domingo, 25 de septiembre de 2016

Capítulo 9. Lost in his memories

Cuando se hizo de día Barret abandonó el campamento para subir a una colina cercana y enseguida estuvo de vuelta.

— Tifa, tenías razón: la granja está al otro lado. ¿Estás segura de que debemos ir? — Kanha no se había acostumbrado a oírle hablar sin proferir ningún gruñido ni gestos hostiles y esa voz grave y profunda la sobresaltó aunque intentó que no se le notara. Tal vez fuese la segunda vez que le oía hablar desde que lo conocía…

— ¡Por supuesto! Imagino que ya sabréis que allí no encontraremos tiendas, pero estoy segura de que nos podremos quedar unos días, reponer fuerzas durmiendo en cómodos colchones de paja e incluso reforzar nuestras armas. Tal vez nos toque trabajar un poco, pero creo que a estas alturas es nuestra mejor opción. Aún nos queda un largo camino por recorrer hasta la siguiente aldea… ¿Qué te parece, Cloud? — El chico estaba allí pero un tanto ausente, por lo que la pregunta de su amiga le pilló un poco por sorpresa.

— Creo que aún estamos demasiado cerca de Midgar. — Dijo sin rastro alguno de entusiasmo.

— ¿Cerca? ¡Pero si llevamos más de una semana de viaje sin prácticamente parar! — Exclamó Kanha. No le gustaba acampar, no le gustaba dormir con miedo a ser atacada, no le gustaba aprender a pelear y sobretodo no soportaba ver a Cloud con una actitud tan pesimista. Él la miró muy serio, casi sin ganas de hablar.

— Me ha pedido mi opinión y eso es lo que creo. Si quiere preguntar a los otros tal vez piensen cosas distintas. — Kanha prefirió callar y que los demás decidieran. Al fin y al cabo ella era la que menos sabía.

— No voy a preguntar más. Recojamos todo esto y vayamos para allá. Aparcaremos cerca, pero fuera de la barrera protectora para que no nos detecten. Iré yo primera y tantearé el terreno. Vosotros me esperaréis en el camión. Según lo que vea haremos. ¿Alguna objeción? — A todos les pareció bien y accedieron a seguir su plan. — No podemos olvidar que nos están buscando, así que debemos ser precavidos. — Sin mucho más que añadir recogieron el campamento y se pusieron en marcha.

Aeirht, Cloud y Kanha montaron en la parte trasera para ocultarse de posibles miradas indiscretas y Barret y Tifa ocuparon su lugar en la cabina de conducción. Había mucho silencio y de pronto la joven florista se acurrucó un poco y cerró los ojos.

— Voy a dormir un rato. Ya me avisaréis. — Y sin esperar respuesta se cubrió con la capa que Cloud habitualmente utilizaba para disfrazarse.

Sentados el uno enfrente del otro y aparentemente sin vigilancia sospechosa conectaron para hablar en silencio. Por mucho tiempo que pasara con él, Kanha no dejaba de sentirse atrapada por esos enormes ojos luminiscentes cada vez que lo hacían.

Tifa es muy convincente, seguro que no habrá problema.

No es eso. No estoy preocupada. Tengo un mal presentimiento. Solo eso.

¿Un mal presentimiento?

Sí, cuando sabes que algo va a salir mal aunque no tengas motivos para pensarlo.

¡Sé lo que es un mal presentimiento! Y yo también lo tengo. Esta noche no he dormido bien a causa de eso, pero creo que dadas las circunstancias esa granja es nuestra mejor opción. Nos dará cobijo y…

De repente, Kanha se vio engullida por el resplandor de los ojos de su acompañante y las palabras que se arremolinaban en su mente se fueron difuminando hasta formar parte de un rumor ininteligible que oía de fondo. Pronto todo lo que había a su alrededor desapareció en un remolino azul dando paso a nuevas imágenes.

