domingo, 30 de julio de 2017

Capítulo 32. Highwind

Kanha abrió los ojos y vio a Cloud tal cual lo había dejado antes de viajar a su plano astral interior. El chico la miraba con curiosidad.

— ¿Y bien? — Dijo finalmente.

— Ya está. — Kanha lo tenía bastante claro y creía que no era el momento de dar explicaciones. — No hay tiempo para preguntas. Debemos volver con Vincent y continuar con la meditación. — Y sin tiempo a reacción la chica se levantó y empezó a caminar a paso ligero. Él simplemente se limitó a seguirla.

Pero, ¿qué has visto? ¿Has podido recuperar algún recuerdo que te ayude… que nos ayude?

— No, nada de recuerdos. ¡Mucho mejor! Pero no podemos perder más el tiempo. Debemos seguir centrados. Os lo explicaré todo cuando llegue el momento, de verdad — Cloud tuvo que dar un par de zancadas para no quedarse atrás de lo rápido que caminaba su amiga, lo cual le dio a entender que no tenía sentido insistirle, y en un visto y no visto llegaron hasta donde se encontraba Vincent que se había quedado meditando. Ambos se sentaron junto a él dibujando un triángulo en el suelo, a la sombra de aquel árbol solitario, y ambos empezaron con sus respectivos ejercicios.

La chica estaba muy motivada por las palabras de Aerith, así que decidió concentrarse en su ejercicio de meditación e intentó buscar la paz interior. Primero notó cómo las respiraciones de los tres se acompasaron para seguir el mismo ritmo, después notó su propia energía vital llegando hasta cada una de las células de su cuerpo, creciendo y haciéndose más consistente en cada latido de su corazón. Y no sólo eso, también notaba la de Cloud, cercana y cálida, y la de Vincent, poderosa e intensa. Poco a poco se fueron sumando elementos a su mapa mental y empezó a notar la energía vital de los animales que les rodeaban e incluso de las plantas. Ni siquiera el insecto más pequeño o el brote más tierno se quedaba sin su porción y ella era capaz de notarlas todas. También le llegaba la vibración que emitía el fragmento de materia blanca, guardado en una bolsita de cuero colgada en el cinturón de su amigo. Una paz muy placentera la invadió y bajo su propia presencia notó algo mucho más poderoso, muy lejos de donde se encontraban, pero con tanta acumulación de energía que era imposible no darse cuenta de su presencia: se trataba del Lifestream. Giraba sobre sí mismo formando el núcleo del planeta, dándole vida. Nosotros… recordó la joven. Podía percibirlos todos y cada uno de esos focos y, sin embargo, a pesar de ser tantos, ninguno de ellos era igual. Cada uno brillaba y vibraba de formas distintas. Pero sin lugar a dudas la energía que le gustaba y que reconocía más rápidamente era la de Cloud. ¡Por eso nunca fallo cuando le lanzo un hechizo, porque apunto a su porción de energía vital no a su cuerpo! Y le reconocería en cualquier lugar… Entendió finalmente. También se dio cuenta de que meditando llegaba a conectar con todo este entramado inaccesible para la mayoría de humanos. La meditación y la oración son la clave se repitió mentalmente para sí misma. De pronto la energía de Vincent varió ligeramente y llamó su atención. Oyó como se arrastraban unos pies, pero no tuvo la necesidad de abrir los ojos para saber qué estaba pasando.

— Es hora de volver. — Dijo secamente el joven de pocas palabras y sin más puso rumbo al campamento improvisado.

Cloud también había puesto fin al ejercicio, pero ella no, así que se la quedó mirando en silencio y ella lo sabía.

¿Vamos? Le preguntó mentalmente. En principio era algo cotidiano entre ellos, se habían comunicado así muy a menudo desde que descubrieron que podían hacerlo, pero en aquella ocasión fue como si le estuviera gritando a pleno pulmón directamente en el oído y eso provocó que abriera los ojos sobresaltada, como si se despertara de una horrible pesadilla. El chico tampoco se lo esperaba y también se sorprendió.

— ¿Qué pasa? — Preguntó alarmado. Ella lo miró directamente a los ojos con expresión de sorpresa. Estaba en cuclillas ante ella, esperando una respuesta. Kanha le agarró del brazo.

— Nuestra conexión es muy fuerte. — Dijo recuperando el aliento, como si hubiese descubierto las Américas. Al joven se le escapó la risa porque le pareció que era una reacción desmesurada para aquella afirmación que a él le parecía tan obvia. Entonces le puso la mano firme sobre el hombro y le dedicó una media sonrisa de las suyas.

— Lo sé. — Sentenció. — Será mejor que volvamos. — Estaba atardeciendo y los monstruos más peligrosos salían por la noche.

Kanha se levantó con cierta dificultad porque se le había dormido una pierna, así que su compañero la ayudó. Y una vez en pie su instinto la hizo mirar al cielo. ¡Es precioso! pensó. Las primeras estrellas empezaban a hacer acto de presencia y el firmamento estaba tomando un color anaranjado tirando a rojizo que no era habitual. A Cloud no le pasó por alto esa reacción.

