sábado, 26 de agosto de 2017

Capítulo 34. Training hard

El entrenamiento de la tarde fue similar al de la mañana. Nanaki se mostró muy interesado en volver a tener a Kanha como compañera porque la veía como un reto personal y porque defendía que podrían aprender mucho el uno del otro. La chica no estaba muy de acuerdo con él; tenían maneras distintas de entender cómo funcionaba la magia. Tal vez era porque el guepardo había accedido a sus habilidades a través de procesos sintéticos por lo que le era muy difícil entender la esencia del manejo de la energía vital y discrepaban en algunos aspectos básicos. Sin embargo, Kanha debía admitir que él tenía razón en una cosa y es que la experiencia era un plus que ella no tenía, por lo que practicar con alguien hábil en ese campo como él podría resultar bastante productivo para ambos. Aun así, el organizador del entrenamiento creyó que sería mejor seguir con las rotaciones y que todos entrenaran con todos, por lo que así se hizo.

De camino a la posada, tras la fase de meditación, Cloud ralentizó el paso para observar el taller donde trabajaba el resto del grupo. El sol ya se estaba poniendo y las casas y calles de Junon empezaban a encender las luces de su interior. Estaba claro que finalmente no podrían hacer la primera prueba de vuelo aquel día, así que con un semblante un tanto decepcionado volvió a acelerar el paso y alcanzó al resto de sus compañeros que iban derechos a ducharse y a arreglarse para poder ir a cenar a casa de Cid y ponerse al día de la situación actual. Una vez allí los mecánicos informaron de que la nave estaba casi lista, pero que les faltaba una pieza que no tenían. Cid dijo que podía forjarla él mismo, pero que eso implicaba toda una mañana de faena, por lo que la prueba no sería posible al menos hasta la tarde. Tifa le recordó a Cloud lo importante que era que aprovecharan el tiempo para entrenarse a fondo y él aceptó de nuevo su responsabilidad, por lo que a la mañana siguiente tocaba otra sesión de duro entrenamiento.

Aquella noche, todo el mundo estaba muy cansado, incluso Kanha que además había empalmado dos jornadas seguidas. Aun así, antes de quedarse dormida del todo quiso concentrarse en la energía vital de sus compañeros para memorizar sus frecuencias y tenerlas presentes cuando llegase el momento. Cada vez que hacía ese ejercicio se daba cuenta de lo acompañada que estaba y no sólo por ellos, sino también por el resto de seres vivos que formaban parte de su entorno. Esa sensación la reconfortaba enormemente y con esa paz en el corazón se refugió en los brazos de Morfeo.

Al día siguiente, bien temprano, Cloud despertó a todos sus “guerreros” para ir a entrenar. Todavía no era ni de día.

— Hoy debéis llevaros vuestras armas. Lucharemos más seriamente. — Dijo con una expresión en la cara que no dejó lugar a dudas: no era un farol. Entonces, el joven rubio se acercó a ella, rebuscó en una pequeña bolsa que llevaba colgada del cinturón y sacó sus guantes de cuero. Kanha casi había olvidado que los usaba para concentrar mejor la energía vital. — Te los he estado guardando. — Dijo Cloud suavizando el tono. — Cógelos. Son tuyos.

Desde que había normalizado su propia energía vital y era capaz de controlarla a tan alto nivel, ni se había acordado más de que anteriormente había precisado canalizadores. No estaba segura de si cogerlos o no, pero Cloud no parecía estar dispuesto a hacer excepciones y desde luego ella no quería ser un motivo de discordia, así que los aceptó y le sonrió tímidamente.

— Gracias. — Le dijo y el chico se giró y se fue con el resto del grupo para empezar lo antes posible, sin siquiera corresponderle con un gesto de asentimiento. Un tanto descortés por su parte, pero Kanha ya se había acostumbrado a esas reacciones de Cloud.

Cuando llegaron al descampado se pusieron en círculo para escuchar cómo se iban a repartir los ejercicios del día.