Centenares de jóvenes hacían fila para entrar por unas puertas. Aquello era Midgar. Aunque no había estado en esa zona, la estética no dejaba lugar a dudas, sobretodo porque estaban aquellas enormes rendijas desde las cuales los habitantes de la ciudad tiraban sus desechos a los Suburbios. Los chicos y chicas que esperaban hablaban entre ellos y, a pesar de que no los oía, percibía lo que sentían: estaban nervioso y ansiosos por entrar y enfrentarse a algún tipo de prueba. Cloud, con su pelo rubio, destacaba visiblemente entre el resto. Él estaba preocupado y lo compartía con los que estaban cerca de él. Avanzaban muy lentamente y eso les hacía ponerse más nerviosos. Cuando por fin entraron se encontraron en una sala enorme con una tarima sobre la cual había un soldado vestido de negro que les dio indicaciones de lo que tenían que hacer. Tras unos instantes se dispersaron dejando la sala libre para que otro pelotón de reclutas entrara desde las filas que había formadas en el exterior del edificio. Nadie sabía a ciencia cierta cuál era el proceso exacto para entrar a formar parte de Soldado y eso les intimidaba un poco. Sin embargo, un Cloud joven y asustado prefería tragarse sus miedos para seguir adelante y hacer lo que fuese necesario para conseguir su sueño.

¿Sigues ahí?

La joven oyó el eco de la voz de su compañero, en la lejanía de su mente, y el azul que difuminaba su visión se arremolinó en dos puntos fijos ante ella: sus ojos.

¿Puedes oírme?

Aún estaba fuera de sí con la vista enturbiada cuando él se le acercó y empezó a darle golpecitos en la mejilla con la palma de la mano para espabilarla.

— Kanha, ¿me oyes? — Dijo finalmente en voz alta.

La joven apoyó la cara en su mano. El calor que desprendía le reconfortaba. No quería abandonar el limbo azul en el que se encontraba. Allí no tenía miedo, no necesitaba sus recuerdos y no tenía por qué preocuparse por nada ya que era una mera espectadora. Pero Cloud era algo más que una visión, más que una simple vía de escape. Aún no sabía qué exactamente, pero era alguien importante para ella y sentirse tan unida a él era incluso placentero. Sin embargo, por mucho que quisiera seguir en ese estado, la verdad era que volvía a tocar con los pies en el suelo, que su voz la había traído de vuelta.

— Me gustó más la otra vez. — Dijo con los ojos cerrados y sujetando la mano de su amigo para intentar prolongar la situación cuanto pudiera.

— ¿Cómo? — El muchacho no entendía por dónde iban los tiros. Entonces ella abrió los ojos y le enfrentó conectando de nuevo.

Hoy ha sido tu voz. El otro día fue un beso.

Instantáneamente se puso tenso y apartó la mano bruscamente por lo que la joven, aturdida aún, no supo cómo interpretarlo.

¿Has tenido otra visión? Desvió el tema.

Kanha no sabía si contestar o no. Se sintió molesta por ese rechazo que no era un rechazo en sí, pero que a ella le había parecido que sí, no obstante, enseguida pensó que era justo que se lo explicara. Al fin y al cabo, era su propia mente.

Sí.

¿Y qué has visto esta vez?

Creo que era cuando llegaste a Midgar. Estabas entre mucha gente de tu edad y esperabais vuestro turno para entrar a un edificio. Un soldado os dio unas indicaciones pero no he podido oírlas. De momento, parece que solo puedo ver lo que pasa. Así que no sé qué os dijo, solo que tras un breve discurso cada uno sabía qué debía hacer y os dispersasteis. Nada más. Lo siguiente ha sido tu voz en mi cabeza y como eras lo único que podía oír me he desconcentrado y he vuelto a la realidad. Cloud puso una cara rara. ¿Pasa algo?

No. Contestó secamente. En ese momento el camión paró y el motor se detuvo. Se oyeron unos golpes en la pared y el chico se levantó.

— Hemos llegado. Tifa ya se va y me ha pedido que haga guardia con Barret. Necesito mi capa. — Dijo destapando a Aerith sin compasión. Kanha se sorprendió al ver que la joven tenía los ojos bien abiertos y que lo miraba con cierto desprecio. Creyó que tal vez había estado escuchando. Él no prestó atención a los detalles y simplemente les dio la espalda para abandonar la parte trasera del vehículo sin mediar palabra.

— No sé cómo le aguantas… — Dijo cuando el chico salió por la puerta.

— Todos tenemos nuestras afinidades, supongo…

— Ten cuidado con lo que deseas. Ese chico no te conviene. — Kanha no se esperaba un comentario como ese, así que aprovechó el filón y se armó de valor para indagar en lo que su amiga sabía y dejar de sospechar inútilmente.

— Tú sabes algo y no me lo quieres contar, ¿verdad?

— Si no te lo quiero contar ¿por qué iba a cambiar de opinión justo ahora? — Respondió tajante.