— ¿Nunca habías visto una puesta de sol así? — Ella negó con la cabeza. — Supongo que nunca habías estado tan al norte… Este color se debe al contraste de temperaturas o al menos eso me explicaron cuando estudiaba. — La joven, maravillada, miró a Cloud a los ojos para compartir su ilusión con él, pero algo extraño pasó y él cambió el gesto.

— ¿Qué pasa? — Quiso saber Kanha. Su sonrisa se borró al instante y se puso en guardia secretamente para analizar las energías que les rodeaban, pero no notó ningún cambio en ellas, así que no estaban en peligro, o al menos no a manos de un ser vivo. — ¿Cloud? — Insistió. El chico la miraba fijamente a los ojos, concentrado, pero al oír su nombre volvió en sí.

— Perdona, debe ser por esta luz… Creo que la vista me engaña…— Dijo tocándose la nuca por lo nervioso que se había puesto.

— ¿Qué pasa? ¿Qué has visto? — Insistió.

— Nada, es una tontería…

— Cuéntamelo… — Su curiosidad crecía por momentos.

— Nada… es que… me pareció ver que tenías la marca de la exposición en los ojos, como yo, pero eso es imposible, no has sido expuesta al mako, no puede ser…

— Tienes razón…— Contestó ella bajando la vista al suelo, ocultando su mirada un tanto avergonzada, aunque no tenía motivos para estarlo.

Cuando empezaron a caminar Kanha alzó la vista de nuevo para mirar al cielo. La luz era cada vez más rojiza y, en cierta manera, le recordaba a la del laboratorio del doctor Hojo. A aquella iluminación que tenía la sala en la que se encontraba el escáner ocular para analizar la energía vital de los soldados, en aquel lugar donde vio la marca en los ojos de Reno tan claramente. Entonces se tropezó expresamente con una roca que había en el camino para provocar un encontronazo con su chico. Efectivamente, él reaccionó como esperaba y antes de que llegara a golpearse contra el suelo ya la tenía a salvo en sus brazos.

— Tal vez todavía no estés preparada para tanto trote. — Le dijo suavemente, casi como un susurro.

— Tal vez… — Contestó ella con una amplia sonrisa. Entonces se fijó en los ojos de mako de Cloud. Eran grandes y azules y el resplandor que irradiaban era más intenso bajo esa luz rojiza. Desde luego, no pasaban desapercibidos. La marca… pensó para sí. Yo no la tengo, pero Aerith dice que es cuestión de tiempo, que sólo simboliza la conexión con el Lifestream. Aún no lo entiendo demasiado, pero no creo que sea algo que deba preocuparme. Sus pensamientos no eran compartidos en esta ocasión. Sabía con certeza que ella aún no la tenía porque Cloud se lo hubiera dicho, bajo esa misma luz estarían en igualdad de condiciones, por lo que entendió que si él no hizo ningún comentario era porque no había nada que decir.

— ¿Vamos? — Ella asintió.

Cuando llegaron al campamento, que no les tomó más que un par de minutos, encontraron a todos sus compañeros trabajando en sus quehaceres: Yuffie y Nanaki estaban ordenando y clasificando lo que habían traído de su pequeña expedición, Barret y Tifa ya habían acabado de preparar el lugar y estaban empezando a encender un fuego para ahuyentar a las bestias nocturnas y poder cocinar la cena. Vincent había llegado unos minutos antes que ellos y les estaba ayudando. Los recién llegados se unieron al grupo y Kanha quiso hablar un momento a solas con Tifa. Cloud se dio cuenta, por lo que no quiso inmiscuirse. Cuando el cielo ya estaba oscuro y las estrellas iluminaban el firmamento cenaron alrededor de la hoguera; había llegado el momento de decidir qué hacer.

— ¡Felicidades Yuffie! Hoy hemos recogido bastantes víveres, podríamos continuar un buen tramo con ellos, pero no sabemos cuánto nos tomará este viaje por lo que no nos podemos relajar, ¿de acuerdo? — La joven, feliz por ese reconocimiento público, asintió llena de júbilo. —  Como ya sabéis, Aerith nos dijo que teníamos que ir al continente del Norte, al cráter del que sacaron el cuerpo de Jénova, pero lo cierto es que, por muy rápidos que sean los chocobos de Clive, el océano nos separa de nuestro destino. En otras palabras, cuando lleguemos a la costa necesitaremos un barco.

— Y a ser posible, uno que nos permita llevar a los chocobos con nosotros. — Puntualizó Barret. — De esta manera, cuando estemos en tierra firme, al otro lado, podremos desplazarnos rápidamente.

— Exacto. — Sentenció su compañera de aventuras.

— Entonces, ¿cuál es el plan? — Preguntó Nanaki.

— Lo cierto es que quería preguntaros a Yuffie y a ti si sabéis cómo conseguir ese transporte, ya que vosotros conocéis mejor la zona. — Inquirió Tifa.

— Creo que no os podré ayudar…— Contestó apesadumbrado el guepardo rojo.

— ¿Y por qué no preguntamos en Junon? — Dijo Yuffie con su habitual tono alegre y despreocupado. — Es un lugar conocido por su tecnología. Tal vez podamos conseguir algo incluso mejor que un barco. Además, está bastante cerca. Si salimos al alba con los chocobos creo que estaríamos allí a media tarde.