— Como ya os expliqué ayer, el entrenamiento consta de tres partes: calentamiento, lucha y meditación. Cada una de ellas es igual de importante, por lo que os aconsejo que os las toméis todas en serio. — Recalcó mirando directamente a Yuffie que había salido de la posada bostezando y aún lo estaba haciendo. — Todos estamos aquí voluntariamente y todos sabemos a qué nos enfrentamos y que la derrota no es una opción. En otras palabras, esto se reduce a victoria o muerte, por lo que nos lo jugamos todo y no podemos andarnos con chiquitas. — El ambiente se tensó al acto y Yuffie cerró la boca. — Ayer entrenamos habilidades físicas y mágicas, pero con las manos desnudas. Hoy haremos lo mismo con nuestras armas. En principio, las batallas se intensificarán, pero no olvidéis que, aunque os lo debéis tomar en serio, esto no es más que otro entrenamiento, por lo que procurad no haceros daño porque eso no sería más que un absurdo error y un inconveniente para todo el grupo. — En esta ocasión miró a su compañera y ella se ruborizó.

No lo hago intencionadamente. Aún estoy poniendo a prueba lo que he aprendido… Se quejó Kanha telepáticamente, pero Cloud actuó como si no hubiese oído nada.

— El objetivo del entrenamiento de ayer era conocernos en el campo de batalla, saber cuáles son nuestras virtudes y nuestras debilidades para poder trazar una estrategia de actuación con más datos y, por lo tanto, que sea más efectiva. El objetivo de hoy es más o menos el mismo, pero con las armas que normalmente usamos y teniendo en cuenta que también nos podemos encontrar con que nos las arrebaten y debamos volver a luchar con las manos desnudas. No podemos descartar ninguna posibilidad, debemos tener en cuenta todas las variables para sopesarlas y adelantarnos. Ya sabéis lo importante que es todo esto para todos, no solo para nosotros. — Hablaba totalmente en serio y nadie se lo tomaba a risa. Cloud los miraba uno a uno a los ojos buscando un atisbo de duda, de indecisión, de miedo, pero no encontró nada que le alarmara: todos estaban dispuestos a seguir adelante. — ¿Alguna pregunta? — Nadie dijo nada. Ni siquiera Yuffie. — En ese caso empecemos con el calentamiento. — Enseguida se pusieron a correr bordeando el prado en el que entrenaban y que tenía en la zona central un cráter por el rayo que había caído el día anterior.

Cuando llegó el momento de hacer las parejas Kanha se calzó sus guantes con un poco de miedo, así que no se pudo resistir a plantearle sus temores a su más que amigo. ¿Estás seguro de esto, Cloud? Si ayer invoqué un rayo que ha hecho un cráter así, ¿cómo será hoy si lo hago con los guantes? Podría herir a alguien…

Estoy de acuerdo en que podría ser peligroso, pero en tu caso el reto será controlarte. Cuando estemos ante Sephiroth no tendrás que frenarte y tendrás carta blanca para usar todo tu potencial, pero esto es solo un entrenamiento. Recuérdalo.

En ese caso échame una mano, no me dejes sola con esto. Entonces Kanha se desconcentró porque se percató de que Vincent la estaba observando demasiado intensamente.

— No te preocupes. — Le dijo inesperadamente. — Voy a hablar con Cloud. Creo que después de lo de ayer será mejor que varíe un poco la dinámica del entrenamiento de hoy si realmente quiere que no haya heridos.

Enseguida se puso en marcha y se acercó al joven coordinador para exponerle su idea. Kanha se quedó boquiabierta con lo extraño de la situación ya que era la primera vez que el ex Turco le dirigía la palabra sin que fuese parte de una conversación con terceros o como respuesta a una pregunta directa. Vincent era una persona extremadamente reservada, casi nunca hablaba y todos sabían que era muy valioso por lo que callaba. Para ella era como un cofre sorpresa porque a duras penas sabía algo de él. No lo había descubierto en el juego ni tampoco era que le hubiesen dado más información sobre él, exceptuando la historia que les contó sobre su mujer y el nacimiento de Sephiroth. Unos segundos después, Cloud levantaba el brazo al tiempo que silbaba para llamar la atención de sus compañeros.

