viernes, 21 de julio de 2017

Capítulo 31. Answers

¡No puedo creer que Cloud y yo estemos tan conectados! Sabiendo lo que sé no tengo ni las más mínimas ganas de explicar nada y romper la magia. Y él, no entiendo muy bien cómo, lo ha entendido o puede que intuido y me ha pedido explícitamente que aparte el tema hasta que todo esto termine… Claro, que, si me paro a pensarlo y sigo la teoría del doctor Yagoubi, esto es básicamente fruto de mi imaginación, por lo que es normal que estemos tan conectados, más que nada porque forma parte de mí… Pero… es que no puede ser tan simple y retorcido al mismo tiempo. La chica lo miraba como hacía tiempo que no lo hacía, maravillándose de cada detalle en su físico y sintiendo cómo el corazón trotaba bajo su pecho por la pura emoción de estar otra vez a su lado. Por lo que, aunque aparentemente seguían meditando bajo aquel árbol solitario, lo cierto era que ella acariciaba cada centímetro de su compañero analizando y disfrutando de cada momento como si fuese el último. Y aunque su conexión con él no era la misma y Cloud no podía oír todo lo que ella pensaba, eso no quería decir que fuese totalmente ajeno a su preocupación (la que le generaba aquel debate interno de decidir qué era real y qué no lo era) y a su acoso visual.

Vincent. — Dijo firmemente después de perder la concentración bajo la intensa mirada de Kanha. El ex Turco abrió lentamente los ojos, como si estuviese un tanto aletargado. — ¿Te importa seguir sólo con la meditación? Kanha y yo vamos a hacer un ejercicio de los que Aerith me recomendó. — Su respuesta fue un leve asentimiento y volvió a cerrar los ojos.

Cloud se levantó ágilmente y, una vez más, tendió su mano para ayudarla a ponerse de pie, detalle que ella aceptó de buen grado.

¿De qué ejercicio se trata? — Quiso saber la joven mientras caminaban, una vez se habían alejado de su compañero.

— Lo cierto es que simplemente quiero que paseemos. — Seguían agarrados de la mano y Kanha se ruborizó al darse cuenta. — ¿Te molesta? — Preguntó el chico notando su incomodidad

— ¡No, qué va! Sólo es que te noto distinto…— No era normal que estuviera tan accesible, tan cercano…

— ¿En qué sentido?

— Bueno… Podría decir que antes del incidente eras mucho más reservado.

— ¿Y qué más?

— No sé. Aún no llevo consciente lo suficiente.

— Pues siento decepcionarte, pero sigo siendo el mismo.

— ¿Decepcionarme? ¡En absoluto! Y celebro que sigas siendo tú, porque precisamente tú eres… — Y entonces calló. Kanha estuvo a punto de irse de la lengua, pero se dio cuenta a tiempo.

— ¿Qué soy? — Quiso saber el joven rubio parando de caminar y colocándose delante de la chica para captar su mirada y toda su atención, pero ella estaba avergonzada por saber tanto y tener que callarlo. No se sentía cómoda guardando un secreto tan grande y mucho menos a sus amigos y en especial a él, que era algo más.

— Lo siento, Cloud. Prefiero aparcar este tema hasta acabar con nuestra misión. — Él dudó unos instantes. Seguramente no se esperaba esa respuesta y lo cierto es que se mostró un tanto decepcionado, pero también fue su propio consejo y era justo que lo siguieran. Entonces, sin soltar a su chica, se hizo a un lado y reanudaron la marcha.

— Aerith me dijo que cuando despertaras estarías un tiempo dudando, pero que pronto encontrarías de nuevo tu sitio para poder seguir avanzando hacia nuestro destino.

— ¿Y te habló de ese destino?

— Me dijo que tú debías invocar a Sagrado, que el fragmento de materia blanca era importante, pero que no valía para nada sin ti. Por eso Tifa se negó a dejarte atrás por muy inconsciente que estuvieras.

