— Cloud, quiero que me devuelvas la materia
blanca. — Todavía no habían ni bajado a desayunar cuando Kanha le abordó en la
puerta de su habitación. Tenía la palma de la mano extendida hacia arriba,
esperando lo que demandaba.
— ¿Estás segura?
— ¡Claro! Sino no te la pediría. — El chico
dudó un instante.
— Está bien, espera un momento aquí. —
Entró en su cuarto cerrando la puerta tras de sí y enseguida estuvo de nuevo fuera
con la bolsita de cuero de la cual le hizo entrega.
— Gracias. — Dijo la chica guardándosela en
el bolsillo. — Hoy debemos empezar el entrenamiento más en serio. No nos queda
mucho tiempo. — Kanha se giró para bajar y comer algo después de una noche tan
larga, pero Cloud la cogió del brazo antes de que escapara de su alcance.
— ¿Qué te pasa? Estás distinta…
— Nada, simplemente me siento preparada, lista
para enfrentar mi destino, Cloud. Lo veo todo tan claro que no sé qué hacemos
aquí perdiendo el tiempo. Vamos a desayunar y luego, si quieres, hablamos. — La
joven se liberó del agarre de su amigo y bajó las escaleras sin perder un
segundo más. Esa reacción y esa actitud le dejaron un poco descolocado, pero
confiando en que al final se lo explicaría todo para poderlo entender la siguió
tras unos segundos de dubitación.
Tifa repitió lo que debían hacer cada uno
de ellos para asegurarse de que todos lo habían entendido. En realidad, sólo lo
hacía por Yuffie, pero no quería que la benjamina sintiese que la trataban como
a una cría así que se dirigió a todos. Cid indicó dónde podían ir a entrenar
mientras acababan de acondicionar el Highwind y finalmente se crearon los dos
grupos. Después del desayuno se fueron a las habitaciones a acabar de
prepararse para una dura jornada y Kanha decidió colgarse al cuello el
fragmento de materia blanca. Había pasado la noche prácticamente en vela,
pensando qué haría en adelante, incapaz de dormir con tanta energía rebosando,
aprovechando el tiempo para meditar, para entender la envergadura del poder que
estaba a punto de manejar, intentado asimilar lo que involucraba invocar a
Sagrado. Tan larga se le hizo la noche que al día siguiente no podía hacer otra
cosa más que esperar a Cloud en la puerta de su cuarto. “Pronto notarás euforia dentro de ti. Te verás capaz de hacer cualquier
cosa. Ese será el indicador de que tu energía vital vuelve a estar de nuevo en
su punto máximo, pero no te dejes llevar cuando ese momento llegue. Debes
controlarte. Entonces Cloud deberá hacerte entrega del fragmento para que seas
tú quien lo lleve encima. La materia blanca te ayudará a canalizar esos
sentimientos y así te reservarás para el momento en que necesites toda esa
energía que habrás ido acumulando.” De nuevo, las palabras de Aerith
revoloteaban en su mente y cobraban sentido. Una vez se hubo puesto el
fragmento al cuello, como si de un colgante se tratara, empezó a sentir calma y,
aunque se hubiera echado a dormir un rato después de pasar una noche tan larga,
lo cierto era que debía seguir sus propios consejos y no perder más el tiempo.
La técnica del colgante funcionó a la
perfección. Kanha se empezó a sentir como siempre y aunque el fragmento
brillaba tenuemente a la luz del día no se apreciaba. Nadie se dará cuenta de que luce distinto cuando soy yo quién lo lleva,
pensó. Entonces recordó que Cloud estaba al mando del entrenamiento y se
apresuró para no perder más tiempo en divagaciones inútiles. Una vez reunidos,
se dirigieron a un amplio descampado que había junto al taller de Cid, por lo
que ambos grupos estaban separados, pero no por mucha distancia.
