domingo, 30 de julio de 2017

Capítulo 32. Highwind

Kanha abrió los ojos y vio a Cloud tal cual lo había dejado antes de viajar a su plano astral interior. El chico la miraba con curiosidad.

— ¿Y bien? — Dijo finalmente.

— Ya está. — Kanha lo tenía bastante claro y creía que no era el momento de dar explicaciones. — No hay tiempo para preguntas. Debemos volver con Vincent y continuar con la meditación. — Y sin tiempo a reacción la chica se levantó y empezó a caminar a paso ligero. Él simplemente se limitó a seguirla.

Pero, ¿qué has visto? ¿Has podido recuperar algún recuerdo que te ayude… que nos ayude?

— No, nada de recuerdos. ¡Mucho mejor! Pero no podemos perder más el tiempo. Debemos seguir centrados. Os lo explicaré todo cuando llegue el momento, de verdad — Cloud tuvo que dar un par de zancadas para no quedarse atrás de lo rápido que caminaba su amiga, lo cual le dio a entender que no tenía sentido insistirle, y en un visto y no visto llegaron hasta donde se encontraba Vincent que se había quedado meditando. Ambos se sentaron junto a él dibujando un triángulo en el suelo, a la sombra de aquel árbol solitario, y ambos empezaron con sus respectivos ejercicios.

La chica estaba muy motivada por las palabras de Aerith, así que decidió concentrarse en su ejercicio de meditación e intentó buscar la paz interior. Primero notó cómo las respiraciones de los tres se acompasaron para seguir el mismo ritmo, después notó su propia energía vital llegando hasta cada una de las células de su cuerpo, creciendo y haciéndose más consistente en cada latido de su corazón. Y no sólo eso, también notaba la de Cloud, cercana y cálida, y la de Vincent, poderosa e intensa. Poco a poco se fueron sumando elementos a su mapa mental y empezó a notar la energía vital de los animales que les rodeaban e incluso de las plantas. Ni siquiera el insecto más pequeño o el brote más tierno se quedaba sin su porción y ella era capaz de notarlas todas. También le llegaba la vibración que emitía el fragmento de materia blanca, guardado en una bolsita de cuero colgada en el cinturón de su amigo. Una paz muy placentera la invadió y bajo su propia presencia notó algo mucho más poderoso, muy lejos de donde se encontraban, pero con tanta acumulación de energía que era imposible no darse cuenta de su presencia: se trataba del Lifestream. Giraba sobre sí mismo formando el núcleo del planeta, dándole vida. Nosotros… recordó la joven. Podía percibirlos todos y cada uno de esos focos y, sin embargo, a pesar de ser tantos, ninguno de ellos era igual. Cada uno brillaba y vibraba de formas distintas. Pero sin lugar a dudas la energía que le gustaba y que reconocía más rápidamente era la de Cloud. ¡Por eso nunca fallo cuando le lanzo un hechizo, porque apunto a su porción de energía vital no a su cuerpo! Y le reconocería en cualquier lugar… Entendió finalmente. También se dio cuenta de que meditando llegaba a conectar con todo este entramado inaccesible para la mayoría de humanos. La meditación y la oración son la clave se repitió mentalmente para sí misma. De pronto la energía de Vincent varió ligeramente y llamó su atención. Oyó como se arrastraban unos pies, pero no tuvo la necesidad de abrir los ojos para saber qué estaba pasando.

— Es hora de volver. — Dijo secamente el joven de pocas palabras y sin más puso rumbo al campamento improvisado.

Cloud también había puesto fin al ejercicio, pero ella no, así que se la quedó mirando en silencio y ella lo sabía.

¿Vamos? Le preguntó mentalmente. En principio era algo cotidiano entre ellos, se habían comunicado así muy a menudo desde que descubrieron que podían hacerlo, pero en aquella ocasión fue como si le estuviera gritando a pleno pulmón directamente en el oído y eso provocó que abriera los ojos sobresaltada, como si se despertara de una horrible pesadilla. El chico tampoco se lo esperaba y también se sorprendió.

— ¿Qué pasa? — Preguntó alarmado. Ella lo miró directamente a los ojos con expresión de sorpresa. Estaba en cuclillas ante ella, esperando una respuesta. Kanha le agarró del brazo.