— Pero a mí no me enseñó a invocar un hechizo tan poderoso.

— Lo sé. Pero dijo que tampoco te enseñó a hacer otras cosas que finalmente sí pudiste hacer, aunque eso te costó llevar tu energía vital hasta el límite. Y si te soy sincero, me parece un milagro que estés hoy aquí paseando conmigo. Porque, teniendo en cuenta que no has estado expuesta a la energía mako, es increíble que pudieras llegar tan lejos con la magia blanca.

— No entiendo muy bien a qué te refieres…

— No importa. Todo se irá poniendo en su sitio. Sólo necesitamos un poco más de tiempo. El problema es que ese factor tampoco está de nuestro lado…

— Vaya… Por cierto, ¿cuál es el ejercicio que vamos a practicar? — Kanha se acababa de acordar el motivo por el que habían dejado a Vincent atrás, pero simplemente estaban paseando agarrados de la mano.

— Ya lo estamos haciendo. — La joven se sorprendió y no entendió nada, así que él enseguida completó su respuesta. — Como te he dicho antes, Aerith me advirtió de que al principio estarías un poco confundida. Me pidió que estuviera a tu lado, que te hiciese sentir cómoda y sobretodo que te informara de todo, que te diera todos los detalles de lo que pasó y de lo que tenemos previsto hacer.

— Así, ¿puedo preguntar cualquier cosa?

— Por supuesto. — La chica se sintió dichosa: nunca antes había tenido su consentimiento tan rotundamente como en aquella ocasión. Por fin, tenía licencia para preguntar cualquier cosa sin sentirse vetada, pero creyó que había llegado el momento de dejar las preguntas a un lado y centrarse en las respuestas.

— En ese caso… ¿puedes mirarme fijamente a los ojos? Quiero probar algo… — El chico entendió a la primera por dónde iban los tiros y estaba dispuesto a satisfacerla.

— Está bien. Pero primero sentémonos. — Sabiendo lo que había pasado en el pasado, Cloud prefirió ser prudente; no quería que su compañera se desmayara o que perdiera las fuerzas y pusiera en riesgo su integridad física golpeándose contra el suelo.

Pronto encontraron un árbol y se sentaron bajo su sombra. Cloud, con la espalda bien erguida, la miró directamente a los ojos y al principio no pasó nada, pero pronto la joven empezó a notar cómo si su cuerpo se volviese más liviano y cómo aquel azul luminiscente tan característico de su amigo la iba envolviendo. Enseguida se vio rodeada por esa luz etérea propia de la energía vital y supo que estaba dentro, pero no era como las otras veces: el azul se transformó en verde y además empezó a bajar la intensidad lo que le permitió ver que un vacío negro la rodeaba. La joven flotaba en él, aunque no podía ver su propio cuerpo, pero sí sentirlo. De pronto, algo llamó su atención y se centró en intentar identificarlo. Al principio no sabía muy bien lo que era, la iluminación era demasiado tenue para distinguir algo en aquel espacio tan amplio, pero flotando y muy despacio se iba acercando a ella. Kanha se puso en guardia porque la única persona que podría estar allí dentro con ella era Jénova, pero enseguida se relajó porque la energía que desprendía aquel ser no era negativa, muy al contrario.

— Has vuelto… — Aquella voz era dulce y amable. Enseguida la reconoció y la joven se emocionó mucho al oírla.

No puede ser… — Aquello que se acercaba a ella cada vez tenía más forma y poco a poco se dibujó como un cuerpo humano.

— Sabía que este momento llegaría, pero temía que fuese demasiado tarde.

— ¿Cómo es posible? — Se trataba de una joven que vestía de rosa y llevaba el pelo recogido en una cola.

— ¿El qué?

— Aerith, ¿eres tú? — Se miraron a los ojos y el verde luminiscente que las envolvía empezó a cobrar sentido.

— Así es. — La alegría que invadió a la muchacha fue indescriptible. Sintió el deseo de abrazarla y de llorar sobre su hombro, pero sin brazos físicos era algo complicado.