— No parece un mal plan…— Reflexionó Barret.

— Bien, pues mañana iremos a Junon a ver qué conseguimos. — Sentenció Tifa.

La noche pasó plácidamente y al amanecer partieron rumbo a su nuevo destino. El viaje fue rápido y poco después de parar a comer llegaron a Junon. Enseguida buscaron un lugar donde alojarse y empezaron a preguntar. Realmente era una aldea distinta, con gadgets en cada esquina y acabados robóticos que no dejaban de sorprenderles. Finalmente, sus investigaciones les llevaron a casa de un tal Cid Highwind. Se trataba de un joven rubio y de ojos claros de edad media, como Vincent. Tenía la corpulencia del típico marine estadounidense y se notaba que no tenía ni un pelo de tonto, aunque estaba claro que lo suyo no era la estrategia sino la mecánica. Tifa y Barret quisieron hablar con él a solas, explicarle la situación e intentar que colaborara con la causa. Les costó un poco porque Cid tenía muy claro que no quería volver a trabajar en grandes proyectos. Su paso por Shinra le había agotado todo el entusiasmo y hacía años que no construía nada, pero conmovido por su historia y por su misión no tardó en cambiar de opinión e incluso se mostró entusiasmado con el tema. Tanto fue que les invitó a su casa, pero como ya tenían donde pasar la noche tuvo que conformarse con invitarles a cenar.

— Tengo lo que necesitáis, chicos. — Dijo una vez estuvieron sentados a la mesa. — Yo era el mecánico personal del presidente Shinra y cuando estaba vivo me pidió que le construyera una nave rápida, la más rápida de toda Gaia. Le dediqué mucho tiempo, primero con los proyectos, después con el diseño y finalmente con su construcción. Pero algo falló y nunca llegó a volar. Era mi obra maestra, de verdad, pero por algún motivo no funcionó. Poco después el presidente murió y su hijo me despidió. Me fui sin hacer ruido con la condición de que me dejaran traer mi nave conmigo, así que ellos se encargaron de todo y aquí estamos.

— ¿Nos estás insinuando que esa nave nos podría ser útil? — Exclamó Yuffie incrédula. — Pero si acabas de decir que no vuela, ¿cómo nos podría ser de utilidad?

— El caso es que ya no construyo nada, pero se me partía el corazón abandonando a mi criatura, así que estos años he estado trabajando en ella. Sólo le faltan un par de retoques y creo que estará lista. Es la Highwind y lleva mi apellido porque es mi gran creación. Cuando surque los cielos cortará el viento y llegaremos a cualquier destino mucho antes de lo que creéis.

— Suena estupendo, de verdad, pero es que precisamente tiempo es lo que no tenemos, Cid. — Recordó Tifa.

— ¿Crees que te tomará mucho terminar de hacer esos ajustes? Yo también sé mecánica, tal vez podría echarte una mano. — Se ofreció Barret.

— No, mucho tiempo no. Lo importante es que después funcione. En ese caso podremos partir cuando queráis y estaremos en el continente Norte en cuestión de horas, sino tendremos que quedarnos aquí hasta que el Highwind esté listo. No puedo aseguraros cuánto…

— Está bien. — Tifa quiso cortar su discurso antes de que se volviera negativo y desanimara al grupo. — Creo que esta es nuestra mejor baza de momento. Barret, tú le ayudas con la mecánica. Yo también haré lo que pueda. Vosotros, mientras tanto, entrenad. Estando en una aldea no tenemos por qué preocuparnos ni de los víveres ni de los monstruos, así que centraros en aprovechar el tiempo al máximo. ¿Entendido? — Todos asintieron al unísono. — Genial. Hoy a descansar y mañana nos pondremos manos a la obra.

Después de la cena acudieron a la posada para dormir. Kanha compartía habitación con Tifa y Yuffie. Cloud, Vincent y Barret estaban en la habitación contigua y Nanaki dormía en los establos con los chocobos. La benjamina del grupo realmente era muy joven y como buena niña se quedó dormida poco después de echarse en la cama. Tanta aventura la agotaba, era muy activa y siempre quería ayudar, aprender y colaborar con todo lo que hacía el grupo. Dormir como un bebé era el precio que debía pagar por ello. Tifa la miraba con orgullo, con cierto instinto maternal.

— No fue fácil aceptarla en el grupo. Es muy joven para exponerse a tanto peligro. Pero es muy obstinada y tiene una poderosa determinación bastante difícil de eludir. El caso es que ahora es una de nosotros y lucha por el bien común como la que más. Su vida está en nuestras manos y la nuestra en las suyas.

— Todos sabemos a lo que vamos, Tifa. No te preocupes tanto. Además, si no continuamos con esto no habrá futuro para ninguno de nosotros por eso nadie que sea consciente de la envergadura de esta misión se niega a colaborar porque todos queremos un nuevo día en el que despertar. — A Tifa se le cayó una lágrima y abrazó a su amiga. Llevaba el peso de la responsabilidad de todo aquello prácticamente sola y al fin y al cabo era sólo una chica, un ser humano como cualquier otro, con miedo a fracasar.