— Muy bien. — Dijo Cloud en un tono alto
para llamar la atención del resto. — El entrenamiento se compone de tres fases:
calentamiento, combate y meditación. Cada uno de nosotros pasaremos por todas
ellas, aunque individualmente puedan ser un poco distintas dependiendo de las
habilidades que tengamos o que queramos desarrollar. — Todos le miraban y le
escuchaban con mucha atención, incluso Vincent. — Hoy dedicaremos el día a
ello, por lo que habrá dos sesiones: una por la mañana y hasta la hora de comer
y otra por la tarde hasta que se vaya el sol. Para el calentamiento correremos
dando vueltas en círculos, al principio normal y después siguiendo unas
indicaciones que os iré dando. Para el combate nos pondremos por parejas y
lucharemos. No está permitido hacerse daño, así que controlaros, pero es
importante que os lo toméis en serio porque cuando estemos ante Sephiroth no
habrá piedad. — Estas últimas palabras las dijo con un poco de rabia en la voz,
un detalle que no pasó desapercibido y que hizo que el resto del grupo se lo
tomara aún más en serio. — La segunda parte del entrenamiento la dividiremos en
dos fases para poder entrenar cuerpo y mente. En la primera Kanha y Nanaki
lucharán usando magia y Yuffie y Vincent entrenarán el combate físico. Yo os
observaré e intentaré aconsejaros para mejorar vuestra técnica. Habrá una
segunda ronda en la que Yuffie hará pareja con Nanaki y Kanha entrenará conmigo;
Vincent será quien nos observe y nos ayude al resto. Cuando llegue el momento
de la meditación ya os indicaré lo que debéis hacer. Será un momento de
relajación que nos ayudará a volver a un estado de calma que nos permita
descansar del entrenamiento y que nos ayudará a asimilar la experiencia
adquirida. ¿Alguna pregunta? — Instintivamente todo el mundo miró a la joven
ninja, cosa a la que estaba acostumbrada y que además no le afectaba en
absoluto. No había más que añadir. — Entonces, ¡pongámonos manos a la obra!
El grupo se puso en movimiento y empezaron
a dibujar círculos en aquel descampado vallado propiedad de Cid. Era bastante
amplio por lo que no tenían la sensación de estar dando vueltas a lo tonto.
Kanha notaba el olor de la naturaleza, el verdor del prado, el viento
apartándole el pelo de la cara. Se sentía viva, libre y llena de energía.
¿Todo
bien? Como si le
estuvieran hablando con un megáfono en el oído Kanha se estremeció y se agarró
la cabeza con ambas manos, eso sí, sin dejar de correr.
No
hace falta que grites tanto, te oigo perfectamente. Se quejó finalmente.
No
grito, me comunico contigo como siempre. Entonces la joven entendió que la que había cambiado era
ella.
En
ese caso, no hace falta que te concentres tanto. Estamos prácticamente uno al
lado del otro, ¿vale?
Cloud corría unos metros delante de ella. Era el primero del pelotón. Debía
serlo para dar ejemplo.
Está
bien… Hubo un silencio,
pero al poco el chico insistió. Estabas
muy rara esta mañana. ¿Estás bien? Entonces Kanha se acordó de la cantidad
de cosas que le tenía que contar y creyó que el poder hablar con él
telepáticamente era una gran ventaja para poder aprovechar el tiempo al máximo.
Sí
y creo que ha llegado el momento de contarte lo que pasa. La joven le contó lo que había visto cuando
estuvieron meditando bajo el árbol, le explicó todo lo que Aerith le había
dicho y le dio sentido a por qué necesitaba el fragmento de materia blanca
junto a ella. Ya estoy lista, ¿lo
entiendes? Cloud tardó unos segundos en contestar.
Sí,
lo entiendo. Aquella
afirmación parecía tener un significado mucho más profundo que el que era
obvio. De hecho, Cloud pareció afectado por ello e incluso hizo un alto y dio
indicaciones al grupo de que había llegado el momento de empezar con los
combates por parejas. Vincent y Yuffie enseguida empezaron a luchar. Un poco
más apartados se colocaron Nanaki i Kanha.
— Tenía ganas de que llegara este momento.
