sábado, 26 de agosto de 2017

Capítulo 34. Training hard

El entrenamiento de la tarde fue similar al de la mañana. Nanaki se mostró muy interesado en volver a tener a Kanha como compañera porque la veía como un reto personal y porque defendía que podrían aprender mucho el uno del otro. La chica no estaba muy de acuerdo con él; tenían maneras distintas de entender cómo funcionaba la magia. Tal vez era porque el guepardo había accedido a sus habilidades a través de procesos sintéticos por lo que le era muy difícil entender la esencia del manejo de la energía vital y discrepaban en algunos aspectos básicos. Sin embargo, Kanha debía admitir que él tenía razón en una cosa y es que la experiencia era un plus que ella no tenía, por lo que practicar con alguien hábil en ese campo como él podría resultar bastante productivo para ambos. Aun así, el organizador del entrenamiento creyó que sería mejor seguir con las rotaciones y que todos entrenaran con todos, por lo que así se hizo.

De camino a la posada, tras la fase de meditación, Cloud ralentizó el paso para observar el taller donde trabajaba el resto del grupo. El sol ya se estaba poniendo y las casas y calles de Junon empezaban a encender las luces de su interior. Estaba claro que finalmente no podrían hacer la primera prueba de vuelo aquel día, así que con un semblante un tanto decepcionado volvió a acelerar el paso y alcanzó al resto de sus compañeros que iban derechos a ducharse y a arreglarse para poder ir a cenar a casa de Cid y ponerse al día de la situación actual. Una vez allí los mecánicos informaron de que la nave estaba casi lista, pero que les faltaba una pieza que no tenían. Cid dijo que podía forjarla él mismo, pero que eso implicaba toda una mañana de faena, por lo que la prueba no sería posible al menos hasta la tarde. Tifa le recordó a Cloud lo importante que era que aprovecharan el tiempo para entrenarse a fondo y él aceptó de nuevo su responsabilidad, por lo que a la mañana siguiente tocaba otra sesión de duro entrenamiento.

Aquella noche, todo el mundo estaba muy cansado, incluso Kanha que además había empalmado dos jornadas seguidas. Aun así, antes de quedarse dormida del todo quiso concentrarse en la energía vital de sus compañeros para memorizar sus frecuencias y tenerlas presentes cuando llegase el momento. Cada vez que hacía ese ejercicio se daba cuenta de lo acompañada que estaba y no sólo por ellos, sino también por el resto de seres vivos que formaban parte de su entorno. Esa sensación la reconfortaba enormemente y con esa paz en el corazón se refugió en los brazos de Morfeo.

Al día siguiente, bien temprano, Cloud despertó a todos sus “guerreros” para ir a entrenar. Todavía no era ni de día.

— Hoy debéis llevaros vuestras armas. Lucharemos más seriamente. — Dijo con una expresión en la cara que no dejó lugar a dudas: no era un farol. Entonces, el joven rubio se acercó a ella, rebuscó en una pequeña bolsa que llevaba colgada del cinturón y sacó sus guantes de cuero. Kanha casi había olvidado que los usaba para concentrar mejor la energía vital. — Te los he estado guardando. — Dijo Cloud suavizando el tono. — Cógelos. Son tuyos.

Desde que había normalizado su propia energía vital y era capaz de controlarla a tan alto nivel, ni se había acordado más de que anteriormente había precisado canalizadores. No estaba segura de si cogerlos o no, pero Cloud no parecía estar dispuesto a hacer excepciones y desde luego ella no quería ser un motivo de discordia, así que los aceptó y le sonrió tímidamente.

— Gracias. — Le dijo y el chico se giró y se fue con el resto del grupo para empezar lo antes posible, sin siquiera corresponderle con un gesto de asentimiento. Un tanto descortés por su parte, pero Kanha ya se había acostumbrado a esas reacciones de Cloud.

Cuando llegaron al descampado se pusieron en círculo para escuchar cómo se iban a repartir los ejercicios del día.

— Como ya os expliqué ayer, el entrenamiento consta de tres partes: calentamiento, lucha y meditación. Cada una de ellas es igual de importante, por lo que os aconsejo que os las toméis todas en serio. — Recalcó mirando directamente a Yuffie que había salido de la posada bostezando y aún lo estaba haciendo. — Todos estamos aquí voluntariamente y todos sabemos a qué nos enfrentamos y que la derrota no es una opción. En otras palabras, esto se reduce a victoria o muerte, por lo que nos lo jugamos todo y no podemos andarnos con chiquitas. — El ambiente se tensó al acto y Yuffie cerró la boca. — Ayer entrenamos habilidades físicas y mágicas, pero con las manos desnudas. Hoy haremos lo mismo con nuestras armas. En principio, las batallas se intensificarán, pero no olvidéis que, aunque os lo debéis tomar en serio, esto no es más que otro entrenamiento, por lo que procurad no haceros daño porque eso no sería más que un absurdo error y un inconveniente para todo el grupo. — En esta ocasión miró a su compañera y ella se ruborizó.

No lo hago intencionadamente. Aún estoy poniendo a prueba lo que he aprendido… Se quejó Kanha telepáticamente, pero Cloud actuó como si no hubiese oído nada.

— El objetivo del entrenamiento de ayer era conocernos en el campo de batalla, saber cuáles son nuestras virtudes y nuestras debilidades para poder trazar una estrategia de actuación con más datos y, por lo tanto, que sea más efectiva. El objetivo de hoy es más o menos el mismo, pero con las armas que normalmente usamos y teniendo en cuenta que también nos podemos encontrar con que nos las arrebaten y debamos volver a luchar con las manos desnudas. No podemos descartar ninguna posibilidad, debemos tener en cuenta todas las variables para sopesarlas y adelantarnos. Ya sabéis lo importante que es todo esto para todos, no solo para nosotros. — Hablaba totalmente en serio y nadie se lo tomaba a risa. Cloud los miraba uno a uno a los ojos buscando un atisbo de duda, de indecisión, de miedo, pero no encontró nada que le alarmara: todos estaban dispuestos a seguir adelante. — ¿Alguna pregunta? — Nadie dijo nada. Ni siquiera Yuffie. — En ese caso empecemos con el calentamiento. — Enseguida se pusieron a correr bordeando el prado en el que entrenaban y que tenía en la zona central un cráter por el rayo que había caído el día anterior.