— Nuestra conexión es muy fuerte. — Dijo recuperando el aliento, como si hubiese descubierto las Américas. Al joven se le escapó la risa porque le pareció que era una reacción desmesurada para aquella afirmación que a él le parecía tan obvia. Entonces le puso la mano firme sobre el hombro y le dedicó una media sonrisa de las suyas.

— Lo sé. — Sentenció. — Será mejor que volvamos. — Estaba atardeciendo y los monstruos más peligrosos salían por la noche.

Kanha se levantó con cierta dificultad porque se le había dormido una pierna, así que su compañero la ayudó. Y una vez en pie su instinto la hizo mirar al cielo. ¡Es precioso! pensó. Las primeras estrellas empezaban a hacer acto de presencia y el firmamento estaba tomando un color anaranjado tirando a rojizo que no era habitual. A Cloud no le pasó por alto esa reacción.

— ¿Nunca habías visto una puesta de sol así? — Ella negó con la cabeza. — Supongo que nunca habías estado tan al norte… Este color se debe al contraste de temperaturas o al menos eso me explicaron cuando estudiaba. — La joven, maravillada, miró a Cloud a los ojos para compartir su ilusión con él, pero algo extraño pasó y él cambió el gesto.

— ¿Qué pasa? — Quiso saber Kanha. Su sonrisa se borró al instante y se puso en guardia secretamente para analizar las energías que les rodeaban, pero no notó ningún cambio en ellas, así que no estaban en peligro, o al menos no a manos de un ser vivo. — ¿Cloud? — Insistió. El chico la miraba fijamente a los ojos, concentrado, pero al oír su nombre volvió en sí.

— Perdona, debe ser por esta luz… Creo que la vista me engaña…— Dijo tocándose la nuca por lo nervioso que se había puesto.

— ¿Qué pasa? ¿Qué has visto? — Insistió.

— Nada, es una tontería…

— Cuéntamelo… — Su curiosidad crecía por momentos.

— Nada… es que… me pareció ver que tenías la marca de la exposición en los ojos, como yo, pero eso es imposible, no has sido expuesta al mako, no puede ser…

— Tienes razón…— Contestó ella bajando la vista al suelo, ocultando su mirada un tanto avergonzada, aunque no tenía motivos para estarlo.

Cuando empezaron a caminar Kanha alzó la vista de nuevo para mirar al cielo. La luz era cada vez más rojiza y, en cierta manera, le recordaba a la del laboratorio del doctor Hojo. A aquella iluminación que tenía la sala en la que se encontraba el escáner ocular para analizar la energía vital de los soldados, en aquel lugar donde vio la marca en los ojos de Reno tan claramente. Entonces se tropezó expresamente con una roca que había en el camino para provocar un encontronazo con su chico. Efectivamente, él reaccionó como esperaba y antes de que llegara a golpearse contra el suelo ya la tenía a salvo en sus brazos.

— Tal vez todavía no estés preparada para tanto trote. — Le dijo suavemente, casi como un susurro.

— Tal vez… — Contestó ella con una amplia sonrisa. Entonces se fijó en los ojos de mako de Cloud. Eran grandes y azules y el resplandor que irradiaban era más intenso bajo esa luz rojiza. Desde luego, no pasaban desapercibidos. La marca… pensó para sí. Yo no la tengo, pero Aerith dice que es cuestión de tiempo, que sólo simboliza la conexión con el Lifestream. Aún no lo entiendo demasiado, pero no creo que sea algo que deba preocuparme. Sus pensamientos no eran compartidos en esta ocasión. Sabía con certeza que ella aún no la tenía porque Cloud se lo hubiera dicho, bajo esa misma luz estarían en igualdad de condiciones, por lo que entendió que si él no hizo ningún comentario era porque no había nada que decir.

— ¿Vamos? — Ella asintió.

Cuando llegaron al campamento, que no les tomó más que un par de minutos, encontraron a todos sus compañeros trabajando en sus quehaceres: Yuffie y Nanaki estaban ordenando y clasificando lo que habían traído de su pequeña expedición, Barret y Tifa ya habían acabado de preparar el lugar y estaban empezando a encender un fuego para ahuyentar a las bestias nocturnas y poder cocinar la cena. Vincent había llegado unos minutos antes que ellos y les estaba ayudando. Los recién llegados se unieron al grupo y Kanha quiso hablar un momento a solas con Tifa. Cloud se dio cuenta, por lo que no quiso inmiscuirse. Cuando el cielo ya estaba oscuro y las estrellas iluminaban el firmamento cenaron alrededor de la hoguera; había llegado el momento de decidir qué hacer.