— Cambio de planes. Justamente porque no queremos que nadie salga herido, vamos a hacer una prueba antes de empezar. Kanha, — aquellos ojos azules la miraron directamente de una manera tan intensa e inesperada que se sintió intimidada por ellos — prepárate porque vamos a ver de lo que eres capaz.

— ¿Qué quieres decir? — Preguntó la joven.

— Vincent y yo nos vamos a enfrentar a ti, pero no va a ser un combate, sino que vamos a probar tu potencial con la magia, tanto blanca como negra. Nosotros, el grupo entero, también tenemos la necesidad de saber hasta dónde llegas y, aunque no te vamos a empujar hasta tu límite, sí que vamos a probar algunas cosas.

— ¿Y los demás qué hacemos? — Quiso saber Yuffie. Al estar hablando de magia se sintió un poco excluida.

— De momento, mirar lo que hacemos y tomar nota de lo que creéis que se puede mejorar. Empecemos.

Kanha sintió miedo, se miró los guantes y se acarició las manos pensando en cuánto daño podría hacerles, a ellos, a los que llevaba meses intentando proteger. Cloud, una vez más, se había puesto a caminar dejándola atrás, esperando que le siguiera y ella miraba cómo se alejaba sin volverse. Vincent se dio cuenta y se acercó a ella.

— No eres la única que tiene miedo, todos lo tenemos y cada uno lo expresa a su manera. Pero no debes temer por nosotros, Cloud y yo somos guerreros bien entrenados. Pasar por Shinra también tenía que tener algo positivo. — Kanha le agradeció sus palabras con una sonrisa y se pusieron a caminar juntos hasta el centro de la pradera. Nanaki no estaba demasiado satisfecho con la decisión de última hora porque él también quería formar parte del epicentro, pero Yuffie estaba eufórica y no paraba de hacerle preguntas sobre magia que le tenían bien entretenido, aunque ninguno de los dos estaba dispuesto a perderse ni un sólo detalle de lo que allí se aconteciera.

— Bien. — Dijo Cloud invocando su espadón. — ¡Empecemos!

Vincent la miró a los ojos y asintió. Como si fuese un cowboy, tenía su pistola en la mano aunque no la había sacado aún de la funda que llevaba alrededor de la cintura; listo para apuntar y disparar. Ella apretó los labios y los puños. El ambiente era muy tenso. Kanha cerró los ojos, respiró hondo y buscó esa conexión que tan poderosa la hacía sentir. Notó la energía de todos y el miedo en cada uno de sus corazones. A pesar de que era algo negativo a ella la tranquilizó. Entonces abrió los ojos, puso las palmas de las manos delante suyo, una encima de la otra, y empezó a invocar la energía del agua. Las vibraciones que la rodeaban empezaron a cambiar para moldearse tal y como ella quería y generar una acumulación ante ella que pronto se transformó en una ola enorme que barrió toda la pradera. Lo hizo con mucho cuidado, intentando no acumular demasiada energía, pero incluso así, con los guantes puestos, era complicado no pasarse. Así fue cómo todos se dieron una ducha matutina.

— Kanha aún eres lenta invocando. ¡Debes hacerlo más rápido y vosotros debéis pensar en los contrahechizos! — Gritó Nanaki después de sacudirse.