Cuando llegó el momento de hacer las parejas Kanha se calzó sus guantes con un poco de miedo, así que no se pudo resistir a plantearle sus temores a su más que amigo. ¿Estás seguro de esto, Cloud? Si ayer invoqué un rayo que ha hecho un cráter así, ¿cómo será hoy si lo hago con los guantes? Podría herir a alguien…

Estoy de acuerdo en que podría ser peligroso, pero en tu caso el reto será controlarte. Cuando estemos ante Sephiroth no tendrás que frenarte y tendrás carta blanca para usar todo tu potencial, pero esto es solo un entrenamiento. Recuérdalo.

En ese caso échame una mano, no me dejes sola con esto. Entonces Kanha se desconcentró porque se percató de que Vincent la estaba observando demasiado intensamente.

— No te preocupes. — Le dijo inesperadamente. — Voy a hablar con Cloud. Creo que después de lo de ayer será mejor que varíe un poco la dinámica del entrenamiento de hoy si realmente quiere que no haya heridos.

Enseguida se puso en marcha y se acercó al joven coordinador para exponerle su idea. Kanha se quedó boquiabierta con lo extraño de la situación ya que era la primera vez que el ex Turco le dirigía la palabra sin que fuese parte de una conversación con terceros o como respuesta a una pregunta directa. Vincent era una persona extremadamente reservada, casi nunca hablaba y todos sabían que era muy valioso por lo que callaba. Para ella era como un cofre sorpresa porque a duras penas sabía algo de él. No lo había descubierto en el juego ni tampoco era que le hubiesen dado más información sobre él, exceptuando la historia que les contó sobre su mujer y el nacimiento de Sephiroth. Unos segundos después, Cloud levantaba el brazo al tiempo que silbaba para llamar la atención de sus compañeros.

— Cambio de planes. Justamente porque no queremos que nadie salga herido, vamos a hacer una prueba antes de empezar. Kanha, — aquellos ojos azules la miraron directamente de una manera tan intensa e inesperada que se sintió intimidada por ellos — prepárate porque vamos a ver de lo que eres capaz.

— ¿Qué quieres decir? — Preguntó la joven.

— Vincent y yo nos vamos a enfrentar a ti, pero no va a ser un combate, sino que vamos a probar tu potencial con la magia, tanto blanca como negra. Nosotros, el grupo entero, también tenemos la necesidad de saber hasta dónde llegas y, aunque no te vamos a empujar hasta tu límite, sí que vamos a probar algunas cosas.

— ¿Y los demás qué hacemos? — Quiso saber Yuffie. Al estar hablando de magia se sintió un poco excluida.

— De momento, mirar lo que hacemos y tomar nota de lo que creéis que se puede mejorar. Empecemos.

Kanha sintió miedo, se miró los guantes y se acarició las manos pensando en cuánto daño podría hacerles, a ellos, a los que llevaba meses intentando proteger. Cloud, una vez más, se había puesto a caminar dejándola atrás, esperando que le siguiera y ella miraba cómo se alejaba sin volverse. Vincent se dio cuenta y se acercó a ella.

— No eres la única que tiene miedo, todos lo tenemos y cada uno lo expresa a su manera. Pero no debes temer por nosotros, Cloud y yo somos guerreros bien entrenados. Pasar por Shinra también tenía que tener algo positivo. — Kanha le agradeció sus palabras con una sonrisa y se pusieron a caminar juntos hasta el centro de la pradera. Nanaki no estaba demasiado satisfecho con la decisión de última hora porque él también quería formar parte del epicentro, pero Yuffie estaba eufórica y no paraba de hacerle preguntas sobre magia que le tenían bien entretenido, aunque ninguno de los dos estaba dispuesto a perderse ni un sólo detalle de lo que allí se aconteciera.

— Bien. — Dijo Cloud invocando su espadón. — ¡Empecemos!

Vincent la miró a los ojos y asintió. Como si fuese un cowboy, tenía su pistola en la mano aunque no la había sacado aún de la funda que llevaba alrededor de la cintura; listo para apuntar y disparar. Ella apretó los labios y los puños. El ambiente era muy tenso. Kanha cerró los ojos, respiró hondo y buscó esa conexión que tan poderosa la hacía sentir. Notó la energía de todos y el miedo en cada uno de sus corazones. A pesar de que era algo negativo a ella la tranquilizó. Entonces abrió los ojos, puso las palmas de las manos delante suyo, una encima de la otra, y empezó a invocar la energía del agua. Las vibraciones que la rodeaban empezaron a cambiar para moldearse tal y como ella quería y generar una acumulación ante ella que pronto se transformó en una ola enorme que barrió toda la pradera. Lo hizo con mucho cuidado, intentando no acumular demasiada energía, pero incluso así, con los guantes puestos, era complicado no pasarse. Así fue cómo todos se dieron una ducha matutina.

— Kanha aún eres lenta invocando. ¡Debes hacerlo más rápido y vosotros debéis pensar en los contrahechizos! — Gritó Nanaki después de sacudirse.