— Pero Sephiroth te… — Murmuró Kanha recordando el relato de su amigo.

— Cierto, pero eso solo acaba con la vida del cuerpo, sobre todo en el caso de los Cetra. Ya te lo expliqué, ¿no?

— Sí… — En aquel momento no se acordaba muy bien de cuándo, pero si recordaba que le había dicho algo así como que los Cetra conservaban su porción de energía vital y que simplemente esperaban para volver a ocupar un ser vivo, que por eso eran tan sabios y que así mantenían sus recuerdos y conocimiento.

— Sé que has pasado por mucho hasta llegar aquí. Sé más de lo que piensas que sé.

— ¿Y eso? — Ni se le pasó por la cabeza poner en duda lo que decía.

— Porque cuando estamos en este estado tenemos un nivel de percepción mucho más alto. Pero creo que ha llegado el momento de resolver dudas. No sé cuánto tiempo podremos mantener una conversación así. Piensa que ahora soy pura energía y que no me queda mucho antes de formar parte del Lifestream de manera definitiva. — Entonces recordó que su amiga le había dicho que no quería conservar más su porción de energía vital y que la próxima vez que muriera se entregaría al Lifestream, por lo que perdería su esencia. En ese momento la imagen borrosa de Aerith se empezó a difuminar hasta desaparecer del todo, como si fuese un espejismo. Kanha se alteró pensando que la estaba perdiendo. — Tranquila, si no me muestro como una imagen para mí es más fácil permanecer activa. Tenemos mucho de qué hablar y no sé de cuánto tiempo disponemos. Así que pregunta lo que quieras. — La joven estuvo a punto de empezar a bombardearla a preguntas, pero enseguida entendió la magnitud real de las palabras de su amiga y de que no podría hablar con ella de todo lo que querría, de que no podrían tener una conversación convencional. Pero, lo cierto es que ya hacía mucho que había aceptado que en Gaia nada lo era.

— ¿Estás al día de lo que ha ido sucediendo? — Esa fue su primera pregunta.

— Por supuesto, siempre he estado con vosotros.

— Así sabrás que vamos al norte y que pronto nos enfrentaremos a Sephiroth y Jénova.

— Sí…

— Por lo que debo aprender a utilizar Sagrado y tú debes enseñarme.

— Vaya… ¡Directa al grano! Tienes razón. Será mejor que nos centremos. — Aerith hizo un breve pausa, como si tomara aliento para empezar una larga explicación, pero no se oyó ningún tipo de respiración. — Cloud tiene el fragmento de materia blanca y precisamente lo tiene él para protegerte, porque hiciste un viaje muy largo que te desgastó enormemente.

— ¿Cómo…? — Empezó a decir, pero Aerith no había acabado de hablar y el tiempo apremiaba.

— Sé dónde fuiste. Sé lo que hiciste. Entiendo tus dudas, pero escúchame atentamente, por favor. — Kanha tenía el corazón en un puño ante tales afirmaciones, pero tuvo que morderse la lengua porque sabía que su curiosidad no sería productiva en ese momento. — Tú energía no es lo bastante consistente aún para usar de nuevo la magia. Yo te ayudaré a estabilizarla, pero debes meditar y seguir los ejercicios que te enseñé. Cloud te ayudará con eso, también se los enseñé a él. Cuando estés preparada te quedarás con la materia blanca y, como al principio de todo, te la pondrás como si fuese una joya, en contacto directo con tu piel. El fragmento volverá a conectar contigo, con tu núcleo vital, y acelerará el proceso, por lo que pronto estarás preparada para invocar a Sagrado.

— Pero ¿cómo lo haré? Justamente eso es lo que me intriga más. ¿Cómo debo invocar a Sagrado?