— Dijo el guepardo rojo con un brillo especial en los ojos. — Todos hablan de
lo hábil que eres con la magia blanca, pero en cuanto a magia negra se refiere
aún no he encontrado a un rival digno. Veamos qué sabes hacer…
Kanha se sentía un poco insegura porque
esas palabras le recordaron que la magia en combate no era su fuerte, pero
aquella euforia, aunque controlada, no había desaparecido del todo y en su
rostro se dibujó una sonrisa de autoconfianza que descolocó al estratega del
grupo. Nanaki, intimidado por su actitud, invocó un hechizo de fuego y se lo
lanzó sin pensarlo. En aquel entonces el tiempo se detuvo para ella. Notó la
vibración de la energía de la naturaleza, los elementos que la rodeaban la
invitaban a usar sus propiedades. El
fuego es débil al hielo, pensó y entonces notó la humedad del rocío de la
noche en cada una de las briznas de hierva de aquel prado. Instintivamente, abrió
los brazos en cruz y empezó a concentrar energía justo delante de su pecho. Tal
y como le había dicho Aerith, en esta ocasión no usaba su propia energía vital,
sino que acumulaba la de su entorno para generar la fuerza necesaria para
invocar un hechizo. En un abrir y cerrar de ojos entre ella y su compañero se
creó un bloque de hielo que frenó el ataque de fuego. Nanaki se quedó
sorprendido, al igual que ella misma, pero no fueron los únicos, ya que el
resto del grupo se había girado para ver el espectáculo.
— ¡Buenos reflejos! — La elogió el guepardo.
— Es tu turno. Quiero ver lo que sabes hacer. — Dijo en guardia, esperando el
ataque.
Kanha levantó la mirada y vio un cielo azul
sin nubes, pero notaba la vibración del rayo muy cerca, por lo que levantó los
brazos por encima de su cabeza para concentrar el hechizo sobre ella. Enseguida
la brisa pasó a ser viento y las nubes llegaron para tapar el sol. Un trueno
retumbó durante varios segundos como si estuvieran arrastrando un mueble muy
pesado en el piso de arriba y los relámpagos empezaron a iluminar el páramo
cada vez que viajaban de una nube negra a otra. Aquello pasó de ser el paraíso
a parecer el apocalipsis en cuestión de segundos. No acababa de ponerse a
llover, pero el hechizo ya estaba listo, así que la joven bajó los brazos con
un movimiento rápido, como si rasgara el aire, y prácticamente al mismo tiempo
un rayo bajó hasta Nanaki que a duras penas tuvo tiempo de apartarse de un
salto. Atónito, la miró en guardia por si debía protegerse de algún ataque más,
pero ella estaba igual de sorprendida que él.
— ¡Ya basta! — Gritó Cloud mientras se
acercaba a ellos a toda prisa. — Nanaki, tú pasarás a entrenar con Yuffie y yo
con Vincent. — El chico la miró con unos ojos que ella no entendía, como si le
tuviera miedo. — Tú será mejor que nos alegres el día dejando que vuelva el
sol. Empieza con la meditación. — Kanha se lo tomó como un castigo y se
entristeció. Fue entonces cuando se puso a llover. — Continuaremos con el
entrenamiento haga el tiempo que haga, ¿entendido? No nos podemos permitir
holgazanear estando tan cerca de nuestro objetivo.
La chica, sola, se quedó mirándolos por
unos instantes. Entonces, bajo la lluvia insistente, decidió dejar a un lado
sus sentimientos y hacerle caso, es decir, quiso aprovechar el tiempo. Así que
se sentó allí mismo en posición de flor de loto y se concentró. Les vio luchar
a través de la vibración de sus energías, pero pronto centró su atención en la
gran cantidad de energía vital que había en aquel sitio. Cada gota de lluvia
portaba una mínima porción del Lifestream que ayudaba a que otros tantos
millones crecieran un poquitín más. ¡El
agua es vida! Exclamó para sí misma. Y aunque estaba disfrutando de notar
que todo aquello la envolvía y de que incluso formaba parte de ello, lo cierto
es que en cuanto se empezó a sentir eufórica de nuevo la lluvia cesó y
enseguida las nubes se dispersaron. Entonces notó una energía nueva y oyó a Cid
exclamar en un tono más alto de lo habitual:
— ¡Vaya! Estas tormentas son habituales en
esta zona. Cuando menos te lo esperas te atrapan y te mojan a base de bien.