Tiene razón. Y antes de que se volviera a concentrar un Vincent totalmente empapado estaba invocando un hechizo de fuego que cada vez se hacía más potente. La reacción de Kanha fue imitarle y como si de una competición se tratara ambos se lanzaron una bola incandescente y estas chocaron a medio camino consumiéndose la una a la otra. Sin dar tiempo a pensar en el siguiente paso, Cloud ya estaba invocando a Ifrit, el espíritu del fuego, y la joven se puso en guardia. ¡No sé cuáles son los contrahechizos! Se lamentó, pero ya era demasiado tarde porque el toro de fuego estaba allí para enfrentarse a ella. Ifrit era rápido y su fuerte era el calor. Cloud lo controlaba y tenía pinta de tomárselo bastante en serio. El primer ataque llegó casi al instante después de aparecerse ante ellos y la chica no tuvo tiempo de protegerse con magia, así que tuvo que fiarse de sus reflejos y esquivarlo físicamente. Pero, como si lo hubiera hecho toda la vida, usó la magia blanca para crear una barrera que la protegería de los ataques mágicos. Para ella era más fácil usar la magia blanca porque no tenía que concentrar energía externa, sino que simplemente canalizaba la suya propia. ¡Si lo suyo es el calor, lo mío será el frío! Se dijo a sí misma totalmente motivada. Con sus compañeros fuera del alcance de sus hechizos Kanha se sintió mucho mejor, más libre para dar rienda suelta a su potencial por descubrir. Así que mientras esquivaba los ataques de Ifrit, ella iba concentrando la magia de su alrededor para crear un hechizo de hielo. Cuando lo tuvo listo, simplemente extendió de nuevo las palmas de sus manos ante ella para canalizarla y proyectarla sobre su rival. Ifrit no se esperaba un ataque así de una niña que no hacía más que esquivarle todo el rato, así que no hizo ni el más mínimo gesto por intentar protegerse y aceptó el ataque como si no fuese más que una picadura molesta de un mosquito insignificante. Sin embargo, cuando el hechizo estaba a punto de tocarle cambió su forma y se intensificó exponencialmente, sorprendiéndole y dejándole bastante malherido. No obstante, no lo derribó y su furia hizo que su cuerpo incandescente se incendiara aún más. Lleno de ira se elevó en el aire y empezó a invocar una lluvia de fuego. Kanha sabía que era su blanco principal, pero aquel ataque podría alcanzar a sus compañeros o incluso a los aldeanos de Junon, por lo que debía detenerlo. Así que alzó los brazos y el viento empezó a soplar a su antojo, cada vez más fuerte, hasta que Ifrit empezó a desestabilizarse y tuvo que volver a tierra firme. Sin embargo, el ataque continuaba y a la chica no le quedó otra que intentar bloquearlo antes de que se extendiera. Se puso a cuatro patas y concentró toda la energía del agua en sus manos. En unos segundos al páramo se convirtió en una charca y las llamaradas que bajaron del cielo encontraron su final al tocar al suelo, aunque estaba tan concentrada en proteger a los demás que se olvidó de sí misma y algunas de ellas le alcanzaron. Kanha se revolcó sobre la superficie encharcada para deshacerse de las llamas y enseguida se puso en guardia. Sorprendentemente Ifrit ya no estaba, pero Vincent no le daba tregua y volvía al ataque. El cielo se había encapotado y la energía del rayo estaba muy presente. Con el suelo cubierto de agua era muy peligroso lanzar un ataque eléctrico, así que Kanha invocó el poder del fuego para secarse lo antes posible. No tuvo demasiado tiempo y recibió el impacto del rayo. Aunque había sido todo muy rápido, lo había sopesado antes de cometer tal estupidez: sabía que tendría tiempo suficiente para secar el suelo por lo menos hasta un metro de radio a su alrededor y que además todavía tenía la barrera mágica activa, o sea que lo más acertado para evitar un mal mayor era recibir el ataque directamente y así evitar que llegara a las zonas mojadas. Cuando le llegó la descarga sintió pavor por unos instantes que se le volvieron demasiado largos. Un rayo me trajo aquí. Tal vez un rayo me lleve de vuelta. ¡Si eso pasara no me lo perdonaría jamás! ¡No sería capaz de mirarme nunca más a la cara! Pero, a pesar del intenso dolor que la atravesó no pasó nada de lo que se temía: la barrera aguantó el ataque y el suelo estaba lo suficientemente seco a su alrededor como para que la electricidad no se propagara hasta el resto de sus compañeros. Kanha se sintió satisfecha y sonrió a pesar del dolor de las magulladuras que la obligaron a hincar las rodillas en la hierba chamuscada.

— Está bien, ya es suficiente. — Declaró Cloud mientras relajaba los músculos y se acercaba a ella. Kanha sabía que no podía curar sus propias heridas, pero eso era lo que menos le preocupaba. — Lo has hecho muy bien. — Le dijo dulcemente mientras la sostenía para que se relajara.

— Bueno, he perdido, ¿no?

— ¡Vaya! ¿Esperabas ganar? — Se sorprendió el chico. A ella se le escapó la risa, pero enseguida paró porque literalmente le dolía todo. — Espera, deja que te ayude con eso. — Cloud le echó una mano para que se pudiera tumbar en el suelo, le quitó los guantes y se los puso él. — Sólo relájate. —El resto del grupo se acercó a ellos formando un círculo a su alrededor. El chico puso las manos sobre ella, sin tocarla, y se concentró. Kanha notaba el cambio en las vibraciones de su alrededor, ya no necesitaba meditar para percatarse de todos esos detalles, por eso vio claramente cómo una parte de la energía vital de Cloud se canalizaba a través de sus manos para entrar a formar parte de la suya propia. Esa recarga externa revitalizó sus células motivando su regeneración y sus heridas se fueron cerrando rápidamente. Cuando ya hubo terminado, se quitó los guantes y se los devolvió. Kanha no podía cerrar la boca de lo sorprendida que estaba. — Usar la espada no me parecía adecuado, espero que no te importe que los haya utilizado…

— ¿Magia blanca? — Exclamó Kanha al tiempo que se incorporaba.