— Creo que eres demasiado racional. Debes dejarte llevar un poco más…

— ¡No juegues conmigo! ¿Cómo puedes hablar tan despreocupadamente de algo tan importante? No puedes dejar algo así al azar. ¿Qué pasa si no reacciono como esperas? ¡Gaia será destruida! ¿Es que no te das cuenta de lo importante que es? ¡Si todo depende de mí no puedes hacerme esto! — Kanha se estaba alterando ante la parsimonia de su amiga. No le parecía la actitud más adecuada para una situación tan desesperada.

— Dime una cosa: cuando estabas en el laboratorio lograste bloquear a Jénova para que no hiciera más daño a Cloud, ¿verdad? Pues dime: ¿quién te enseñó a hacerlo? — Kanha se relajó un momento para pensar en ello y entendió lo que su amiga le quería decir. — Exacto. Cuando llegue el momento sabrás lo que debas hacer.

— Entonces, ¿por qué te has quedado aquí? ¿Qué quieres que te pregunte?

— Lo más importante ya está dicho. Bueno, tal vez no lo más importante pero sí lo más inmediato. — Lo más inmediato, pero no lo más importante… Pensó la joven para sí.

— Si es cierto que sabes dónde fui durante mi sueño dime cuál es la verdad, ¿en qué mundo debo creer?

— Eso dependerá de qué consideres tú como real. — Se hizo un breve silencio. — Dime: ¿el sentido de responsabilidad que tienes con Gaia es real? ¿Lo que sientes por Cloud lo es?

— Pero eso son sentimientos y eso vive dentro de mí. ¿Qué hay de las cosas físicas? ¿Cómo distingo entre lo que es real y lo que construye mi mente para mí?

— La respuesta sigue siendo la misma. ¿Acaso esta conversación es real? ¿Acaso cuando montas en chocobo no lo es? ¿Y el disparo que recibiste no fue real? ¿Y qué me dices del beso que te dio Cloud? — La chica sintió un cosquilleo en el estómago al recordarlo. — Dime Kanha, ¿dónde estás ahora mismo: meditando bajo la sombra de un árbol junto a Cloud o postrada en una cama de hospital bajo la custodia del doctor Yagoubi? — La joven sintió un vuelco en el corazón al oír el nombre de su médico. Aquello era una prueba muy contundente de que su amiga lo sabía todo. — De hecho, si quieres que te diga la verdad, es mucho más simple, el problema es que el ser humano tiende a complicarlo todo y a buscar preguntas donde no las hay. Mira, tal vez te sea difícil de asimilar, pero lo cierto es que ni Gaia ni la Tierra son “reales”. Lo único real vive dentro de nosotros y tarde o temprano todo eso volverá al Lifestream. Es pura y básicamente la esencia de la vida misma. Nuestros conocimientos, nuestra memoria, nuestros sentimientos… todas esas cosas son las reales de verdad y precisamente son ellas las que nos definen, las que nos hacen únicos. Sólo nosotros decidimos cómo deben ser, es decir, cómo queremos que sean y cómo queremos ser.

— Pero…

— El amor es el sentimiento más poderoso y puro que existe y justamente tu bondad y amor son los que te hacen tan poderosa. ¿Cuántas veces te has preguntado por qué podías usar la magia blanca sin tener la marca? Yo nunca te lo dije porque no lo sabía, pero en el torrente de energía vital descansa la sabiduría de muchos siglos de vidas y una vez en él he encontrado la respuesta que buscabas: eres una humana que ha superado la materialidad de las cosas y entiendes perfectamente la conexión entre todos, el Lifestream reconoce eso en ti y te permite manipular su energía. Lo demás es puro instinto. Yo sólo te di cuatro indicaciones básicas. Imagínate hasta qué punto lo entendiste todo para poder hacer magia blanca antes que la negra, y eso es porque estabas dispuesta a entregar tu energía vital a desconocidos sin esperar nada a cambio, simplemente por el respeto a la vida que sientes. ¿Recuerdas cuando fuimos Midgar y te quedaste ayudando a los heridos de la explosión en el reactor de mako? Ese sólo fue el principio.