— Te he echado mucho de menos… ¡Me alegro tanto de que estés de vuelta!

— Yo también… — Kanha sabía que en una situación así debía animarla, que debía decirle algo para subirle la moral. Habitualmente esa no era su función en el grupo, pero llegados a ese punto lo mismo daba hacer un roto que un descosido. — Escucha Tifa. — La muchacha deshizo el abrazo y se sentó junto a ella en el borde de la cama. — Si mañana el Highwind funciona partiremos enseguida hacia el continente Norte, ¿verdad?

— Así es, en cuanto tengamos todos los preparativos listos.

— Bien, pues creo sinceramente que todo saldrá bien, aunque tengamos que enfrentarnos a ellos mañana mismo. — La joven morena se sorprendió ante tal afirmación. — ¡En serio! Míranos: tal vez no seamos tan fuertes como ellos, pero la victoria es nuestra, estoy segura de ello.

— Está bien que tengas tanta confianza en el grupo, pero creo que no haréis mal en aprovechar todo el tiempo que tengáis para entrenar. Barret y yo podremos ayudaros en el combate si fuese necesario, pero los verdaderos guerreros aquí sois todos los demás. Aún no los conoces bien, pero Yuffie, por ejemplo, usa técnicas ninja impresionantes. Es muy hábil en combate, ágil y rápida. Y, aunque no sabe usar la magia, es muy buena en el cuerpo a cuerpo. Nanaki, sin embargo, es un gran mago negro. Por suerte o por desgracia, su paso por el laboratorio del doctor Hojo hizo que desarrollara ese potencial y diría que lo lleva incluso mejor que Cloud. Además, es un ser sumamente inteligente y estratega en el combate. Es alguien a quien escuchar cuando se trata de afrontar un combate difícil. Además, también contamos con Vincent. De él podría decir que es como nuestra arma secreta. Shinra lo da por muerto, así que no cuentan con que alguien como él se ponga en su contra. En cierta manera, es parecido a cuando reclutamos a Cloud porque, al igual que él, trabajó para ellos y los conoce desde dentro. La diferencia es que el entrenamiento para formar parte de los Turcos fue especialmente duro. Lo podemos imaginar, aunque nunca hable de ello. Es bueno con la magia y con el combate cuerpo a cuerpo, como cualquier Soldado, pero además tiene cierta habilidad con las armas de fuego que los demás no tenemos. Por otro lado, su gran fuerte es todo lo que sabe, tanto de Sephiroth como del proyecto Jénova. Como bien sabes, toda información será poca. Y, bueno, a los demás ya los conoces. Mañana cuando entrenéis lo verás todo más claro.

— No necesito que salga el sol para tenerlo más claro, Tifa. — Contestó Kanha con una amplia sonrisa. — Ganaremos esta batalla. Ya lo verás. — Se sentía especialmente positiva y después de escucharla alabar a todos los componentes del grupo de esa manera, mucho más. Estaba tan convencida de que todo saldría bien que contagió un poco a su amiga, por lo que le arrancó una sonrisa.

— ¡Esa es la actitud! — Pero Tifa estaba totalmente agotada, así que se metió en la cama. — Buenas noches. Será mejor descansar. — Concluyó mientras se estiraba de espaldas a ella para dormir.


Kanha la miró con orgullo, pero sin una pizca de sueño ni cansancio. De hecho, llevaba todo el día notando cómo su propia energía vital crecía sin parar y empezaba a sentirse invencible, eufórica. Por lo que antes de dormir se tumbó sobre su cama y volvió a concentrarse en su alrededor, en cada una de las porciones de energía vital que daba vida sus amigos y compañeros de viaje. Quería familiarizarse con todas y cada una de ellas. Sabía que si lo hacía sería capaz de distinguirlos durante el combate y de esa manera le sería más fácil saber a quién dirigir su magia blanca en el momento preciso. La intención era cerrar los ojos y concentrarse en todos ellos, sin embargo, enseguida, y casi instantáneamente, notó la energía de Cloud justo al otro lado de la pared, cálida y poderosa, y no pudo ver nada más allá; todas las demás porciones de Lifestream quedaron relegadas a un segundo plano automáticamente. La chica alargó el brazo en la oscuridad de la noche para tocar la superficie rugosa que los separaba con la punta de los dedos y así intentar acercarse un poquito más a él. Sabía que estaba dormido, que descansaba plácidamente. Lo notaba. La vibración de su energía era calma. Su cerebro le sugirió que debería hacer lo mismo, pero el resto de su cuerpo no se lo permitía. Literalmente no podía: se sentía llena de vida, eufórica por haber descubierto una verdad como un templo. Tan fácil, tan evidente, que pasaba desapercibida ante los ojos de todos: Sephiroth era muy poderoso y temible, pero estaba solo y ellos no. En ese momento notó como su energía vital se disparaba, el corazón parecía que se le iba a salir del pecho y tenía la sensación de que un aura especial la rodeaba, como si estuviera a punto para lanzar un poderoso hechizo. Se sentía llena, capaz de salir corriendo y llegar a nado al continente Norte. No podía quedarse tumbada en la cama con tanta energía en el cuerpo, así que no lo soportó más y se levantó para ir al baño. Debo calmarme o les despertaré. Sin hacer demasiado ruido y sin encender ninguna luz se lavó la cara y apoyó las manos en los bordes de la pica para descansar parte de su peso corporal e intentar relajarse. A continuación, hizo una serie de respiraciones acompasadas y profundas y, como un acto reflejo, se miró al espejo buscando cordura ante una situación que creía que se le estaba yendo de las manos, como si le estuviera dando una especie de ataque. Todos estos pensamientos desaparecieron de su mente de manera instantánea cuando vio lo que vio en su reflejo: en la oscuridad de la noche vio muy claramente cómo sus ojos marrones irradiaban luz mako, verde como la de Aerith, como si hubiese sido expuesta. Cuando estés preparada para llevar el fragmento de materia contigo lo sabrás… Todavía no se ha producido la conexión entre el Lifestream y tú, pero tiempo al tiempo… Como si de una profecía se tratara, las palabras de su amiga cada vez tenían más sentido para ella.