— ¿Pero tú no eras la experta? — Contestó Yuffie indignada ante una pregunta que a esas alturas le pareció un tanto absurda.

— Kanha creía que era la única del grupo capaz de usar la magia blanca, pero no es así y se acaba de enterar de ello. Por eso se ha sorprendido. — Aclaró Cloud al tiempo que ayudaba a su amiga a levantarse del suelo.

— Pues que sepas que la magia blanca no es un secreto para ninguno de ellos. — Completó la benjamina. — Aerith se aseguró de que aprendieran a usar, por lo menos, hechizos básicos de curación.

— ¡Pero eso es estupendo! — Exclamó Kanha.

— Así es. — Intervino Vincent. — Tanto Cloud como Nanaki como yo podemos hacer cura y alguna barrera simple. Aerith no tuvo tiempo de mucho más, pero estoy seguro de que cualquier detalle contará a la hora de la verdad.

— Bien. — Dijo Cloud para llamar la atención del grupo. — ¿Valoración? — Se dirigía directamente a Yuffie y al guepardo rojo y éste enseguida tuvo algo que decir, aunque la chica se le adelantó.

— ¡Pues una pasada! Creí que me iba a aburrir mirando un combate en el que sólo se usara magia y además no pudiendo formar parte de él, pero ni mucho menos. ¿Qué era eso que has invocado, Cloud?

— Es un espíritu elemental y no es algo fácil de conseguir. — Intervino Nanaki con ganas de hacer su aportación. — Creo que Kanha aprende rápido. A lo largo del combate ha ido incrementando su concentración y ha sido capaz de reducir los tiempos de invocación. Le ha fallado un poco el no saber los contrahechizos, pero lo cierto es que no hay que ser demasiado listo para entender que los elementos opuestos son precisamente los contrahechizos. Además, ha tirado de imaginación para protegerse y para protegernos. — Se hizo un momento de silencio. Kanha pensó que ese detalle había pasado desapercibido. — En cuanto a vosotros, sois unos guerreros terribles: vuestras combinaciones son muy mejorables, aunque imagino que no habéis ido a un mayor nivel para no forzar a una novicia. El hecho de invocar a un espíritu me ha parecido un poco excesivo al principio, pero después de ver que cómo Kanha se ponía al nivel de las circunstancias, he cambiado de idea. Supongo que se ha sentido más segura de atacar sin miedo a dañaros y no se ha seguido limitando, sin embargo, el aumento de poder también ha hecho crecer el rango de los ataques y eso ha propiciado que Yuffie y yo también formáramos parte del campo de batalla, aunque no estuviéramos involucrados activamente en ella, por eso Kanha ha cambiado su estrategia y la habéis vencido. Mi valoración es muy positiva y creo que deberíamos seguir con entrenamientos de este estilo e incluso enseñar a Yuffie algún hechizo básico para que ella también sea capaz de usarlos si se diera el caso.

— Increíble… — Murmuró la joven maga blanca. Ahora entiendo por qué Tifa dice que es el estratega del grupo y por qué Cloud quería que se quedara como espectador. Él también es un buen mago, podría haber ocupado su lugar en el combate, pero ahora entiendo por qué ha preferido dejarlo al margen…

— ¡Kanha! — Justamente Tifa la llamaba desde la puerta del almacén dónde estaban arreglando el Highwind. — Ven un momento, por favor. — La chica miró a su instructor.

— Ves. Si te llama seguro que es importante. — Y como si fuese una mujer nueva se levantó y se puso a correr. Así que esto es lo que se siente cuando te sanan con magia blanca… Se sentía eufórica, otra vez, llena de energía, liviana y capaz de hacer cualquier cosa. Cuando llegó al taller entró y vio cómo, además de su amiga, los dos hombres la esperaban con los brazos cruzados.

— Hola Kanha. — La recibió Tifa. — Estoy muy contenta del trabajo que estáis haciendo ahí fuera, pero necesitamos un poco de magia y viendo lo que hemos visto creemos que el entrenamiento de esta mañana ya ha acabado para ti. Así que, ¿te importa ayudarnos?

— Por supuesto. Dime: ¿qué puedo hacer?

— El Highwind está listo, pero hemos descubierto un fallo bastante serio en su diseño que hará imposible que despegue por sí mismo. — Intervino Cid.

— Estábamos a punto de salir para comunicároslo cuando el viento empezó a entrar por la puerta y tuvimos una idea. — Continuó Barret.

— Cid cree que si exponemos al Highwind a un fuerte viento es posible que consigamos hacerlo despegar. — Aportó la joven líder. — Además vimos cómo eras tú quién generaba esas rachas de viento tan importantes.

— ¡Y una vez en el aire el cielo será nuestro! — Concluyó el mecánico con una expresión en la cara radiante.

— Pero si eso funciona, también implicaría que el Highwind no podría tomar tierra porque sino no podríamos volver volar. — Apuntó la joven maga.

— Si conseguimos generar un fuerte viento en el momento del despegue no habrá problema. — Dijo Cid totalmente serio.

— ¡Céntrate Kanha! —Dijo Tifa al tiempo que la agarraba de los hombros. — ¿Cuál es nuestra prioridad ahora mismo?

— Vencer a Sephiroth.


— ¡Exacto! Y para ello debemos llegar al cráter del Continente Norte. Una vez allí llevaremos a cabo nuestra misión. Seguramente tengas que invocar a Sagrado y cuando todo esto haya pasado será el momento de pensar en cómo volver, pero hasta entonces es mejor no perder energías pensando en posibles desenlaces porque no es algo prioritario. Así que antes de desesperarte pensando en cómo volver a casa, céntrate en conseguir que todos tengamos esa oportunidad. — Todo era una locura, cada vez más inminente, pero tenía razón.