Menos mal que no duran mucho…— Oír eso alivió a Kanha que estaba convencida de
que ella había sido la causante de aquello. Entonces notó cómo Cloud también
cambió la vibración de su energía y empezó a acercarse a ella.
— Cambio de pareja. — Dijo al tiempo que le
ofrecía la mano para ayudarla a levantarse. — Te toca con Yuffie. — Kanha no
pudo ocultar su decepción porque estaba convencida de que le tocaría con él,
pero tampoco le pareció mala idea. Ella
no usa magia por lo que será un combate cuerpo a cuerpo y no me expondré.
Nada más lejos de la realidad: Yuffie era
tal cual le había explicado Tifa y a cada paso que ella daba la chica le
llevaba tres de ventaja. Al principio se sintió incluso un poco inútil, pero la
joven no tenía intención de machacarla por lo que bajó el listón para poder
enseñarle algunos trucos.
— Perdona, pero es que Vincent es un hueso
duro de roer… — Se excusó.
— No importa. El combate real será mucho peor.
— Sí, pero no es cuestión de lastimarte
antes de llegar a él, ¿no crees? — Yuffie no era tan cría como creía. Cuando se
trataba de luchar era una persona muy experimentada. — Así que ni se te ocurra
usar la magia conmigo, ¿vale? — Kanha sonrió al ver el guiño cómplice que le
hizo y continuaron.
Al cabo de un rato, llegó el momento de la
meditación y más tarde Cloud los instó a hacer una valoración del primer
entrenamiento. Sorprendentemente, Vincent fue quien abrió la veda.
— La primera y la tercera parte son
necesarias en cualquier tipo de entrenamiento. Lo más interesante se centra en
el combate. Está muy bien que nos vayamos mezclando porque cada uno de nosotros
tiene habilidades distintas y podemos aprender mucho los unos de los otros,
pero también hay que tener en cuenta que tenemos niveles diferentes. Que tal
vez seamos muy buenos en nuestro ámbito, pero que tal vez no lo seamos tanto en
los demás. Por lo que deberíamos ponernos al nivel de nuestro rival. Al fin y
al cabo, esto es un entrenamiento no una ejecución. — Kanha se dio por aludida
y sintió vergüenza. Nanaki enseguida se dio cuenta.
— Yo creo que no está mal que mostremos
nuestro potencial. Tenemos que saber con cuánto poder contamos para saber de
qué seremos capaces a la hora de la verdad.
— Estoy con Vincent. — Dijo la joven
aludida. — Y pido disculpas por lo de antes. Lo siento Nanaki.
— No debes disculparte. Sigo ileso. Es
cierto que dominas muy bien la magia, pero salta a la vista que eres una inexperta.
Aún tardas mucho en invocar los hechizos y eres bastante predecible. Si lo
hubieras hecho bien no habría tenido tiempo de saltar para evitarlo, te lo
aseguro. Así que creo que deberías trabajar la magia a más alto nivel. Me
ofrezco para reforzarla. Entrenar contigo me dará carta blanca para usar la
magia negra y además me obligará a esforzarme a fondo. Creo que haremos un buen
tándem.
— ¡Pues yo me he quedado con la boca
abierta cuando he visto que el día se giraba por completo y que lo estabas provocando
tú! — Aportó Yuffie que se había dejado contagiar por las palabras del guepardo
rojo. — ¡Ha sido alucinante, de verdad! — Kanha se ruborizó complacida por
aquella admiración, pero Cloud no había abierto la boca y eso la inquietó. —
Yo, como ya sabéis, prefiero entrenar físicamente. Estando tan cerca del
continente Norte, no creo que me dé tiempo de aprender trucos nuevos, así que
creo que lo mejor será perfeccionar lo que ya sé. — Todos asintieron dándole la
razón. Y esta vez no lo hicieron para que se callara; simplemente, tenía razón.
