta sonrisa de agradecimiento.

— Bueno, niña, eso depende de cuál sea su propósito en esta vida. Si se trata de luchar como Soldado tal vez sea más competente ahora, después de haber pasado por la exposición. En ese caso posiblemente sea exitoso. Pero si se trata de ser un sujeto de pruebas del Proyecto Jénova — ¡¿Como ha dicho?! — en el que casi muere por la exposición a la energía vital, sí, este chico es un fracaso. Aunque valorando su estado actual, tal vez le infravaloré…

— ¿Jénova? — Repitió Cloud en voz alta.

Te dije que volverías a oír mi nombre, terrícola… Carcajeó la voz de la siniestra mujer en su cabeza y acto seguido su amigo volvió a ser víctima de uno de sus repentinos dolores de cabeza, pero en esta ocasión el dolor fue tal que no lo pudo disimular y acabó llevándose las manos a la cabeza para contenerlo. Rude enseguida se puso en guardia, como si esperara un movimiento hostil, una maniobra desesperada de un posible intento de huida, pero no se trataba de un truco y el siguiente movimiento fue el de hincar las rodillas en el suelo porque fue incapaz de soportarlo más.

— ¡Agh! ¡Aaaaaaaah!

— ¡Cloud! — Kanha se lanzó rauda al suelo, junto a él, para atenderlo sin importarle la custodia de los Turcos o de la infantería de Soldado ni tampoco que estuviera allí el profesor Hojo o el mismísimo presidente de Shinra. Él enseguida se refugió en sus brazos, apretándola con fuerza. Tenía los ojos idos y jadeaba entre grito y grito apretando los dientes.

Aléjate de él, niña, o destruiré su cerebro. La chica se horrorizó al oír de nuevo esa espeluznante voz y le soltó instintivamente. Ya te advertí que no te entrometieras. Pensé que serías más inteligente…

¿Pero qué quieres de él? ¿Es necesario que le infrinjas dolor? ¿Tanto?

No es necesario pero me sirve para acelerar las cosas.

¿Acelerar el qué? Entonces Reno la separó de Cloud y ella no se resistió.

— No podemos esperar más tiempo. Esto debe ser consecuencia del tratamiento. ¡Llevadlo al laboratorio! — Totalmente vulnerable al dolor cayó inconsciente y Rude y Tseng se apresuraron a levantarlo del suelo sujetándolo cada uno por un brazo para llevarlo a rastras hasta el laboratorio del edificio.

Cloud… Pero no hubo respuesta. El doctor Hojo iba delante indicando el camino a tomar y en unos segundos ya no estaban en la sala. Reno y Elena se quedaron allí, custodiando a las dos visitantes restantes.

— Vaya… menudo imprevisto… — Dijo finalmente Rufus. — Estoy encantado de quedarme  sólo con las damas, pero creo que será mejor poner las cosas en su sitio cuanto antes, así que Reno, acompaña a la señorita al laboratorio, por favor. Tengo que hablar con Aerith a solas. — El pelirrojo simplemente obedeció y la cogió del codo para obligarla a moverse. — ¿Es que no me has oído? Te he dicho que la acompañes, no que la obligues a ir, y sobretodo sé amable con ella.

— Pero…

— Estoy seguro de que está deseando volver a reunirse con su amiguito. No hace falta que seas tan brusco.

— Entendido. Es por aquí, por favor. — Le dijo indicándole el camino con las manos, incluso teatralizando la acción. Rufus sonrió complacido mientras les daba la espalda para centrarse exclusivamente en la Cetra.

Salieron por la misma puerta lateral que el pelotón anterior. Al atravesarla dieron a una serie de pasillos que parecían secundarios y con una iluminación bastante pobre. Eran estrechos y con muchas curvas. Tuvieron que bajar varios tramos de escalera hasta llegar a otro ascensor que más bien parecía un montacargas y allí fue donde Reno se volvió a desatar.