Ifrit


domingo, 6 de agosto de 2017

Capítulo 33. "I can feel it, I'm ready"

— Cloud, quiero que me devuelvas la materia blanca. — Todavía no habían ni bajado a desayunar cuando Kanha le abordó en la puerta de su habitación. Tenía la palma de la mano extendida hacia arriba, esperando lo que demandaba.

— ¿Estás segura?

— ¡Claro! Sino no te la pediría. — El chico dudó un instante.

— Está bien, espera un momento aquí. — Entró en su cuarto cerrando la puerta tras de sí y enseguida estuvo de nuevo fuera con la bolsita de cuero de la cual le hizo entrega.

— Gracias. — Dijo la chica guardándosela en el bolsillo. — Hoy debemos empezar el entrenamiento más en serio. No nos queda mucho tiempo. — Kanha se giró para bajar y comer algo después de una noche tan larga, pero Cloud la cogió del brazo antes de que escapara de su alcance.

— ¿Qué te pasa? Estás distinta…

— Nada, simplemente me siento preparada, lista para enfrentar mi destino, Cloud. Lo veo todo tan claro que no sé qué hacemos aquí perdiendo el tiempo. Vamos a desayunar y luego, si quieres, hablamos. — La joven se liberó del agarre de su amigo y bajó las escaleras sin perder un segundo más. Esa reacción y esa actitud le dejaron un poco descolocado, pero confiando en que al final se lo explicaría todo para poderlo entender la siguió tras unos segundos de dubitación.

Tifa repitió lo que debían hacer cada uno de ellos para asegurarse de que todos lo habían entendido. En realidad, sólo lo hacía por Yuffie, pero no quería que la benjamina sintiese que la trataban como a una cría así que se dirigió a todos. Cid indicó dónde podían ir a entrenar mientras acababan de acondicionar el Highwind y finalmente se crearon los dos grupos. Después del desayuno se fueron a las habitaciones a acabar de prepararse para una dura jornada y Kanha decidió colgarse al cuello el fragmento de materia blanca. Había pasado la noche prácticamente en vela, pensando qué haría en adelante, incapaz de dormir con tanta energía rebosando, aprovechando el tiempo para meditar, para entender la envergadura del poder que estaba a punto de manejar, intentado asimilar lo que involucraba invocar a Sagrado. Tan larga se le hizo la noche que al día siguiente no podía hacer otra cosa más que esperar a Cloud en la puerta de su cuarto. “Pronto notarás euforia dentro de ti. Te verás capaz de hacer cualquier cosa. Ese será el indicador de que tu energía vital vuelve a estar de nuevo en su punto máximo, pero no te dejes llevar cuando ese momento llegue. Debes controlarte. Entonces Cloud deberá hacerte entrega del fragmento para que seas tú quien lo lleve encima. La materia blanca te ayudará a canalizar esos sentimientos y así te reservarás para el momento en que necesites toda esa energía que habrás ido acumulando.” De nuevo, las palabras de Aerith revoloteaban en su mente y cobraban sentido. Una vez se hubo puesto el fragmento al cuello, como si de un colgante se tratara, empezó a sentir calma y, aunque se hubiera echado a dormir un rato después de pasar una noche tan larga, lo cierto era que debía seguir sus propios consejos y no perder más el tiempo.

La técnica del colgante funcionó a la perfección. Kanha se empezó a sentir como siempre y aunque el fragmento brillaba tenuemente a la luz del día no se apreciaba. Nadie se dará cuenta de que luce distinto cuando soy yo quién lo lleva, pensó. Entonces recordó que Cloud estaba al mando del entrenamiento y se apresuró para no perder más tiempo en divagaciones inútiles. Una vez reunidos, se dirigieron a un amplio descampado que había junto al taller de Cid, por lo que ambos grupos estaban separados, pero no por mucha distancia.

— Muy bien. — Dijo Cloud en un tono alto para llamar la atención del resto. — El entrenamiento se compone de tres fases: calentamiento, combate y meditación. Cada uno de nosotros pasaremos por todas ellas, aunque individualmente puedan ser un poco distintas dependiendo de las habilidades que tengamos o que queramos desarrollar. — Todos le miraban y le escuchaban con mucha atención, incluso Vincent. — Hoy dedicaremos el día a ello, por lo que habrá dos sesiones: una por la mañana y hasta la hora de comer y otra por la tarde hasta que se vaya el sol. Para el calentamiento correremos dando vueltas en círculos, al principio normal y después siguiendo unas indicaciones que os iré dando. Para el combate nos pondremos por parejas y lucharemos. No está permitido hacerse daño, así que controlaros, pero es importante que os lo toméis en serio porque cuando estemos ante Sephiroth no habrá piedad. — Estas últimas palabras las dijo con un poco de rabia en la voz, un detalle que no pasó desapercibido y que hizo que el resto del grupo se lo tomara aún más en serio. — La segunda parte del entrenamiento la dividiremos en dos fases para poder entrenar cuerpo y mente. En la primera Kanha y Nanaki lucharán usando magia y Yuffie y Vincent entrenarán el combate físico. Yo os observaré e intentaré aconsejaros para mejorar vuestra técnica. Habrá una segunda ronda en la que Yuffie hará pareja con Nanaki y Kanha entrenará conmigo; Vincent será quien nos observe y nos ayude al resto. Cuando llegue el momento de la meditación ya os indicaré lo que debéis hacer. Será un momento de relajación que nos ayudará a volver a un estado de calma que nos permita descansar del entrenamiento y que nos ayudará a asimilar la experiencia adquirida. ¿Alguna pregunta? — Instintivamente todo el mundo miró a la joven ninja, cosa a la que estaba acostumbrada y que además no le afectaba en absoluto. No había más que añadir. — Entonces, ¡pongámonos manos a la obra!