— ¡Felicidades Yuffie! Hoy hemos recogido bastantes víveres, podríamos continuar un buen tramo con ellos, pero no sabemos cuánto nos tomará este viaje por lo que no nos podemos relajar, ¿de acuerdo? — La joven, feliz por ese reconocimiento público, asintió llena de júbilo. —  Como ya sabéis, Aerith nos dijo que teníamos que ir al continente del Norte, al cráter del que sacaron el cuerpo de Jénova, pero lo cierto es que, por muy rápidos que sean los chocobos de Clive, el océano nos separa de nuestro destino. En otras palabras, cuando lleguemos a la costa necesitaremos un barco.

— Y a ser posible, uno que nos permita llevar a los chocobos con nosotros. — Puntualizó Barret. — De esta manera, cuando estemos en tierra firme, al otro lado, podremos desplazarnos rápidamente.

— Exacto. — Sentenció su compañera de aventuras.

— Entonces, ¿cuál es el plan? — Preguntó Nanaki.

— Lo cierto es que quería preguntaros a Yuffie y a ti si sabéis cómo conseguir ese transporte, ya que vosotros conocéis mejor la zona. — Inquirió Tifa.

— Creo que no os podré ayudar…— Contestó apesadumbrado el guepardo rojo.

— ¿Y por qué no preguntamos en Junon? — Dijo Yuffie con su habitual tono alegre y despreocupado. — Es un lugar conocido por su tecnología. Tal vez podamos conseguir algo incluso mejor que un barco. Además, está bastante cerca. Si salimos al alba con los chocobos creo que estaríamos allí a media tarde.

— No parece un mal plan…— Reflexionó Barret.

— Bien, pues mañana iremos a Junon a ver qué conseguimos. — Sentenció Tifa.

La noche pasó plácidamente y al amanecer partieron rumbo a su nuevo destino. El viaje fue rápido y poco después de parar a comer llegaron a Junon. Enseguida buscaron un lugar donde alojarse y empezaron a preguntar. Realmente era una aldea distinta, con gadgets en cada esquina y acabados robóticos que no dejaban de sorprenderles. Finalmente, sus investigaciones les llevaron a casa de un tal Cid Highwind. Se trataba de un joven rubio y de ojos claros de edad media, como Vincent. Tenía la corpulencia del típico marine estadounidense y se notaba que no tenía ni un pelo de tonto, aunque estaba claro que lo suyo no era la estrategia sino la mecánica. Tifa y Barret quisieron hablar con él a solas, explicarle la situación e intentar que colaborara con la causa. Les costó un poco porque Cid tenía muy claro que no quería volver a trabajar en grandes proyectos. Su paso por Shinra le había agotado todo el entusiasmo y hacía años que no construía nada, pero conmovido por su historia y por su misión no tardó en cambiar de opinión e incluso se mostró entusiasmado con el tema. Tanto fue que les invitó a su casa, pero como ya tenían donde pasar la noche tuvo que conformarse con invitarles a cenar.

— Tengo lo que necesitáis, chicos. — Dijo una vez estuvieron sentados a la mesa. — Yo era el mecánico personal del presidente Shinra y cuando estaba vivo me pidió que le construyera una nave rápida, la más rápida de toda Gaia. Le dediqué mucho tiempo, primero con los proyectos, después con el diseño y finalmente con su construcción. Pero algo falló y nunca llegó a volar. Era mi obra maestra, de verdad, pero por algún motivo no funcionó. Poco después el presidente murió y su hijo me despidió. Me fui sin hacer ruido con la condición de que me dejaran traer mi nave conmigo, así que ellos se encargaron de todo y aquí estamos.

— ¿Nos estás insinuando que esa nave nos podría ser útil? — Exclamó Yuffie incrédula. — Pero si acabas de decir que no vuela, ¿cómo nos podría ser de utilidad?

— El caso es que ya no construyo nada, pero se me partía el corazón abandonando a mi criatura, así que estos años he estado trabajando en ella. Sólo le faltan un par de retoques y creo que estará lista. Es la Highwind y lleva mi apellido porque es mi gran creación. Cuando surque los cielos cortará el viento y llegaremos a cualquier destino mucho antes de lo que creéis.

— Suena estupendo, de verdad, pero es que precisamente tiempo es lo que no tenemos, Cid. — Recordó Tifa.