Cid mostrando su obra de arte, el Highwind, a Tifa y a Vincent


viernes, 21 de julio de 2017

Capítulo 31. Answers

¡No puedo creer que Cloud y yo estemos tan conectados! Sabiendo lo que sé no tengo ni las más mínimas ganas de explicar nada y romper la magia. Y él, no entiendo muy bien cómo, lo ha entendido o puede que intuido y me ha pedido explícitamente que aparte el tema hasta que todo esto termine… Claro, que, si me paro a pensarlo y sigo la teoría del doctor Yagoubi, esto es básicamente fruto de mi imaginación, por lo que es normal que estemos tan conectados, más que nada porque forma parte de mí… Pero… es que no puede ser tan simple y retorcido al mismo tiempo. La chica lo miraba como hacía tiempo que no lo hacía, maravillándose de cada detalle en su físico y sintiendo cómo el corazón trotaba bajo su pecho por la pura emoción de estar otra vez a su lado. Por lo que, aunque aparentemente seguían meditando bajo aquel árbol solitario, lo cierto era que ella acariciaba cada centímetro de su compañero analizando y disfrutando de cada momento como si fuese el último. Y aunque su conexión con él no era la misma y Cloud no podía oír todo lo que ella pensaba, eso no quería decir que fuese totalmente ajeno a su preocupación (la que le generaba aquel debate interno de decidir qué era real y qué no lo era) y a su acoso visual.

Vincent. — Dijo firmemente después de perder la concentración bajo la intensa mirada de Kanha. El ex Turco abrió lentamente los ojos, como si estuviese un tanto aletargado. — ¿Te importa seguir sólo con la meditación? Kanha y yo vamos a hacer un ejercicio de los que Aerith me recomendó. — Su respuesta fue un leve asentimiento y volvió a cerrar los ojos.

Cloud se levantó ágilmente y, una vez más, tendió su mano para ayudarla a ponerse de pie, detalle que ella aceptó de buen grado.

¿De qué ejercicio se trata? — Quiso saber la joven mientras caminaban, una vez se habían alejado de su compañero.

— Lo cierto es que simplemente quiero que paseemos. — Seguían agarrados de la mano y Kanha se ruborizó al darse cuenta. — ¿Te molesta? — Preguntó el chico notando su incomodidad

— ¡No, qué va! Sólo es que te noto distinto…— No era normal que estuviera tan accesible, tan cercano…

— ¿En qué sentido?

— Bueno… Podría decir que antes del incidente eras mucho más reservado.

— ¿Y qué más?

— No sé. Aún no llevo consciente lo suficiente.

— Pues siento decepcionarte, pero sigo siendo el mismo.

— ¿Decepcionarme? ¡En absoluto! Y celebro que sigas siendo tú, porque precisamente tú eres… — Y entonces calló. Kanha estuvo a punto de irse de la lengua, pero se dio cuenta a tiempo.

— ¿Qué soy? — Quiso saber el joven rubio parando de caminar y colocándose delante de la chica para captar su mirada y toda su atención, pero ella estaba avergonzada por saber tanto y tener que callarlo. No se sentía cómoda guardando un secreto tan grande y mucho menos a sus amigos y en especial a él, que era algo más.

— Lo siento, Cloud. Prefiero aparcar este tema hasta acabar con nuestra misión. — Él dudó unos instantes. Seguramente no se esperaba esa respuesta y lo cierto es que se mostró un tanto decepcionado, pero también fue su propio consejo y era justo que lo siguieran. Entonces, sin soltar a su chica, se hizo a un lado y reanudaron la marcha.

— Aerith me dijo que cuando despertaras estarías un tiempo dudando, pero que pronto encontrarías de nuevo tu sitio para poder seguir avanzando hacia nuestro destino.

— ¿Y te habló de ese destino?

— Me dijo que tú debías invocar a Sagrado, que el fragmento de materia blanca era importante, pero que no valía para nada sin ti. Por eso Tifa se negó a dejarte atrás por muy inconsciente que estuvieras.

— Pero a mí no me enseñó a invocar un hechizo tan poderoso.