El grupo se puso en movimiento y empezaron a dibujar círculos en aquel descampado vallado propiedad de Cid. Era bastante amplio por lo que no tenían la sensación de estar dando vueltas a lo tonto. Kanha notaba el olor de la naturaleza, el verdor del prado, el viento apartándole el pelo de la cara. Se sentía viva, libre y llena de energía.

¿Todo bien? Como si le estuvieran hablando con un megáfono en el oído Kanha se estremeció y se agarró la cabeza con ambas manos, eso sí, sin dejar de correr.

No hace falta que grites tanto, te oigo perfectamente. Se quejó finalmente.

No grito, me comunico contigo como siempre. Entonces la joven entendió que la que había cambiado era ella.

En ese caso, no hace falta que te concentres tanto. Estamos prácticamente uno al lado del otro, ¿vale? Cloud corría unos metros delante de ella. Era el primero del pelotón. Debía serlo para dar ejemplo.

Está bien… Hubo un silencio, pero al poco el chico insistió. Estabas muy rara esta mañana. ¿Estás bien? Entonces Kanha se acordó de la cantidad de cosas que le tenía que contar y creyó que el poder hablar con él telepáticamente era una gran ventaja para poder aprovechar el tiempo al máximo.

Sí y creo que ha llegado el momento de contarte lo que pasa. La joven le contó lo que había visto cuando estuvieron meditando bajo el árbol, le explicó todo lo que Aerith le había dicho y le dio sentido a por qué necesitaba el fragmento de materia blanca junto a ella. Ya estoy lista, ¿lo entiendes? Cloud tardó unos segundos en contestar.

Sí, lo entiendo. Aquella afirmación parecía tener un significado mucho más profundo que el que era obvio. De hecho, Cloud pareció afectado por ello e incluso hizo un alto y dio indicaciones al grupo de que había llegado el momento de empezar con los combates por parejas. Vincent y Yuffie enseguida empezaron a luchar. Un poco más apartados se colocaron Nanaki i Kanha.

— Tenía ganas de que llegara este momento. — Dijo el guepardo rojo con un brillo especial en los ojos. — Todos hablan de lo hábil que eres con la magia blanca, pero en cuanto a magia negra se refiere aún no he encontrado a un rival digno. Veamos qué sabes hacer…

Kanha se sentía un poco insegura porque esas palabras le recordaron que la magia en combate no era su fuerte, pero aquella euforia, aunque controlada, no había desaparecido del todo y en su rostro se dibujó una sonrisa de autoconfianza que descolocó al estratega del grupo. Nanaki, intimidado por su actitud, invocó un hechizo de fuego y se lo lanzó sin pensarlo. En aquel entonces el tiempo se detuvo para ella. Notó la vibración de la energía de la naturaleza, los elementos que la rodeaban la invitaban a usar sus propiedades. El fuego es débil al hielo, pensó y entonces notó la humedad del rocío de la noche en cada una de las briznas de hierva de aquel prado. Instintivamente, abrió los brazos en cruz y empezó a concentrar energía justo delante de su pecho. Tal y como le había dicho Aerith, en esta ocasión no usaba su propia energía vital, sino que acumulaba la de su entorno para generar la fuerza necesaria para invocar un hechizo. En un abrir y cerrar de ojos entre ella y su compañero se creó un bloque de hielo que frenó el ataque de fuego. Nanaki se quedó sorprendido, al igual que ella misma, pero no fueron los únicos, ya que el resto del grupo se había girado para ver el espectáculo.

— ¡Buenos reflejos! — La elogió el guepardo. — Es tu turno. Quiero ver lo que sabes hacer. — Dijo en guardia, esperando el ataque.

Kanha levantó la mirada y vio un cielo azul sin nubes, pero notaba la vibración del rayo muy cerca, por lo que levantó los brazos por encima de su cabeza para concentrar el hechizo sobre ella. Enseguida la brisa pasó a ser viento y las nubes llegaron para tapar el sol. Un trueno retumbó durante varios segundos como si estuvieran arrastrando un mueble muy pesado en el piso de arriba y los relámpagos empezaron a iluminar el páramo cada vez que viajaban de una nube negra a otra. Aquello pasó de ser el paraíso a parecer el apocalipsis en cuestión de segundos. No acababa de ponerse a llover, pero el hechizo ya estaba listo, así que la joven bajó los brazos con un movimiento rápido, como si rasgara el aire, y prácticamente al mismo tiempo un rayo bajó hasta Nanaki que a duras penas tuvo tiempo de apartarse de un salto. Atónito, la miró en guardia por si debía protegerse de algún ataque más, pero ella estaba igual de sorprendida que él.

— ¡Ya basta! — Gritó Cloud mientras se acercaba a ellos a toda prisa. — Nanaki, tú pasarás a entrenar con Yuffie y yo con Vincent. — El chico la miró con unos ojos que ella no entendía, como si le tuviera miedo. — Tú será mejor que nos alegres el día dejando que vuelva el sol. Empieza con la meditación. — Kanha se lo tomó como un castigo y se entristeció. Fue entonces cuando se puso a llover. — Continuaremos con el entrenamiento haga el tiempo que haga, ¿entendido? No nos podemos permitir holgazanear estando tan cerca de nuestro objetivo.

La chica, sola, se quedó mirándolos por unos instantes. Entonces, bajo la lluvia insistente, decidió dejar a un lado sus sentimientos y hacerle caso, es decir, quiso aprovechar el tiempo. Así que se sentó allí mismo en posición de flor de loto y se concentró. Les vio luchar a través de la vibración de sus energías, pero pronto centró su atención en la gran cantidad de energía vital que había en aquel sitio. Cada gota de lluvia portaba una mínima porción del Lifestream que ayudaba a que otros tantos millones crecieran un poquitín más. ¡El agua es vida! Exclamó para sí misma. Y aunque estaba disfrutando de notar que todo aquello la envolvía y de que incluso formaba parte de ello, lo cierto es que en cuanto se empezó a sentir eufórica de nuevo la lluvia cesó y enseguida las nubes se dispersaron. Entonces notó una energía nueva y oyó a Cid exclamar en un tono más alto de lo habitual:

— ¡Vaya! Estas tormentas son habituales en esta zona. Cuando menos te lo esperas te atrapan y te mojan a base de bien. Menos mal que no duran mucho…— Oír eso alivió a Kanha que estaba convencida de que ella había sido la causante de aquello. Entonces notó cómo Cloud también cambió la vibración de su energía y empezó a acercarse a ella.