— Me ha impactado ver a Cloud así. ¡Vaya! — Se pasó la mano por el pelo, alborotándoselo aún más. — Cuando fuimos a la caza de Zack yo pilotaba y no llegamos a verlos porque los soldados rasos nos informaron de su ejecución y confirmaron también la muerte de Cloud, así que nos ordenaron volver a la base. ¡No veas el cabreo que pescó el doctorcillo! Tuvimos que tragarnos sus insultos y despropósitos sin siquiera poder levantar la vista. Sólo te digo que el destacamento que tomó parte en esa misión pasó a mejor vida a raíz de eso. — Kanha parecía estar entre dos aguas: en un plano astral en el que intentaba dar sentido a toda esa locura mientras que procuraba escuchar lo que le decía el Turco, ya que también era de su interés. — La última vez que vi a Cloud antes de que pasara a ser parte del proyecto de Hojo aún éramos compañeros de artillería. Ya entonces no era la alegría de la huerta, pero era uno más como cualquier otro. Creo que sus problemas empezaron cuando se creó un vínculo entre Zack y él y diría que eso fue su perdición porque él se metió en un lío y Cloud le siguió sin dudarlo.

— Zack simplemente defendió a los aldeanos de Nibelheim. ¡Sephiroth se volvió loco! — Dijo finalmente la chica. Creyó que estar a solas con Reno podría ser bastante beneficioso para sacarle información. Era cuestión de saber formular las preguntas adecuadas y con las palabras bien medidas.

— Otro que tampoco era la alegría de la huerta, pero, a diferencia de él, éste era muy admirado.

— Y temido. — Las puertas del ascensor se abrieron y empezaron a desfilar por otro pasillo que tampoco precisaba de demasiada iluminación. Además, en esta ocasión las luces eran de un tono rojizo un poco extraño.

— Cierto. Sin embargo, una cosa no quita a la otra. En Soldado era considerado una leyenda, junto a sus dos compañeros: Génesis y Angeal. —Caminaban a la par, como si fuesen dos amigos cualesquiera conversando y Reno esperaba una reacción de ella que no llegó, así que continuó. — Si conocías a Zack seguro que en algún momento pronunció el nombre de Angeal. — Otro silencio incómodo. — Era su mentor. Aquel espadón que llevaba se lo dio él. ¿No te lo contó? — Entonces Kanha recordó que Reno no estuvo durante los combates contra los Turcos y que Cloud siempre invocaba su arma justo antes de empezar la batalla, por lo que el pelirrojo aún no la había visto en sus manos y desconocía esa conexión.

— Sí, algo mencionó de que se lo dio en una situación bastante desagradable.

— Si… — Contestó sonriente con una expresión digna de alguien que divaga por un recuerdo agradable.

 ¿Y qué pasó con Génesis?

— Bueno, era alguien muy parecido a Sephiroth: solitario, poderoso, alguien admirado y temido.

— ¿”Era”? ¿Murió?

— Sí, hace unos años. Desertó de Soldado y Angeal y Sephiroth se encargaron de él.

— ¿Y qué pasó con Angeal?

— Zack lo mató. — Kanha no se esperaba una respuesta así y se llevó las manos a la boca esbozando una expresión que se difuminaba entre la sorpresa y el miedo. — Fue así como Hojo lo ascendió a Soldado de Primera Clase. — La chica no entendía nada.

— ¿Lo ascendieron por matar a su mentor?

— No exactamente… Bueno, es más complicado de lo que parece. — Dijo el muchacho dándose cuenta de su desconcierto. Queriendo buscar respuestas cada vez se encontraba con más encrucijadas. Además, se estaba desviando del tema, así que intentó retomar la conversación en un punto de interés para ella.

— ¿Y todo esto es por el Proyecto Jénova? — Se aventuró a preguntar.

— Sí. El doctor está obsesionado. Yo llevo en los Turcos desde después del altercado en Nibelheim, es decir, unos cinco años, y hasta hace poco no se ha aprendido mi nombre. Tiene el coco tan lleno de datos que pasa de retener información que no sea de su interés.