— ¿Algo más? — Preguntó Cloud y el silencio
fue la respuesta. — Está bien. Ahora descansaremos un rato. Iremos a comer, nos
informaremos de cómo van las reparaciones y después continuaremos. — Y así fue
cómo concluyó la reunión.
Cid daba por hecho que se quedarían en su casa y le había pedido a
su hermana que les echara una mano a preparar la comida mientras ellos
trabajaban. La muchacha, mayor que él, pero de un físico bastante parecido al
de su hermano, aceptó y cuando llegaron a la mesa tenían listo un festín de
comida increíble. Todos lo agradecieron mucho. Por lo visto llevaban semanas
sin comer en condiciones y aquello era mucho más que un regalo para sus
paladares. Fue curioso que Nanaki se quisiera poner aparte para comer y que
fuesen los hermano Highwind los que le invitaran a sentarse a la mesa como uno
más. Lo cierto era que nunca se habían visto en una situación así porque
siempre habían parado para comer alrededor de una hoguera y aquella era la
primera vez que lo hacían como una familia, alrededor de una mesa.
— ¿Cómo van las reparaciones? — Quiso saber
Cloud. Normalmente hablaban de la misión cuando ya habían acabado de comer y
estaban descansando, pero parecía nervioso y nadie se lo reprochó.
— Lo cierto es que bastante bien. —
Contestó Tifa con una sonrisa de oreja a oreja. — Ha sido muy buena idea que
Barret y yo colaboráramos con la reparación porque hemos visto un fallo que Cid
había pasado por alto.
— ¡Tengo una explicación para eso! — Dijo
un tanto ofendido. — El presidente Shinra era un viejo muy exigente y me pidió
que la nave tuviera ciertas características. Fue por eso que pasé por alto ese
detalle en el diseño.
— No te preocupes. Eso no importa ahora. Lo
primordial es poder arreglarlo y que pueda alzar el vuelo lo antes posible. —
Le tranquilizó la alegre Tifa.
— ¿Nos llevará mucho tiempo acabar de
repararlo? — Insistió Cloud. A todos les pareció extraño esa actitud por su
parte.
— No. Muy probablemente mañana podamos
hacer la primera prueba. — Contestó Cid.
— ¿Hoy no?
— Bueno… si nos damos prisa tal vez sí,
siempre y cuando no se gire otra tormenta como la de antes…— Entonces Cloud
miró a Kanha directamente a los ojos y ella entendió que no debía invocar más
rayos, al menos de momento. Sin embargo, el resto del grupo le miraba a él,
extrañados de tanta insistencia por partir al continente Norte.
— No te preocupes Cloud. — Interrumpió
Barret. — Aerith dijo que sabríamos que se acerca el final cuando viéramos
aparecer a las Armas y, de momento, sólo hemos visto una y de eso hace varias
semanas.
— ¿La que vimos cuando nos enfrentamos a
los Turcos? — Preguntó Kanha y Barret asintió. Cloud bajó la mirada evitando la
del resto de la mesa y calló.
— En cualquier caso, en cuanto hagamos la
primer prueba de vuelo decidiremos qué hacer: si planear el viaje de inmediato
o si continuar con las reparaciones; siempre y cuando nos parezca que podemos
arreglarlo en un periodo de tiempo relativamente corto o si, por el contrario,
deberíamos partir y buscar una alternativa al Highwind.
— No será necesario, ya lo veréis. — Cid
estaba convencido de que su bebé sería capaz de llevarlos donde hiciese falta.
¿Estás
bien? Preguntó Kanha
mentalmente. Primero Cloud se mantuvo en silencio y simplemente la miró, como
si estuviese mosqueado con ella, con esos ojos fríos, pero en cuestión de
segundos cambió la expresión y también la actitud.
No
estoy bien.
¿Qué
sucede?
Te
veo muy preparada para lo que está por venir y lo cierto es que cuanto más se
acerca el momento más me tiemblan las piernas.