— Cambio de pareja. — Dijo al tiempo que le ofrecía la mano para ayudarla a levantarse. — Te toca con Yuffie. — Kanha no pudo ocultar su decepción porque estaba convencida de que le tocaría con él, pero tampoco le pareció mala idea. Ella no usa magia por lo que será un combate cuerpo a cuerpo y no me expondré.

Nada más lejos de la realidad: Yuffie era tal cual le había explicado Tifa y a cada paso que ella daba la chica le llevaba tres de ventaja. Al principio se sintió incluso un poco inútil, pero la joven no tenía intención de machacarla por lo que bajó el listón para poder enseñarle algunos trucos.

— Perdona, pero es que Vincent es un hueso duro de roer… — Se excusó.

— No importa. El combate real será mucho peor.

— Sí, pero no es cuestión de lastimarte antes de llegar a él, ¿no crees? — Yuffie no era tan cría como creía. Cuando se trataba de luchar era una persona muy experimentada. — Así que ni se te ocurra usar la magia conmigo, ¿vale? — Kanha sonrió al ver el guiño cómplice que le hizo y continuaron.

Al cabo de un rato, llegó el momento de la meditación y más tarde Cloud los instó a hacer una valoración del primer entrenamiento. Sorprendentemente, Vincent fue quien abrió la veda.

— La primera y la tercera parte son necesarias en cualquier tipo de entrenamiento. Lo más interesante se centra en el combate. Está muy bien que nos vayamos mezclando porque cada uno de nosotros tiene habilidades distintas y podemos aprender mucho los unos de los otros, pero también hay que tener en cuenta que tenemos niveles diferentes. Que tal vez seamos muy buenos en nuestro ámbito, pero que tal vez no lo seamos tanto en los demás. Por lo que deberíamos ponernos al nivel de nuestro rival. Al fin y al cabo, esto es un entrenamiento no una ejecución. — Kanha se dio por aludida y sintió vergüenza. Nanaki enseguida se dio cuenta.

— Yo creo que no está mal que mostremos nuestro potencial. Tenemos que saber con cuánto poder contamos para saber de qué seremos capaces a la hora de la verdad.

— Estoy con Vincent. — Dijo la joven aludida. — Y pido disculpas por lo de antes. Lo siento Nanaki.

— No debes disculparte. Sigo ileso. Es cierto que dominas muy bien la magia, pero salta a la vista que eres una inexperta. Aún tardas mucho en invocar los hechizos y eres bastante predecible. Si lo hubieras hecho bien no habría tenido tiempo de saltar para evitarlo, te lo aseguro. Así que creo que deberías trabajar la magia a más alto nivel. Me ofrezco para reforzarla. Entrenar contigo me dará carta blanca para usar la magia negra y además me obligará a esforzarme a fondo. Creo que haremos un buen tándem.

— ¡Pues yo me he quedado con la boca abierta cuando he visto que el día se giraba por completo y que lo estabas provocando tú! — Aportó Yuffie que se había dejado contagiar por las palabras del guepardo rojo. — ¡Ha sido alucinante, de verdad! — Kanha se ruborizó complacida por aquella admiración, pero Cloud no había abierto la boca y eso la inquietó. — Yo, como ya sabéis, prefiero entrenar físicamente. Estando tan cerca del continente Norte, no creo que me dé tiempo de aprender trucos nuevos, así que creo que lo mejor será perfeccionar lo que ya sé. — Todos asintieron dándole la razón. Y esta vez no lo hicieron para que se callara; simplemente, tenía razón.

— ¿Algo más? — Preguntó Cloud y el silencio fue la respuesta. — Está bien. Ahora descansaremos un rato. Iremos a comer, nos informaremos de cómo van las reparaciones y después continuaremos. — Y así fue cómo concluyó la reunión.

Cid daba por hecho que se quedarían en su casa y le había pedido a su hermana que les echara una mano a preparar la comida mientras ellos trabajaban. La muchacha, mayor que él, pero de un físico bastante parecido al de su hermano, aceptó y cuando llegaron a la mesa tenían listo un festín de comida increíble. Todos lo agradecieron mucho. Por lo visto llevaban semanas sin comer en condiciones y aquello era mucho más que un regalo para sus paladares. Fue curioso que Nanaki se quisiera poner aparte para comer y que fuesen los hermano Highwind los que le invitaran a sentarse a la mesa como uno más. Lo cierto era que nunca se habían visto en una situación así porque siempre habían parado para comer alrededor de una hoguera y aquella era la primera vez que lo hacían como una familia, alrededor de una mesa.

— ¿Cómo van las reparaciones? — Quiso saber Cloud. Normalmente hablaban de la misión cuando ya habían acabado de comer y estaban descansando, pero parecía nervioso y nadie se lo reprochó.

— Lo cierto es que bastante bien. — Contestó Tifa con una sonrisa de oreja a oreja. — Ha sido muy buena idea que Barret y yo colaboráramos con la reparación porque hemos visto un fallo que Cid había pasado por alto.

— ¡Tengo una explicación para eso! — Dijo un tanto ofendido. — El presidente Shinra era un viejo muy exigente y me pidió que la nave tuviera ciertas características. Fue por eso que pasé por alto ese detalle en el diseño.

— No te preocupes. Eso no importa ahora. Lo primordial es poder arreglarlo y que pueda alzar el vuelo lo antes posible. — Le tranquilizó la alegre Tifa.