Tiene razón. Y antes de que se volviera a concentrar un Vincent totalmente empapado estaba invocando un hechizo de fuego que cada vez se hacía más potente. La reacción de Kanha fue imitarle y como si de una competición se tratara ambos se lanzaron una bola incandescente y estas chocaron a medio camino consumiéndose la una a la otra. Sin dar tiempo a pensar en el siguiente paso, Cloud ya estaba invocando a Ifrit, el espíritu del fuego, y la joven se puso en guardia. ¡No sé cuáles son los contrahechizos! Se lamentó, pero ya era demasiado tarde porque el toro de fuego estaba allí para enfrentarse a ella. Ifrit era rápido y su fuerte era el calor. Cloud lo controlaba y tenía pinta de tomárselo bastante en serio. El primer ataque llegó casi al instante después de aparecerse ante ellos y la chica no tuvo tiempo de protegerse con magia, así que tuvo que fiarse de sus reflejos y esquivarlo físicamente. Pero, como si lo hubiera hecho toda la vida, usó la magia blanca para crear una barrera que la protegería de los ataques mágicos. Para ella era más fácil usar la magia blanca porque no tenía que concentrar energía externa, sino que simplemente canalizaba la suya propia. ¡Si lo suyo es el calor, lo mío será el frío! Se dijo a sí misma totalmente motivada. Con sus compañeros fuera del alcance de sus hechizos Kanha se sintió mucho mejor, más libre para dar rienda suelta a su potencial por descubrir. Así que mientras esquivaba los ataques de Ifrit, ella iba concentrando la magia de su alrededor para crear un hechizo de hielo. Cuando lo tuvo listo, simplemente extendió de nuevo las palmas de sus manos ante ella para canalizarla y proyectarla sobre su rival. Ifrit no se esperaba un ataque así de una niña que no hacía más que esquivarle todo el rato, así que no hizo ni el más mínimo gesto por intentar protegerse y aceptó el ataque como si no fuese más que una picadura molesta de un mosquito insignificante. Sin embargo, cuando el hechizo estaba a punto de tocarle cambió su forma y se intensificó exponencialmente, sorprendiéndole y dejándole bastante malherido. No obstante, no lo derribó y su furia hizo que su cuerpo incandescente se incendiara aún más. Lleno de ira se elevó en el aire y empezó a invocar una lluvia de fuego. Kanha sabía que era su blanco principal, pero aquel ataque podría alcanzar a sus compañeros o incluso a los aldeanos de Junon, por lo que debía detenerlo. Así que alzó los brazos y el viento empezó a soplar a su antojo, cada vez más fuerte, hasta que Ifrit empezó a desestabilizarse y tuvo que volver a tierra firme. Sin embargo, el ataque continuaba y a la chica no le quedó otra que intentar bloquearlo antes de que se extendiera. Se puso a cuatro patas y concentró toda la energía del agua en sus manos. En unos segundos al páramo se convirtió en una charca y las llamaradas que bajaron del cielo encontraron su final al tocar al suelo, aunque estaba tan concentrada en proteger a los demás que se olvidó de sí misma y algunas de ellas le alcanzaron. Kanha se revolcó sobre la superficie encharcada para deshacerse de las llamas y enseguida se puso en guardia. Sorprendentemente Ifrit ya no estaba, pero Vincent no le daba tregua y volvía al ataque. El cielo se había encapotado y la energía del rayo estaba muy presente. Con el suelo cubierto de agua era muy peligroso lanzar un ataque eléctrico, así que Kanha invocó el poder del fuego para secarse lo antes posible. No tuvo demasiado tiempo y recibió el impacto del rayo. Aunque había sido todo muy rápido, lo había sopesado antes de cometer tal estupidez: sabía que tendría tiempo suficiente para secar el suelo por lo menos hasta un metro de radio a su alrededor y que además todavía tenía la barrera mágica activa, o sea que lo más acertado para evitar un mal mayor era recibir el ataque directamente y así evitar que llegara a las zonas mojadas. Cuando le llegó la descarga sintió pavor por unos instantes que se le volvieron demasiado largos. Un rayo me trajo aquí. Tal vez un rayo me lleve de vuelta. ¡Si eso pasara no me lo perdonaría jamás! ¡No sería capaz de mirarme nunca más a la cara! Pero, a pesar del intenso dolor que la atravesó no pasó nada de lo que se temía: la barrera aguantó el ataque y el suelo estaba lo suficientemente seco a su alrededor como para que la electricidad no se propagara hasta el resto de sus compañeros. Kanha se sintió satisfecha y sonrió a pesar del dolor de las magulladuras que la obligaron a hincar las rodillas en la hierba chamuscada.