— ¿Crees que te tomará mucho terminar de hacer esos ajustes? Yo también sé mecánica, tal vez podría echarte una mano. — Se ofreció Barret.

— No, mucho tiempo no. Lo importante es que después funcione. En ese caso podremos partir cuando queráis y estaremos en el continente Norte en cuestión de horas, sino tendremos que quedarnos aquí hasta que el Highwind esté listo. No puedo aseguraros cuánto…

— Está bien. — Tifa quiso cortar su discurso antes de que se volviera negativo y desanimara al grupo. — Creo que esta es nuestra mejor baza de momento. Barret, tú le ayudas con la mecánica. Yo también haré lo que pueda. Vosotros, mientras tanto, entrenad. Estando en una aldea no tenemos por qué preocuparnos ni de los víveres ni de los monstruos, así que centraros en aprovechar el tiempo al máximo. ¿Entendido? — Todos asintieron al unísono. — Genial. Hoy a descansar y mañana nos pondremos manos a la obra.

Después de la cena acudieron a la posada para dormir. Kanha compartía habitación con Tifa y Yuffie. Cloud, Vincent y Barret estaban en la habitación contigua y Nanaki dormía en los establos con los chocobos. La benjamina del grupo realmente era muy joven y como buena niña se quedó dormida poco después de echarse en la cama. Tanta aventura la agotaba, era muy activa y siempre quería ayudar, aprender y colaborar con todo lo que hacía el grupo. Dormir como un bebé era el precio que debía pagar por ello. Tifa la miraba con orgullo, con cierto instinto maternal.

— No fue fácil aceptarla en el grupo. Es muy joven para exponerse a tanto peligro. Pero es muy obstinada y tiene una poderosa determinación bastante difícil de eludir. El caso es que ahora es una de nosotros y lucha por el bien común como la que más. Su vida está en nuestras manos y la nuestra en las suyas.

— Todos sabemos a lo que vamos, Tifa. No te preocupes tanto. Además, si no continuamos con esto no habrá futuro para ninguno de nosotros por eso nadie que sea consciente de la envergadura de esta misión se niega a colaborar porque todos queremos un nuevo día en el que despertar. — A Tifa se le cayó una lágrima y abrazó a su amiga. Llevaba el peso de la responsabilidad de todo aquello prácticamente sola y al fin y al cabo era sólo una chica, un ser humano como cualquier otro, con miedo a fracasar.

— Te he echado mucho de menos… ¡Me alegro tanto de que estés de vuelta!

— Yo también… — Kanha sabía que en una situación así debía animarla, que debía decirle algo para subirle la moral. Habitualmente esa no era su función en el grupo, pero llegados a ese punto lo mismo daba hacer un roto que un descosido. — Escucha Tifa. — La muchacha deshizo el abrazo y se sentó junto a ella en el borde de la cama. — Si mañana el Highwind funciona partiremos enseguida hacia el continente Norte, ¿verdad?

— Así es, en cuanto tengamos todos los preparativos listos.

— Bien, pues creo sinceramente que todo saldrá bien, aunque tengamos que enfrentarnos a ellos mañana mismo. — La joven morena se sorprendió ante tal afirmación. — ¡En serio! Míranos: tal vez no seamos tan fuertes como ellos, pero la victoria es nuestra, estoy segura de ello.

— Está bien que tengas tanta confianza en el grupo, pero creo que no haréis mal en aprovechar todo el tiempo que tengáis para entrenar. Barret y yo podremos ayudaros en el combate si fuese necesario, pero los verdaderos guerreros aquí sois todos los demás. Aún no los conoces bien, pero Yuffie, por ejemplo, usa técnicas ninja impresionantes. Es muy hábil en combate, ágil y rápida. Y, aunque no sabe usar la magia, es muy buena en el cuerpo a cuerpo. Nanaki, sin embargo, es un gran mago negro. Por suerte o por desgracia, su paso por el laboratorio del doctor Hojo hizo que desarrollara ese potencial y diría que lo lleva incluso mejor que Cloud. Además, es un ser sumamente inteligente y estratega en el combate. Es alguien a quien escuchar cuando se trata de afrontar un combate difícil. Además, también contamos con Vincent. De él podría decir que es como nuestra arma secreta. Shinra lo da por muerto, así que no cuentan con que alguien como él se ponga en su contra. En cierta manera, es parecido a cuando reclutamos a Cloud porque, al igual que él, trabajó para ellos y los conoce desde dentro. La diferencia es que el entrenamiento para formar parte de los Turcos fue especialmente duro. Lo podemos imaginar, aunque nunca hable de ello. Es bueno con la magia y con el combate cuerpo a cuerpo, como cualquier Soldado, pero además tiene cierta habilidad con las armas de fuego que los demás no tenemos. Por otro lado, su gran fuerte es todo lo que sabe, tanto de Sephiroth como del proyecto Jénova. Como bien sabes, toda información será poca. Y, bueno, a los demás ya los conoces. Mañana cuando entrenéis lo verás todo más claro.