— ¿Piensas mantenerte en silencio? — Insistió.

— Cuando no se hacen las preguntas adecuadas no se consiguen las respuestas esperadas. Sin embargo, no creo que sea la fuente de información que crees que soy. No sé nada de ti. No tengo ni idea de dónde vienes. Ni siquiera sé cuál es tu verdadero nombre. Lo que sí sé es que ahora eres Kanha y que te estás definiendo con cada decisión que tomas. Tú eres tú y eso es lo que importa de verdad en estos momentos.

— Pero puedo usar magia sin la marca. No lo entiendo…

— Es fácil: cualquiera bendecido por la energía vital puede usarla.

— Entonces….

— Los humanos son muy ignorantes aún. Les falta siglos de estudio para entender el torrente de energía vital que están intentando manipular. Sí que es cierto que se necesita cierta sensibilidad, pero con la instrucción adecuada usar magia es posible para casi cualquiera.

— Hablas de los humanos como si tú no lo fueras…— Aerith soltó una carcajada.

— No se te escapa una, ¿eh? Claro que soy humana, pero no como los demás. Por eso tengo la marca.

— ¿Has estado expuesta?

— Se podría decir que sí… — En aquel momento la joven florista hizo un gesto extraño como si un ruido la hubiera molestado. — Pero ahora no es momento para eso. Ya hablaremos de todo más adelante. Centrémonos en lo importante. Ya sabes que yo no quería venir, pero me he dado cuenta de que ésta es también mi batalla, que si realmente quiero proteger a las flores tengo que erradicar lo que las mata. No sé por qué llegaste a nosotros, pero entiendo que tu presencia aquí debe tener un motivo. Debo enseñarte todo lo que sé de magia blanca antes de que nos separemos. Ahora nuestro destino es incierto y debemos aprovechar cada segundo que tengamos. No te despistes con ese chico, céntrate en él. — Aerith hizo una pausa, como si pensara bien cómo iba a decir las próximas palabras. — Tenéis una conexión especial, sólo hay que ver cómo cambia de actitud cuando está contigo, deja de ser frío y distante para ser una persona normal. Quién sabe lo que pasará en el futuro. El futuro es incierto por lo que hay que vivir el presente. Quédate con cada detalle y disfrútalos, pero no pierdas nunca tu rumbo. Indaga en él, en vuestro vínculo. Estoy segura de que os será útil y que os hará fuertes ante adversidades venideras. — Entonces oyeron la voz de Tifa en el exterior y Aerith agarró a su amiga de la mano para que no se desconcentrara y escuchara atentamente lo que tenía que decirle. — He cambiado de opinión y quiero ser un activo en esta misión. Os enseñaré cómo usar la magia a todos. En Soldado dicen que es mejor empezar por la magia negra porque es más fácil de manipular, pero se equivocan. Sólo los Cetra entendían el torrente de energía vital y veo que sigue siendo así…

En aquel momento Barret abrió la puerta del transporte y Cloud entró seguido por una Tifa totalmente entusiasmada.

— ¡Ha sido genial! Podemos ir cuando queramos. Hay sitio para todos y podremos descansar una temporada. — Enseguida su amigo de la infancia la interrumpió.

— Creo que no deberíamos perder más tiempo. Aquí estamos más expuestos de lo que creéis y os recuerdo que son los Turcos los que nos persiguen… — El chico seguía serio.

— No voy a dejar que me atrapen. — Dijo firmemente Aerith sin venir demasiado a cuento, cosa que pilló a todos por sorpresa. — Voy a colaborar con vuestra causa y voy a enseñaros a usar la magia.

— Pero no hemos sido expuestos… — Dijo Tifa como si estuviera diciendo una insensatez e intentara hacerla entrar en razón.

— Ella tampoco —dijo señalando a Kanha—  y, sin embargo, ya es mejor maga que un soldado raso. — Cloud se molestó visiblemente por el comentario ya que se sintió directamente aludido, pero no quiso decir nada para no empezar una conversación que sabía de sobras que podía ser muy desagradable para él. — En cuanto nos acomodemos en la granja os enseñaré las bases de la magia y después decidiremos qué hacer. Voy a luchar por la salvación del planeta, por eso no me puedo dejar atrapar por los Turcos. Sé lo que quieren y no es precisamente eso.

 

Cloud

No hay comentarios:

Publicar un comentario