— Está bien, ya es suficiente. — Declaró Cloud mientras relajaba los músculos y se acercaba a ella. Kanha sabía que no podía curar sus propias heridas, pero eso era lo que menos le preocupaba. — Lo has hecho muy bien. — Le dijo dulcemente mientras la sostenía para que se relajara.

— Bueno, he perdido, ¿no?

— ¡Vaya! ¿Esperabas ganar? — Se sorprendió el chico. A ella se le escapó la risa, pero enseguida paró porque literalmente le dolía todo. — Espera, deja que te ayude con eso. — Cloud le echó una mano para que se pudiera tumbar en el suelo, le quitó los guantes y se los puso él. — Sólo relájate. —El resto del grupo se acercó a ellos formando un círculo a su alrededor. El chico puso las manos sobre ella, sin tocarla, y se concentró. Kanha notaba el cambio en las vibraciones de su alrededor, ya no necesitaba meditar para percatarse de todos esos detalles, por eso vio claramente cómo una parte de la energía vital de Cloud se canalizaba a través de sus manos para entrar a formar parte de la suya propia. Esa recarga externa revitalizó sus células motivando su regeneración y sus heridas se fueron cerrando rápidamente. Cuando ya hubo terminado, se quitó los guantes y se los devolvió. Kanha no podía cerrar la boca de lo sorprendida que estaba. — Usar la espada no me parecía adecuado, espero que no te importe que los haya utilizado…

— ¿Magia blanca? — Exclamó Kanha al tiempo que se incorporaba.

— ¿Pero tú no eras la experta? — Contestó Yuffie indignada ante una pregunta que a esas alturas le pareció un tanto absurda.

— Kanha creía que era la única del grupo capaz de usar la magia blanca, pero no es así y se acaba de enterar de ello. Por eso se ha sorprendido. — Aclaró Cloud al tiempo que ayudaba a su amiga a levantarse del suelo.

— Pues que sepas que la magia blanca no es un secreto para ninguno de ellos. — Completó la benjamina. — Aerith se aseguró de que aprendieran a usar, por lo menos, hechizos básicos de curación.

— ¡Pero eso es estupendo! — Exclamó Kanha.

— Así es. — Intervino Vincent. — Tanto Cloud como Nanaki como yo podemos hacer cura y alguna barrera simple. Aerith no tuvo tiempo de mucho más, pero estoy seguro de que cualquier detalle contará a la hora de la verdad.

— Bien. — Dijo Cloud para llamar la atención del grupo. — ¿Valoración? — Se dirigía directamente a Yuffie y al guepardo rojo y éste enseguida tuvo algo que decir, aunque la chica se le adelantó.

— ¡Pues una pasada! Creí que me iba a aburrir mirando un combate en el que sólo se usara magia y además no pudiendo formar parte de él, pero ni mucho menos. ¿Qué era eso que has invocado, Cloud?