— ¿Y por qué no muero cuando me quedo sin energía vital? Cloud me recuerda constantemente lo peligroso que es y lo afortunada que soy de seguir viva.

— Porque el Lifestream no lo permite. Recuerda que Gaia tiene sus propias defensas, como las Armas, pero no son las únicas. Los Cetra también formábamos parte de ellas. Nosotros cuidábamos del planeta y él de nosotros. Era una especie de pacto por la supervivencia y teníamos esa conexión como algo innato, pero nos extinguimos. Tú eres la última con alguna posibilidad, la última con esa conexión.

— Pero yo no soy una Cetra…

— ¿Lo dices porque no desciendes de uno de nosotros? Ese no era un requisito indispensable. Jénova tampoco lo era, convivió con nosotros durante muchos años con el propósito de formar parte de nuestra comunidad, pero nunca fue considerada una de los nuestros, simple y llanamente porque nunca entendió estos valores. Ni siquiera el Lifestream la pudo aceptar. Pero tú eres distinta y sé que dentro de ti lo puedes notar. — Era cierto que Kanha notaba cómo crecía la energía en su interior además de muchas otras cosas de las que no era consciente antes de volver a la Tierra. — No has pasado por la iniciación, por el ritual de conexión, pero no será necesario. Tiempo al tiempo…

— ¿Cuándo sabré que estoy preparada para portar el fragmento de materia blanca?

— Pronto notarás una euforia dentro de ti. Te verás capaz de hacer cualquier cosa. Ese será el indicador de que tu energía vital vuelve a estar en su punto máximo, pero no te dejes llevar cuando llegue ese momento. Debes saber controlarte. Entonces Cloud deberá hacerte entrega del fragmento para que seas tú quien lo lleve encima. La materia te ayudará a canalizar esos sentimientos y así te reservarás para el momento en que necesites toda esa energía que habrás ido acumulando.

— ¿Quieres decir que hasta que ese momento no llegue será mejor que no use la magia?

— Supongo que sería lo mejor, pero éste va a ser un viaje duro y es posible que te necesiten por tus habilidades, por lo que no dudes en usarlas. Y no tengas miedo de usar la magia negra si es por el bien común. Recuerda que la magia blanca requiere tu energía vital, pero la negra recolecta la de los elementos que te rodean, por lo que no te agota y la puedes usar tanto como quieras. — En ese momento sí que tuvo la sensación de que la información más importante ya había sido transmitida, sin embargo, Kanha tenía una gran duda en su interior que no quería dejar sin resolver.

— ¿Realmente pude bloquear a Jénova?

— En el laboratorio, cuando caíste inconsciente Cloud también lo estaba. Sin ti para atormentarte y sin poderle manipular a él se quedó atrapada en un vacío mental por lo que tuvo que improvisar. No sabemos muy bien a través de qué canales consiguió llegar hasta su hijo, pero lo cierto es que ahora ambos conviven en su cuerpo. Eso quiere decir que Cloud está libre de su presencia, aunque no podemos olvidar que en su organismo hay muchas células G del experimento del doctor Hojo que siguen activas y creemos que eso podría alterarle cuando estén el uno frente al otro. Por eso consideramos que es importante que no os separéis. No puedes dejarle solo cuando se enfrente a Sephiroth.

— ¿Creemos? ¿Consideramos? ¿A quiénes te refieres?

— No sé cuánto más podré mantener mi presencia activa, pero cada vez formo más parte del Lifestream y mi yo dejará de existir para formar parte de un nosotros: de todos los que formamos parte del torrente de energía vital.

— ¿Dejaste una parte de ti en Cloud para poder hablar conmigo?

— Te equivocas. Dejé una parte de mí en ti, Cloud sólo es la persona que te proporciona la seguridad y paz que necesitas para llegar hasta un lugar como este, dentro de tu propia mente. Recuerda que la oración y la meditación son la clave para que nuestra fuente de energía no se agote y que la conexión que tenéis vosotros dos es especial. No te separes de él.


— No lo haré.

Aerith


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