— Lo sé. Pero dijo que tampoco te enseñó a hacer otras cosas que finalmente sí pudiste hacer, aunque eso te costó llevar tu energía vital hasta el límite. Y si te soy sincero, me parece un milagro que estés hoy aquí paseando conmigo. Porque, teniendo en cuenta que no has estado expuesta a la energía mako, es increíble que pudieras llegar tan lejos con la magia blanca.

— No entiendo muy bien a qué te refieres…

— No importa. Todo se irá poniendo en su sitio. Sólo necesitamos un poco más de tiempo. El problema es que ese factor tampoco está de nuestro lado…

— Vaya… Por cierto, ¿cuál es el ejercicio que vamos a practicar? — Kanha se acababa de acordar el motivo por el que habían dejado a Vincent atrás, pero simplemente estaban paseando agarrados de la mano.

— Ya lo estamos haciendo. — La joven se sorprendió y no entendió nada, así que él enseguida completó su respuesta. — Como te he dicho antes, Aerith me advirtió de que al principio estarías un poco confundida. Me pidió que estuviera a tu lado, que te hiciese sentir cómoda y sobretodo que te informara de todo, que te diera todos los detalles de lo que pasó y de lo que tenemos previsto hacer.

— Así, ¿puedo preguntar cualquier cosa?

— Por supuesto. — La chica se sintió dichosa: nunca antes había tenido su consentimiento tan rotundamente como en aquella ocasión. Por fin, tenía licencia para preguntar cualquier cosa sin sentirse vetada, pero creyó que había llegado el momento de dejar las preguntas a un lado y centrarse en las respuestas.

— En ese caso… ¿puedes mirarme fijamente a los ojos? Quiero probar algo… — El chico entendió a la primera por dónde iban los tiros y estaba dispuesto a satisfacerla.

— Está bien. Pero primero sentémonos. — Sabiendo lo que había pasado en el pasado, Cloud prefirió ser prudente; no quería que su compañera se desmayara o que perdiera las fuerzas y pusiera en riesgo su integridad física golpeándose contra el suelo.

Pronto encontraron un árbol y se sentaron bajo su sombra. Cloud, con la espalda bien erguida, la miró directamente a los ojos y al principio no pasó nada, pero pronto la joven empezó a notar cómo si su cuerpo se volviese más liviano y cómo aquel azul luminiscente tan característico de su amigo la iba envolviendo. Enseguida se vio rodeada por esa luz etérea propia de la energía vital y supo que estaba dentro, pero no era como las otras veces: el azul se transformó en verde y además empezó a bajar la intensidad lo que le permitió ver que un vacío negro la rodeaba. La joven flotaba en él, aunque no podía ver su propio cuerpo, pero sí sentirlo. De pronto, algo llamó su atención y se centró en intentar identificarlo. Al principio no sabía muy bien lo que era, la iluminación era demasiado tenue para distinguir algo en aquel espacio tan amplio, pero flotando y muy despacio se iba acercando a ella. Kanha se puso en guardia porque la única persona que podría estar allí dentro con ella era Jénova, pero enseguida se relajó porque la energía que desprendía aquel ser no era negativa, muy al contrario.

— Has vuelto… — Aquella voz era dulce y amable. Enseguida la reconoció y la joven se emocionó mucho al oírla.

No puede ser… — Aquello que se acercaba a ella cada vez tenía más forma y poco a poco se dibujó como un cuerpo humano.

— Sabía que este momento llegaría, pero temía que fuese demasiado tarde.

— ¿Cómo es posible? — Se trataba de una joven que vestía de rosa y llevaba el pelo recogido en una cola.

— ¿El qué?

— Aerith, ¿eres tú? — Se miraron a los ojos y el verde luminiscente que las envolvía empezó a cobrar sentido.

— Así es. — La alegría que invadió a la muchacha fue indescriptible. Sintió el deseo de abrazarla y de llorar sobre su hombro, pero sin brazos físicos era algo complicado.

— Pero Sephiroth te… — Murmuró Kanha recordando el relato de su amigo.

— Cierto, pero eso solo acaba con la vida del cuerpo, sobre todo en el caso de los Cetra. Ya te lo expliqué, ¿no?

— Sí… — En aquel momento no se acordaba muy bien de cuándo, pero si recordaba que le había dicho algo así como que los Cetra conservaban su porción de energía vital y que simplemente esperaban para volver a ocupar un ser vivo, que por eso eran tan sabios y que así mantenían sus recuerdos y conocimiento.

— Sé que has pasado por mucho hasta llegar aquí. Sé más de lo que piensas que sé.

— ¿Y eso? — Ni se le pasó por la cabeza poner en duda lo que decía.

— Porque cuando estamos en este estado tenemos un nivel de percepción mucho más alto. Pero creo que ha llegado el momento de resolver dudas. No sé cuánto tiempo podremos mantener una conversación así. Piensa que ahora soy pura energía y que no me queda mucho antes de formar parte del Lifestream de manera definitiva. — Entonces recordó que su amiga le había dicho que no quería conservar más su porción de energía vital y que la próxima vez que muriera se entregaría al Lifestream, por lo que perdería su esencia. En ese momento la imagen borrosa de Aerith se empezó a difuminar hasta desaparecer del todo, como si fuese un espejismo. Kanha se alteró pensando que la estaba perdiendo. — Tranquila, si no me muestro como una imagen para mí es más fácil permanecer activa. Tenemos mucho de qué hablar y no sé de cuánto tiempo disponemos. Así que pregunta lo que quieras. — La joven estuvo a punto de empezar a bombardearla a preguntas, pero enseguida entendió la magnitud real de las palabras de su amiga y de que no podría hablar con ella de todo lo que querría, de que no podrían tener una conversación convencional. Pero, lo cierto es que ya hacía mucho que había aceptado que en Gaia nada lo era.