— Es un espíritu elemental y no es algo fácil de conseguir. — Intervino Nanaki con ganas de hacer su aportación. — Creo que Kanha aprende rápido. A lo largo del combate ha ido incrementando su concentración y ha sido capaz de reducir los tiempos de invocación. Le ha fallado un poco el no saber los contrahechizos, pero lo cierto es que no hay que ser demasiado listo para entender que los elementos opuestos son precisamente los contrahechizos. Además, ha tirado de imaginación para protegerse y para protegernos. — Se hizo un momento de silencio. Kanha pensó que ese detalle había pasado desapercibido. — En cuanto a vosotros, sois unos guerreros terribles: vuestras combinaciones son muy mejorables, aunque imagino que no habéis ido a un mayor nivel para no forzar a una novicia. El hecho de invocar a un espíritu me ha parecido un poco excesivo al principio, pero después de ver que cómo Kanha se ponía al nivel de las circunstancias, he cambiado de idea. Supongo que se ha sentido más segura de atacar sin miedo a dañaros y no se ha seguido limitando, sin embargo, el aumento de poder también ha hecho crecer el rango de los ataques y eso ha propiciado que Yuffie y yo también formáramos parte del campo de batalla, aunque no estuviéramos involucrados activamente en ella, por eso Kanha ha cambiado su estrategia y la habéis vencido. Mi valoración es muy positiva y creo que deberíamos seguir con entrenamientos de este estilo e incluso enseñar a Yuffie algún hechizo básico para que ella también sea capaz de usarlos si se diera el caso.

— Increíble… — Murmuró la joven maga blanca. Ahora entiendo por qué Tifa dice que es el estratega del grupo y por qué Cloud quería que se quedara como espectador. Él también es un buen mago, podría haber ocupado su lugar en el combate, pero ahora entiendo por qué ha preferido dejarlo al margen…

— ¡Kanha! — Justamente Tifa la llamaba desde la puerta del almacén dónde estaban arreglando el Highwind. — Ven un momento, por favor. — La chica miró a su instructor.

— Ves. Si te llama seguro que es importante. — Y como si fuese una mujer nueva se levantó y se puso a correr. Así que esto es lo que se siente cuando te sanan con magia blanca… Se sentía eufórica, otra vez, llena de energía, liviana y capaz de hacer cualquier cosa. Cuando llegó al taller entró y vio cómo, además de su amiga, los dos hombres la esperaban con los brazos cruzados.

— Hola Kanha. — La recibió Tifa. — Estoy muy contenta del trabajo que estáis haciendo ahí fuera, pero necesitamos un poco de magia y viendo lo que hemos visto creemos que el entrenamiento de esta mañana ya ha acabado para ti. Así que, ¿te importa ayudarnos?

— Por supuesto. Dime: ¿qué puedo hacer?

— El Highwind está listo, pero hemos descubierto un fallo bastante serio en su diseño que hará imposible que despegue por sí mismo. — Intervino Cid.

— Estábamos a punto de salir para comunicároslo cuando el viento empezó a entrar por la puerta y tuvimos una idea. — Continuó Barret.

— Cid cree que si exponemos al Highwind a un fuerte viento es posible que consigamos hacerlo despegar. — Aportó la joven líder. — Además vimos cómo eras tú quién generaba esas rachas de viento tan importantes.

— ¡Y una vez en el aire el cielo será nuestro! — Concluyó el mecánico con una expresión en la cara radiante.

— Pero si eso funciona, también implicaría que el Highwind no podría tomar tierra porque sino no podríamos volver volar. — Apuntó la joven maga.

— Si conseguimos generar un fuerte viento en el momento del despegue no habrá problema. — Dijo Cid totalmente serio.

— ¡Céntrate Kanha! —Dijo Tifa al tiempo que la agarraba de los hombros. — ¿Cuál es nuestra prioridad ahora mismo?

— Vencer a Sephiroth.


— ¡Exacto! Y para ello debemos llegar al cráter del Continente Norte. Una vez allí llevaremos a cabo nuestra misión. Seguramente tengas que invocar a Sagrado y cuando todo esto haya pasado será el momento de pensar en cómo volver, pero hasta entonces es mejor no perder energías pensando en posibles desenlaces porque no es algo prioritario. Así que antes de desesperarte pensando en cómo volver a casa, céntrate en conseguir que todos tengamos esa oportunidad. — Todo era una locura, cada vez más inminente, pero tenía razón.

Ifrit


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