— ¿Nos llevará mucho tiempo acabar de repararlo? — Insistió Cloud. A todos les pareció extraño esa actitud por su parte.

— No. Muy probablemente mañana podamos hacer la primera prueba. — Contestó Cid.

— ¿Hoy no?

— Bueno… si nos damos prisa tal vez sí, siempre y cuando no se gire otra tormenta como la de antes…— Entonces Cloud miró a Kanha directamente a los ojos y ella entendió que no debía invocar más rayos, al menos de momento. Sin embargo, el resto del grupo le miraba a él, extrañados de tanta insistencia por partir al continente Norte.

— No te preocupes Cloud. — Interrumpió Barret. — Aerith dijo que sabríamos que se acerca el final cuando viéramos aparecer a las Armas y, de momento, sólo hemos visto una y de eso hace varias semanas.

— ¿La que vimos cuando nos enfrentamos a los Turcos? — Preguntó Kanha y Barret asintió. Cloud bajó la mirada evitando la del resto de la mesa y calló.

— En cualquier caso, en cuanto hagamos la primer prueba de vuelo decidiremos qué hacer: si planear el viaje de inmediato o si continuar con las reparaciones; siempre y cuando nos parezca que podemos arreglarlo en un periodo de tiempo relativamente corto o si, por el contrario, deberíamos partir y buscar una alternativa al Highwind.

— No será necesario, ya lo veréis. — Cid estaba convencido de que su bebé sería capaz de llevarlos donde hiciese falta.

¿Estás bien? Preguntó Kanha mentalmente. Primero Cloud se mantuvo en silencio y simplemente la miró, como si estuviese mosqueado con ella, con esos ojos fríos, pero en cuestión de segundos cambió la expresión y también la actitud.

No estoy bien.

¿Qué sucede?

Te veo muy preparada para lo que está por venir y lo cierto es que cuanto más se acerca el momento más me tiemblan las piernas.

¡Pero si eres un Soldado de Primera Clase!

Ya no estoy tan seguro de serlo, pero no es por eso… Tengo miedo de haceros daño o incluso de mataros. Entonces Kanha recordó el relato que le contó su compañero junto al lago, cuando despertó. Aquel en el que Cloud obedecía todas las órdenes de Sephiroth sin rechistar, aquel en el que le entregaba la materia negra sin parpadear, aquel en el que forcejeó consigo mismo para no matar a Aerith. La vibración de la energía de Cloud era distinta y Kanha se sintió miedosa de repente, como si estuviera contagiada por sus sentimientos.

Cloud, me voy a pasear. ¿Vienes? La joven se levantó de la mesa, se excusó y salió por la puerta. Al cabo de unos segundos, el rubio estaba fuera con ella. ¿Qué te decía siempre Aerith?

Me decía muchas cosas…

¿Pero cuál era la más importante? El chico meditó unos instantes, pero no tuvo respuesta.

Decía que nuestra conexión era especial, que era la clave para derrotar a Sephiroth, ¿no?

Así es.

Pues igual que he encontrado la respuesta para la magia también la encontraré para esto. A mí me dijo que no nos separáramos, así que no me dejes de lado, ¿vale?

Vale. La chica le ofreció la mano para caminar más unidos y él se la aceptó un poco inseguro.

¿Tienes miedo de mí? Realmente no quería preguntarle eso, al menos no de una manera tan directa, pero llegados a ese punto de perdidos al río.

¿Miedo? ¡No! Sólo es que… me has sorprendido… Muy pocas veces he visto un hechizo como ese.

Todo es mérito tuyo, recuerda que la magia negra me la enseñaste tú. El chico se quedó en silencio unos segundos, meditando.

¿Sabes? Creo que me he estado responsabilizando demasiado del grupo, de su seguridad. Cuando salimos de Midgar yo era el guerrero y debía protegeros. Cuando escapamos del laboratorio Yuffie había ocupado ese lugar con la ayuda de Nanaki, pero pronto volví a ser el líder del escuadrón de combate. Después entró Vincent y parecía que ese liderazgo se iba a dividir, pero por su carácter no fue así. Sintiéndome la persona al cargo de la seguridad del grupo Sephiroth me ha estado utilizando como si fuese su marioneta. Eso me relega a no ser nada, porque ni soy Soldado, ni soy el defensor y ni siquiera soy seguro. Soy como una bomba que puede explotar en cualquier momento ¡Ni yo mismo sé ni cuándo ni cómo! El chico se estaba exaltando. No era propio de él. Su energía estaba cambiando y a Kanha no se le pasó por alto. Ese cambio no le gustaba y quiso frenar esa corriente allí y en aquel preciso instante.

Escúchame bien Cloud: no entiendo muy bien qué insinúas, pero si lo que quieres decir es que eres prescindible, déjame dejarte claro que te equivocas. Yo soy necesaria porque invocaré a Sagrado, pero te aseguro que si tú no estás a mi lado seré incapaz de hacerlo. Ya te he dicho que aún no sé lo que quiso decir Aerith con sus palabras, pero estoy segura que todo está conectado. Todos somos necesarios para llevar a cabo esta misión con éxito. Y si te da miedo que Sephirot te siga usando, lo que en ningún caso debes hacer es afrontarlo sólo porque no lo estás y porque precisamente la soledad es una de las características de nuestro enemigo y asimilándola lo único que haces es acercarte a él al tiempo que te alejas de nosotros. Nuestra conexión es la clave, ¿no? El chico asintió. Pues que nada ni nadie la rompa. Tenemos que seguir juntos y firmes hasta que todo esto acabe. Debes afrontar tus miedos y yo estaré a tu lado, justo como ahora, dándote la mano para caminar junto a ti.


La energía de Cloud se normalizó y Kanha se sintió satisfecha de entender que todo había quedado claro.

Invocando al rayo