— Pero sí se ha acordado del de Elena.

— Sí, porque ella tiene un vínculo personal con la corporación. — Volvían a desviarse.

— ¿Por qué me cuentas todo esto? — Kanha sabía que Reno no era estúpido y que su verborrea desenfrenada no era un sinsentido. — ¿Por qué respondes a todas mis preguntas?

— ¿Y por qué no? ¿Qué podrías hacer con toda esta información? Estás acabada, Kanha. — Ambos pararon de caminar para mirarse de frente. — Al final de este pasillo hay una serie de puertas blindadas que dan acceso a una instalaciones de alta seguridad. Es muy difícil entrar si no se sabe exactamente cómo y te aseguro que salir es imposible si no tienes autorización. Cuando nos vimos la primera vez en la iglesia de los Suburbios me quedé muy sorprendido de encontrar a Cloud, así que os espié desde otro ángulo para rastrear vuestros movimientos y encontrar a Aerith más rápidamente. Me llevé otra gran sorpresa al ver que mi antiguo compañero era capaz de mover rocas de ese tamaño con tanta facilidad y me quedé anonadado cuando te vi usar la magia blanca con una persona tan magullada hasta el punto de curarla por completo. Fue tan increíble que no fui capaz de informar de ello. ¡No me hubiesen creído! Simplemente dije que había localizado a Cloud y por eso se convirtió en otro de nuestros objetivos.

— Él no dudó ni por un momento que lo delatarías.

— Porque es un chico listo y porque sabe cómo funcionan las cosas aquí. La segunda vez que nos vimos quise cerciorarme de que eras capaz de usar esa magia tan extraordinaria y pasé completamente del combate para buscarte y ver lo que eras capaz de hacer. Entonces te vi concentrar la magia entre tus manos y lanzar el hechizo para que Cloud se recuperara. Me fijé muy bien en cada uno de tus movimientos para asegurarme de que no eran visiones o de que me estaba confundiendo de alguna manera que no pudiese entender, así que me aseguré de eras tú y no la Cetra quien hacía la magia blanca. Ya es increíble que Cloud se pudiera enfrentar sólo en combate al jefe Tseng. La exposición a la que fue sometida realmente lo hizo más fuerte, pero con un apoyo como el tuyo le hacía prácticamente indestructible y no nos interesaba, así que no te pude obviar de mis informes por más tiempo. — Entonces Reno la cogió de la base de la cabeza y se la acercó a la cara para mirarla de más cerca. — Y no tienes la marca…— El resplandor mako brillaba intensamente en los ojos del chico bajo esa luz enfermiza. Ella intentó zafarse pero notó que la fuerza de su captor era similar a la de su amigo y que no podía hacer nada, al menos a nivel físico. De repente la soltó y continuó caminando. — Vamos, estamos a punto de llegar.

— Si voy a morir, ¿por qué no me explicas todo lo que sabes del Proyecto Jénova? — El chico paró de nuevo en seco y se puso a reír como si fuese un psicópata mientras se giraba lentamente hacia ella. — ¡¿Qué pasa?!


— Yo no he dicho que vayas a morir. Muerta no le sirves al doctor. Te he dicho que entrar a su laboratorio será tu fin. ¿De verdad lo has interpretado como si te estuviera amenazando a ese nivel? No, guapa, no. ¿Quieres saber qué es el Proyecto Jénova? En tal caso debes saber que será una explicación que nos tomará un buen rato y que aquí, en medio de un pasillo hediondo y mohoso, será incómodo. Además, no sé si recuerdas cómo estaba Cloud cuando se lo han llevado. Valóralo: ¿qué te interesa más: saber más sobre el proyecto o reunirte con él? — Parecía una pregunta de fácil respuesta ya que, evidentemente él era muchísimo más importante, pero sentía que la información que pudiese recabar sería de vital importancia para expulsar a Jénova de la mente de su chico. Cloud… ¿Estás bien? ¿Me oyes? ¿Qué debo hacer? Pero no hubo respuesta.

El Doctor Hojo

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