¡Pero
si eres un Soldado de Primera Clase!
Ya
no estoy tan seguro de serlo, pero no es por eso… Tengo miedo de haceros daño o
incluso de mataros.
Entonces Kanha recordó el relato que le contó su compañero junto al lago, cuando
despertó. Aquel en el que Cloud obedecía todas las órdenes de Sephiroth sin
rechistar, aquel en el que le entregaba la materia negra sin parpadear, aquel
en el que forcejeó consigo mismo para no matar a Aerith. La vibración de la
energía de Cloud era distinta y Kanha se sintió miedosa de repente, como si estuviera
contagiada por sus sentimientos.
Cloud,
me voy a pasear. ¿Vienes?
La joven se levantó de la mesa, se excusó y salió por la puerta. Al cabo de
unos segundos, el rubio estaba fuera con ella. ¿Qué te decía siempre Aerith?
Me
decía muchas cosas…
¿Pero
cuál era la más importante?
El chico meditó unos instantes, pero no tuvo respuesta.
Decía
que nuestra conexión era especial, que era la clave para derrotar a Sephiroth,
¿no?
Así
es.
Pues
igual que he encontrado la respuesta para la magia también la encontraré para
esto. A mí me dijo que no nos separáramos, así que no me dejes de lado, ¿vale?
Vale. La chica le ofreció la mano para caminar
más unidos y él se la aceptó un poco inseguro.
¿Tienes
miedo de mí? Realmente no
quería preguntarle eso, al menos no de una manera tan directa, pero llegados a
ese punto de perdidos al río.
¿Miedo?
¡No! Sólo es que… me has sorprendido… Muy pocas veces he visto un hechizo como
ese.
Todo
es mérito tuyo, recuerda que la magia negra me la enseñaste tú. El chico se quedó en silencio unos
segundos, meditando.
¿Sabes?
Creo que me he estado responsabilizando demasiado del grupo, de su seguridad.
Cuando salimos de Midgar yo era el guerrero y debía protegeros. Cuando
escapamos del laboratorio Yuffie había ocupado ese lugar con la ayuda de
Nanaki, pero pronto volví a ser el líder del escuadrón de combate. Después
entró Vincent y parecía que ese liderazgo se iba a dividir, pero por su
carácter no fue así. Sintiéndome la persona al cargo de la seguridad del grupo
Sephiroth me ha estado utilizando como si fuese su marioneta. Eso me relega a
no ser nada, porque ni soy Soldado, ni soy el defensor y ni siquiera soy
seguro. Soy como una bomba que puede explotar en cualquier momento ¡Ni yo mismo
sé ni cuándo ni cómo! El
chico se estaba exaltando. No era propio de él. Su energía estaba cambiando y a
Kanha no se le pasó por alto. Ese cambio no le gustaba y quiso frenar esa
corriente allí y en aquel preciso instante.
Escúchame
bien Cloud: no entiendo muy bien qué insinúas, pero si lo que quieres decir es
que eres prescindible, déjame dejarte claro que te equivocas. Yo soy necesaria
porque invocaré a Sagrado, pero te aseguro que si tú no estás a mi lado seré
incapaz de hacerlo. Ya te he dicho que aún no sé lo que quiso decir Aerith con
sus palabras, pero estoy segura que todo está conectado. Todos somos necesarios
para llevar a cabo esta misión con éxito. Y si te da miedo que Sephirot te siga
usando, lo que en ningún caso debes hacer es afrontarlo sólo porque no lo estás
y porque precisamente la soledad es una de las características de nuestro
enemigo y asimilándola lo único que haces es acercarte a él al tiempo que te
alejas de nosotros. Nuestra conexión es la clave, ¿no? El chico asintió. Pues que nada ni nadie la rompa. Tenemos que seguir juntos y firmes
hasta que todo esto acabe. Debes afrontar tus miedos y yo estaré a tu lado,
justo como ahora, dándote la mano para caminar junto a ti.
La energía de Cloud se normalizó y Kanha se
sintió satisfecha de entender que todo había quedado claro.
Invocando al rayo |
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