— ¿Estás al día de lo que ha ido sucediendo? — Esa fue su primera pregunta.

— Por supuesto, siempre he estado con vosotros.

— Así sabrás que vamos al norte y que pronto nos enfrentaremos a Sephiroth y Jénova.

— Sí…

— Por lo que debo aprender a utilizar Sagrado y tú debes enseñarme.

— Vaya… ¡Directa al grano! Tienes razón. Será mejor que nos centremos. — Aerith hizo un breve pausa, como si tomara aliento para empezar una larga explicación, pero no se oyó ningún tipo de respiración. — Cloud tiene el fragmento de materia blanca y precisamente lo tiene él para protegerte, porque hiciste un viaje muy largo que te desgastó enormemente.

— ¿Cómo…? — Empezó a decir, pero Aerith no había acabado de hablar y el tiempo apremiaba.

— Sé dónde fuiste. Sé lo que hiciste. Entiendo tus dudas, pero escúchame atentamente, por favor. — Kanha tenía el corazón en un puño ante tales afirmaciones, pero tuvo que morderse la lengua porque sabía que su curiosidad no sería productiva en ese momento. — Tú energía no es lo bastante consistente aún para usar de nuevo la magia. Yo te ayudaré a estabilizarla, pero debes meditar y seguir los ejercicios que te enseñé. Cloud te ayudará con eso, también se los enseñé a él. Cuando estés preparada te quedarás con la materia blanca y, como al principio de todo, te la pondrás como si fuese una joya, en contacto directo con tu piel. El fragmento volverá a conectar contigo, con tu núcleo vital, y acelerará el proceso, por lo que pronto estarás preparada para invocar a Sagrado.

— Pero ¿cómo lo haré? Justamente eso es lo que me intriga más. ¿Cómo debo invocar a Sagrado?

— Creo que eres demasiado racional. Debes dejarte llevar un poco más…

— ¡No juegues conmigo! ¿Cómo puedes hablar tan despreocupadamente de algo tan importante? No puedes dejar algo así al azar. ¿Qué pasa si no reacciono como esperas? ¡Gaia será destruida! ¿Es que no te das cuenta de lo importante que es? ¡Si todo depende de mí no puedes hacerme esto! — Kanha se estaba alterando ante la parsimonia de su amiga. No le parecía la actitud más adecuada para una situación tan desesperada.

— Dime una cosa: cuando estabas en el laboratorio lograste bloquear a Jénova para que no hiciera más daño a Cloud, ¿verdad? Pues dime: ¿quién te enseñó a hacerlo? — Kanha se relajó un momento para pensar en ello y entendió lo que su amiga le quería decir. — Exacto. Cuando llegue el momento sabrás lo que debas hacer.

— Entonces, ¿por qué te has quedado aquí? ¿Qué quieres que te pregunte?

— Lo más importante ya está dicho. Bueno, tal vez no lo más importante pero sí lo más inmediato. — Lo más inmediato, pero no lo más importante… Pensó la joven para sí.

— Si es cierto que sabes dónde fui durante mi sueño dime cuál es la verdad, ¿en qué mundo debo creer?

— Eso dependerá de qué consideres tú como real. — Se hizo un breve silencio. — Dime: ¿el sentido de responsabilidad que tienes con Gaia es real? ¿Lo que sientes por Cloud lo es?

— Pero eso son sentimientos y eso vive dentro de mí. ¿Qué hay de las cosas físicas? ¿Cómo distingo entre lo que es real y lo que construye mi mente para mí?

— La respuesta sigue siendo la misma. ¿Acaso esta conversación es real? ¿Acaso cuando montas en chocobo no lo es? ¿Y el disparo que recibiste no fue real? ¿Y qué me dices del beso que te dio Cloud? — La chica sintió un cosquilleo en el estómago al recordarlo. — Dime Kanha, ¿dónde estás ahora mismo: meditando bajo la sombra de un árbol junto a Cloud o postrada en una cama de hospital bajo la custodia del doctor Yagoubi? — La joven sintió un vuelco en el corazón al oír el nombre de su médico. Aquello era una prueba muy contundente de que su amiga lo sabía todo. — De hecho, si quieres que te diga la verdad, es mucho más simple, el problema es que el ser humano tiende a complicarlo todo y a buscar preguntas donde no las hay. Mira, tal vez te sea difícil de asimilar, pero lo cierto es que ni Gaia ni la Tierra son “reales”. Lo único real vive dentro de nosotros y tarde o temprano todo eso volverá al Lifestream. Es pura y básicamente la esencia de la vida misma. Nuestros conocimientos, nuestra memoria, nuestros sentimientos… todas esas cosas son las reales de verdad y precisamente son ellas las que nos definen, las que nos hacen únicos. Sólo nosotros decidimos cómo deben ser, es decir, cómo queremos que sean y cómo queremos ser.