— No necesito que salga el sol para tenerlo más claro, Tifa. — Contestó Kanha con una amplia sonrisa. — Ganaremos esta batalla. Ya lo verás. — Se sentía especialmente positiva y después de escucharla alabar a todos los componentes del grupo de esa manera, mucho más. Estaba tan convencida de que todo saldría bien que contagió un poco a su amiga, por lo que le arrancó una sonrisa.

— ¡Esa es la actitud! — Pero Tifa estaba totalmente agotada, así que se metió en la cama. — Buenas noches. Será mejor descansar. — Concluyó mientras se estiraba de espaldas a ella para dormir.


Kanha la miró con orgullo, pero sin una pizca de sueño ni cansancio. De hecho, llevaba todo el día notando cómo su propia energía vital crecía sin parar y empezaba a sentirse invencible, eufórica. Por lo que antes de dormir se tumbó sobre su cama y volvió a concentrarse en su alrededor, en cada una de las porciones de energía vital que daba vida sus amigos y compañeros de viaje. Quería familiarizarse con todas y cada una de ellas. Sabía que si lo hacía sería capaz de distinguirlos durante el combate y de esa manera le sería más fácil saber a quién dirigir su magia blanca en el momento preciso. La intención era cerrar los ojos y concentrarse en todos ellos, sin embargo, enseguida, y casi instantáneamente, notó la energía de Cloud justo al otro lado de la pared, cálida y poderosa, y no pudo ver nada más allá; todas las demás porciones de Lifestream quedaron relegadas a un segundo plano automáticamente. La chica alargó el brazo en la oscuridad de la noche para tocar la superficie rugosa que los separaba con la punta de los dedos y así intentar acercarse un poquito más a él. Sabía que estaba dormido, que descansaba plácidamente. Lo notaba. La vibración de su energía era calma. Su cerebro le sugirió que debería hacer lo mismo, pero el resto de su cuerpo no se lo permitía. Literalmente no podía: se sentía llena de vida, eufórica por haber descubierto una verdad como un templo. Tan fácil, tan evidente, que pasaba desapercibida ante los ojos de todos: Sephiroth era muy poderoso y temible, pero estaba solo y ellos no. En ese momento notó como su energía vital se disparaba, el corazón parecía que se le iba a salir del pecho y tenía la sensación de que un aura especial la rodeaba, como si estuviera a punto para lanzar un poderoso hechizo. Se sentía llena, capaz de salir corriendo y llegar a nado al continente Norte. No podía quedarse tumbada en la cama con tanta energía en el cuerpo, así que no lo soportó más y se levantó para ir al baño. Debo calmarme o les despertaré. Sin hacer demasiado ruido y sin encender ninguna luz se lavó la cara y apoyó las manos en los bordes de la pica para descansar parte de su peso corporal e intentar relajarse. A continuación, hizo una serie de respiraciones acompasadas y profundas y, como un acto reflejo, se miró al espejo buscando cordura ante una situación que creía que se le estaba yendo de las manos, como si le estuviera dando una especie de ataque. Todos estos pensamientos desaparecieron de su mente de manera instantánea cuando vio lo que vio en su reflejo: en la oscuridad de la noche vio muy claramente cómo sus ojos marrones irradiaban luz mako, verde como la de Aerith, como si hubiese sido expuesta. Cuando estés preparada para llevar el fragmento de materia contigo lo sabrás… Todavía no se ha producido la conexión entre el Lifestream y tú, pero tiempo al tiempo… Como si de una profecía se tratara, las palabras de su amiga cada vez tenían más sentido para ella.

Cid mostrando su obra de arte, el Highwind, a Tifa y a Vincent


No hay comentarios:

Publicar un comentario