— Pero…

— El amor es el sentimiento más poderoso y puro que existe y justamente tu bondad y amor son los que te hacen tan poderosa. ¿Cuántas veces te has preguntado por qué podías usar la magia blanca sin tener la marca? Yo nunca te lo dije porque no lo sabía, pero en el torrente de energía vital descansa la sabiduría de muchos siglos de vidas y una vez en él he encontrado la respuesta que buscabas: eres una humana que ha superado la materialidad de las cosas y entiendes perfectamente la conexión entre todos, el Lifestream reconoce eso en ti y te permite manipular su energía. Lo demás es puro instinto. Yo sólo te di cuatro indicaciones básicas. Imagínate hasta qué punto lo entendiste todo para poder hacer magia blanca antes que la negra, y eso es porque estabas dispuesta a entregar tu energía vital a desconocidos sin esperar nada a cambio, simplemente por el respeto a la vida que sientes. ¿Recuerdas cuando fuimos Midgar y te quedaste ayudando a los heridos de la explosión en el reactor de mako? Ese sólo fue el principio.

— ¿Y por qué no muero cuando me quedo sin energía vital? Cloud me recuerda constantemente lo peligroso que es y lo afortunada que soy de seguir viva.

— Porque el Lifestream no lo permite. Recuerda que Gaia tiene sus propias defensas, como las Armas, pero no son las únicas. Los Cetra también formábamos parte de ellas. Nosotros cuidábamos del planeta y él de nosotros. Era una especie de pacto por la supervivencia y teníamos esa conexión como algo innato, pero nos extinguimos. Tú eres la última con alguna posibilidad, la última con esa conexión.

— Pero yo no soy una Cetra…

— ¿Lo dices porque no desciendes de uno de nosotros? Ese no era un requisito indispensable. Jénova tampoco lo era, convivió con nosotros durante muchos años con el propósito de formar parte de nuestra comunidad, pero nunca fue considerada una de los nuestros, simple y llanamente porque nunca entendió estos valores. Ni siquiera el Lifestream la pudo aceptar. Pero tú eres distinta y sé que dentro de ti lo puedes notar. — Era cierto que Kanha notaba cómo crecía la energía en su interior además de muchas otras cosas de las que no era consciente antes de volver a la Tierra. — No has pasado por la iniciación, por el ritual de conexión, pero no será necesario. Tiempo al tiempo…

— ¿Cuándo sabré que estoy preparada para portar el fragmento de materia blanca?

— Pronto notarás una euforia dentro de ti. Te verás capaz de hacer cualquier cosa. Ese será el indicador de que tu energía vital vuelve a estar en su punto máximo, pero no te dejes llevar cuando llegue ese momento. Debes saber controlarte. Entonces Cloud deberá hacerte entrega del fragmento para que seas tú quien lo lleve encima. La materia te ayudará a canalizar esos sentimientos y así te reservarás para el momento en que necesites toda esa energía que habrás ido acumulando.

— ¿Quieres decir que hasta que ese momento no llegue será mejor que no use la magia?

— Supongo que sería lo mejor, pero éste va a ser un viaje duro y es posible que te necesiten por tus habilidades, por lo que no dudes en usarlas. Y no tengas miedo de usar la magia negra si es por el bien común. Recuerda que la magia blanca requiere tu energía vital, pero la negra recolecta la de los elementos que te rodean, por lo que no te agota y la puedes usar tanto como quieras. — En ese momento sí que tuvo la sensación de que la información más importante ya había sido transmitida, sin embargo, Kanha tenía una gran duda en su interior que no quería dejar sin resolver.

— ¿Realmente pude bloquear a Jénova?

— En el laboratorio, cuando caíste inconsciente Cloud también lo estaba. Sin ti para atormentarte y sin poderle manipular a él se quedó atrapada en un vacío mental por lo que tuvo que improvisar. No sabemos muy bien a través de qué canales consiguió llegar hasta su hijo, pero lo cierto es que ahora ambos conviven en su cuerpo. Eso quiere decir que Cloud está libre de su presencia, aunque no podemos olvidar que en su organismo hay muchas células G del experimento del doctor Hojo que siguen activas y creemos que eso podría alterarle cuando estén el uno frente al otro. Por eso consideramos que es importante que no os separéis. No puedes dejarle solo cuando se enfrente a Sephiroth.

— ¿Creemos? ¿Consideramos? ¿A quiénes te refieres?

— No sé cuánto más podré mantener mi presencia activa, pero cada vez formo más parte del Lifestream y mi yo dejará de existir para formar parte de un nosotros: de todos los que formamos parte del torrente de energía vital.

— ¿Dejaste una parte de ti en Cloud para poder hablar conmigo?

— Te equivocas. Dejé una parte de mí en ti, Cloud sólo es la persona que te proporciona la seguridad y paz que necesitas para llegar hasta un lugar como este, dentro de tu propia mente. Recuerda que la oración y la meditación son la clave para que nuestra fuente de energía no se agote y que la conexión que tenéis vosotros dos es especial. No te separes de él.


— No lo haré.

Aerith